Betzabé Butrón es una médica peruana, asesora regional en salud de la niñez para la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. La semana pasada participó en el IV Congreso de Comisiones de Salud de los Parlamentos de las Américas, que tuvo lugar en Montevideo; allí asesoró a los legisladores sobre el eje temático 3, “Aseguramiento de derechos en salud sexual y reproductiva y primera infancia”. La doctora también conversó con la diaria sobre los desafíos que enfrentan los estados, en materia de primera infancia, de cara a los próximos años.
Tu charla en el congreso tocaba tres ejes: la primera infancia en la salud, el aprendizaje y la productividad. ¿Qué significa este último punto?
Cuando usamos el término “productividad” para hablar de primera infancia nos referimos al efecto a largo plazo que se obtiene cuando se hace una inversión en los niños más chiquitos. Resulta muy claro para todos cuando escuchan que hay que cuidar a los niños para que puedan estar sanos, y educarlos para que estén mejor preparados para responder a los desafíos que llegan conforme van creciendo. Pero algo que están demostrando los últimos estudios es que cuando se hace una inversión en los más chiquitos, desde la gestación, se convierten en adultos con más chances de tener un trabajo que sea mejor remunerado que los que podrían conseguir quienes no tuvieron una infancia con cuidados enriquecidos durante los primeros años. Lo más interesante es que el efecto no sólo está en la productividad, sino que los adolescentes están menos expuestos a conductas riesgosas para su salud y hay menos posibilidades de que tengan enfermedades cardiovasculares o mentales. Afecta, además, otros aspectos: está comprobado que si se hace una inversión adecuada en primera infancia hay incluso menos encarcelamientos.
¿En qué consiste la estimulación temprana?
Cuando hablamos de dar un cuidado integral en los primeros años de la vida, uno de los componentes es la estimulación. Eso quiere decir que mediante el juego y actividades específicas tratamos de promover que la relación entre el adulto y el niño sea de ida y vuelta, y que el adulto reconozca las señales del niño.
Es claro el rol del educador y del médico en los primeros años de vida, pero ¿qué papel tiene la familia?
Lo más importante para el desarrollo adecuado del cerebro del niño son las relaciones humanas. Con el desarrollo cerebral aumentan las capacidades para aprender, para controlar sus impulsos, para establecer prioridades y mantenerse estable aun estando sometido a eventos nuevos. Desde el primer segundo de vida es importante el rol de los padres o de cualquier otro cuidador –a veces son los abuelos o los hermanos más grandes–. Esa relación entre el niño y quienes lo cuidan es fundamental.
¿Cómo puede ayudar el Estado a los padres?
En varios países, pero en Uruguay específicamente, los gobiernos están haciendo mucha inversión en actividades programadas para ayudar a los padres, a veces en centros infantiles, a veces cuando los niños van al servicio de salud. Brindar este tipo de información a los padres y ayudarlos por medio de materiales escritos es importante. Sobre todo hablar de la importancia del juego, de la conversación, de la lectura, dar muchos ejemplos de cómo un padre y un niño se pueden interrelacionar y empezar a practicar ese ida y vuelta. No todos los padres necesitan el mismo tipo de ayuda; hay padres que tienen buena información, que tienen un soporte familiar y pueden llevar adelante un cuidado positivo. El problema surge con las familias que por alguna razón están expuestas a dificultades: más allá de que tengan las mismas intenciones, no pueden cuidar al niño de la misma manera debido a las circunstancias en las que se encuentran; es en esos casos en los que hay que poner atención.
¿Qué desafíos tienen los gobiernos en materia de primera infancia?
Hemos avanzado muchísimo en hacer que los niños sobrevivan. Hasta hace muy poco, había muchos niños que no llegaban a su primer año, ahora la mayoría festeja su quinto año de vida y sigue adelante. Hemos logrado esa reducción de la mortalidad porque hemos sido muy buenos en prevenir enfermedades que causaban las muertes. Ahora el reto es que los niños alcancen su máximo potencial. Uruguay es uno de los países que vienen avanzando, junto con otros de Latinoamérica, en programas nacionales en los que se prioriza la primera infancia, agregando prestaciones y actividades, no sólo en el área de la salud, sino también en educación, cultura y protección social. Se hace un esfuerzo por unir fuerzas para que todo lo que necesita el niño le llegue por todos los servicios. Ese trabajo coordinado entre muchos es el reto que tienen todos los países: cómo hacer que funcione bien.
Dentro de las distintas áreas de la primera infancia, ¿hay algún problema que preocupe en mayor medida a las organizaciones?
La violencia; eso nos puede hacer retroceder todo lo que hemos logrado. La violencia, aunque sea entre los miembros de la pareja, aunque el niño no sea la víctima, de todos modos afecta; y no sólo al niño grande, el bebé también se ve afectado cuando hay violencia en la casa. El hecho de que una madre esté expuesta a violencia hace que la relación con su bebé sea difícil y que la oportunidad de estimular a su hijo se vea disminuida. La violencia, además, no está sólo en el hogar; también afecta mucho a los niños la que se ve en la comunidad. Esa es una de las cosas que preocupan.
¿Cómo se trabaja el tema de la violencia vinculado a la primera infancia?
Es un tema complejo. Hay varias iniciativas en la región para darle un enfoque en el que participan muchos sectores del gobierno, con responsabilidades específicas en prevenir y dar apoyo. Eso significa tener políticas claras de quién hace qué cosa, dónde se va a poner el acento; implica, a su vez, acuerdos con varios sectores y financiamiento.
Deberes
Butrón especificó que es muy importante el rol de los parlamentarios. “Los países están en diferentes niveles de avances. Quisiéramos lograr que pudieran trabajar en sus países para asegurarse desde el punto de vista legal y de las políticas sociales, para que se prioricen los primeros años de la vida. Los legisladores deberían entender el concepto de que los niños solos no pueden, necesitan adultos preparados, sanos, para que los acompañen y les den estabilidad; para eso se necesitan también leyes que faciliten que los adultos tengan el tiempo, los recursos y la información para poder cuidarlos como todo padre desea. Por otra parte, los parlamentarios tienen un papel importante en marcar el presupuesto para la Rendición de Cuentas, para demostrar que estamos invirtiendo en los resultados que esperamos”.