La Fundación Diabetes Uruguay (FDU) y otras asociaciones de pacientes, incluido el grupo de padres de niños con diabetes tipo 1, se reunieron la semana pasada con los representantes de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados y se manifestarán el miércoles, Día Mundial de la Diabetes, frente al Ministerio de Salud Pública (MSP). Ambas jornadas persiguen los mismos propósitos: por un lado, concientizar a la población sobre esta condición que afecta la cantidad de glucosa en sangre; por otra parte, reclamar a los legisladores avances en la actualización de la Ley 14.032, “Adopción de medidas sanitarias sociales y laborales para diabéticos”, vigente desde 1971. Además, le reclaman al laboratorio Abbott que comercialice en Uruguay el Freestyle, un dispositivo subcutáneo para el control de la glucosa, menos invasivo que el método actual.

Gisele Mosegui, presidenta de FDU, en diálogo con la diaria explicó que el miércoles se firmará un petitorio que trasladarán a la casa matriz de Abbott, porque no han tenido respuestas de sus sedes en Uruguay ni en Argentina. “Es un producto nuevo que nunca han importado a nuestro país; hemos tenido contacto pero desde marzo no nos responden”, detalló, y agregó que “el MSP autorizó rápidamente la comercialización del dispositivo cuando el laboratorio lo registró, porque ellos también están muy interesados en que llegue a Uruguay, ya que hay un montón de usuarios que lo están utilizando y no se está teniendo un respaldo técnico porque el laboratorio no está instalado para venderlo”.

El Freestyle es un sensor subcutáneo que se coloca en el brazo de la persona diabética y se cambia cada 14 días. Permite controlar los valores de glucemia sin tener que pincharse: simplemente se pasa un lector sobre el sensor y da el valor de glucosa en sangre; además, indica la tendencia del valor de azúcar en sangre, es decir si está subiendo o bajando y a qué velocidad, información con la que se pueden prever varias situaciones de descontrol.

Asimismo, contar con ese dispositivo sería una ventaja para los niños. Según explicó a la diaria Lucía Suárez, integrante de la asociación de padres, los niños con diabetes tipo 1 tienen que ser controlados en promedio unas 13 veces al día; eso implica, además de dolor por los constantes pinchazos y pérdida de sensibilidad en la yema de los dedos, que los niños dependan de sus cuidadores. Por ejemplo, Suárez debe ir cada una hora aproximadamente a controlar a su hijo de cuatro años a la escuela. “Es muy difícil, y ya después de tantos años los nenes corren, se molestan y es mucho más complicado controlarlos”, dice.

Sobre el tiempo en la escuela, Suárez comentó que la Administración Nacional de Educación Pública está trabajando en un protocolo para contemplar estas situaciones, ya que tal como están establecidas las normas, una maestra no puede hacerles controles ni administrarles medicación hasta que llegue una emergencia médica o un tutor, y eso es muy peligroso porque los síntomas se pueden disparar rápidamente.

Escenario

Con respecto a los avances en la ley, en la reunión de la semana pasada los diputados informaron a los pacientes que “lo más probable” es que no se llegue con un texto terminado al final de esta legislatura, según afirmó Mosegui. Las asociaciones esperaban llegar a una media sanción este año, “porque es algo en lo que todos nos dicen que están de acuerdo, falta escribirlo solamente”, subrayó. La FDU presentó un proyecto de ley, que contó con el apoyo de 20 legisladores de la oposición, que fueron quienes presentaron el proyecto; por su parte, los diputados frenteamplistas, en consulta con el MSP, elaboraron otro proyecto de ley.

Ambos textos coinciden en modificar la Ley 14.032 para que la diabetes, por sí sola, no sea un impedimento para conducir vehículos de transporte colectivo o aviones ni para integrar las Fuerzas Armadas, la Policía o el cuerpo de Bomberos. La propuesta es quitar ese impedimento y que el médico tratante emita un comprobante de aptitud laboral, dejando constancia de que la persona está en tratamiento. Ambos proyectos coinciden, también, en que las personas privadas de libertad y las que están en situación social y económica vulnerable tengan acceso a una alimentación saludable.

Sin embargo, las organizaciones y la bancada del Frente Amplio no coinciden en algunos aspectos de la atención sanitaria: la FDU pide que las instituciones cuenten con un equipo interdisciplinario para atender a todas las personas con diabetes, mientras que el oficialismo considera que no necesariamente todas las personas que tienen diabetes tipo 2 (más común y menos severa que la tipo 1) requieran ese nivel de asistencia. Por otra parte, la FDU reclama que el Poder Ejecutivo implemente mecanismos para la exoneración impositiva a insumos y elementos que necesitan las personas diabéticas, como insulina, jeringas y tiras reactivas para el control de la glucemia. La bancada frenteamplista no incluyó ese punto en el proyecto que elaboró, porque ese tipo de iniciativas tienen que surgir del Poder Ejecutivo, y no fue el caso.