La Facultad de Química de la Universidad de la República, en el marco de sus cursos de educación permanente, organizó un ciclo de tres conferencias bajo el título “Todo sobre cannabis medicinal”, con la finalidad de extender y unir conceptos sobre el uso de esta planta.
En la primera charla, que tuvo lugar el miércoles, los expositores fueron Carlos García Carnelli, profesor adjunto de Farmacognosia y Productos Naturales, y Cecilia Maldonado, profesora adjunta de Biofarmacia y Terapéutica. García Carnelli habló sobre la farmacognosis del cannabis, es decir, el estudio de la planta y sus principios activos. Explicó que la planta de Cannabis sativa contiene más de 500 compuestos químicos reportados hasta el momento, de los cuales los más estudiados son los cannabinoides –exclusivos de esta especie–, los terpenos –los causantes del aroma de la planta– y los flavonoides, que tienen propiedades muy apreciadas como antimicrobianos, anticancerígenos y en la disminución de riesgo de las enfermedades cardíacas.
Un punto fundamental de la disertación de García Carnelli fue la diversidad de quimiotipos del cannabis. Cada quimiotipo tiene distintas proporciones de principios activos –cannabinoides–, por lo que, al elaborar un compuesto medicinal a base de cannabis, resulta clave conocer con absoluta precisión su composición en cannabinoides, especialmente los dos más relevantes: tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD), para lograr los efectos terapéuticos deseados. Otro factor sustancial es la combinación de CBD y THC. Un punto que destacó como extremadamente importante es que el CBD por sí mismo no tiene capacidad de actuar y siempre necesita, por lo menos, pequeñas cantidades de THC para su acción. De esta manera, tener un extracto puro, elaborado exclusivamente con CBD con 0% de THC no va a tener ningún efecto.
Además, García Carnelli remarcó que es el calor lo que vuelve psicoactivo al THC mediante el proceso de descarboxilación. En la planta, los cogollos crudos se encuentran en su estado ácido –ácido tetrahidrocannabinólico (THCA), que no es psicoactivo–, pero que luego del calentamiento –ya sea al prender un porro, al vaporizar los cogollos, al hornearlos o mediante cualquier otro proceso– el THCA se convierte en THC.
Por su parte, Maldonado enfocó su intervención en la farmacodinamia, es decir, la acción de los medicamentos y sus efectos en el organismo. Explicó en profundidad el funcionamiento del sistema endocannabinoide –grupo de receptores cannabinoindes endógenos localizados en el cerebro de todos los mamíferos– que fue descubierto a comienzos de la década de 1990 y que abrió todo un enorme campo de estudio acerca del cannabis. “Este sistema compromete diferentes aspectos. En un principio, y debido a que su uso fue, por decirlo de alguna manera, inadecuado, como droga de abuso, siempre la ciencia se concentró básicamente en sus implicancias con respecto al sistema nervioso central, pero está comprobado que va mucho más allá de eso. Hay que tener en cuenta que este sistema tiene incidencia en muchas partes del organismo y compromete órganos tan disímiles como los del tracto gastrointestinal, el tejido adiposo, los músculos o el aparato cardiovascular, por eso su agonismo o antagonismo puede llegar a dar lugar a efectos bien distintos”, dijo.
La anandamida y el 2-araquidonilglicerol (2-AG) son los principales endocannabinoides que afectan a los receptores cannabinoides que existen en el sistema nervioso central y periférico. El sistema endocannabinoide, afirmó Maldonado, tiene como objetivo mantenernos equilibrados, mantener la homeostasis. Actualmente, debido al mayor conocimiento de este sistema, numerosas enfermedades comenzaron a relacionarse directamente con el desbalance de este sistema. Es por eso que los tratamientos con cannabis medicinal pueden restablecer el equilibrio perdido en enfermedades como el Parkinson, algunos tipos de epilepsia, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, mientras que en otros casos, como la diabetes, antagonizar el sistema endocannabinoide puede ser de utilidad para restablecer el equilibrio y atenuar la patología. “También existe un problema. Si bien el cannabis medicinal puede servir para muchas cosas, hay muchos usos para los que todavía los estudios clínicos no han demostrado efectividad, sino que se está en camino, en etapas preliminares. Ese es un problema, porque la gente ve en internet que el cannabis sirve para todo, pero para muchas cosas no se cuenta con estudios comprobados”, agregó Maldonado.
Como conclusión de la charla, quedó claro que la irrupción del cannabis medicinal y el interés cada vez mayor que genera hacen necesaria la interrelación entre médicos, químicos y otros profesionales para poder seguir investigando en equipos multidisciplinarios, de manera de que sea posible profundizar el conocimiento y el potencial terapéutico del cannabis.
El miércoles 13 tendrá lugar la segunda actividad del ciclo. Marta Vázquez hablará sobre farmacocinética e interacciones del cannabis, y Andrea Rey acerca del uso de cannabis en la epilepsia refractaria en niños. El cierre del ciclo será el miércoles 20; en esa oportunidad Julia Galzerano disertará sobre los usos terapéuticos del cannabis, y Beatriz Luna y Alicia Plá hablarán sobre el marco regulatorio del cannabis medicinal. Todas las charlas del ciclo tienen costo y se realizan en el salón del Centro de Estudios de la Seguridad Social del Banco de Previsión Social.