Desde el año 2014, Francisco Morales Calatayud se encuentra viviendo y trabajando en Uruguay, impulsando, desde el Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte de la Universidad de la República que funciona en la ciudad de Paysandú, el desarrollo de la psicología de la salud, un rama de la psicología incipiente en nuestro país. Nacido hace 70 años en el pueblo de Rodas, ubicado en la provincia de Cienfuegos, Morales Calatayud fue uno de los precursores de la implementación de la psicología de la salud en el sistema sanitario cubano. la diaria conversó con él sobre esa experiencia, su área de trabajo y su experiencia en Uruguay.

“Para entender lo que es la psicología de la salud en primer lugar hay que tener claro que dentro de la psicología hay muchas áreas de trabajo. La psicología es una ciencia que tiene un ámbito teórico de trabajo muy importante y ahí estaríamos hablando fundamentalmente de su lugar como ciencia básica en la cual se estudian muchos problemas que son fundamentales para entender, diciéndolo de un modo muy general, el psiquismo humano. La psicología básica es muy importante, pero para que a medida que se vaya desarrollando alcance un impacto sobre la sociedad debe adoptar maneras de aplicación del conocimiento en interacción con las demandas de la realidad, que son las áreas aplicadas de la disciplina”, explica Morales Calatayud.

En el Río de la Plata estamos acostumbrados a entender la psicología desde una de sus áreas de aplicación, que es la más conocida, la más extendida: la psicología clínica. Existe en nuestros países una tradición importantísima sobre esa rama de la psicología, que ha contribuido a resolver muchísimos problemas de las sociedades, de las personas, de los grupos humanos, de las familias, por lo que generalmente ese es el rol más conocido dentro de las múltiples áreas de trabajo de la psicología.

Pero hay otros espacios de la psicología, otras formas de hacer psicología aplicada que también tienen significación y utilidad y que requieren ser desarrolladas. Según el catedrático cubano, la psicología de la salud puede definirse como una rama aplicada de la psicología que se ocupa de los componentes subjetivos y de comportamientos del proceso salud-enfermedad y de su atención. Al respecto, afirmó: “A la psicología de la salud le interesan aquellos aspectos que tienen que ver con el desarrollo de la subjetividad humana en el modo en que participamos activamente y subjetivamos los procesos que tienen que ver no sólo con la condición de estar enfermos, sino con el modo en el que actuamos para no enfermarnos, para desarrollarnos más plenamente. Es un interés muy importante de esta rama el desarrollo pleno del ser humano, y en ese sentido es una disciplina que se relaciona con otras áreas de la psicología y aun con otras disciplinas sociales y de todo tipo. A la psicología de la salud le interesa particularmente la realización personal desde una perspectiva que tiene que ver con el desarrollo del sujeto en el contexto de las relaciones sociales, entendiendo que la salud no está separada del resto de los procesos de la vida, sino que es parte del desarrollo de las personas”.

Otra de las grandes líneas de trabajo de esta disciplina es generar las condiciones para que las personas se desarrollen del modo más pleno, no sólo sanas, también saludables. Y no sólo eso, sino que las personas también tengan la capacidad de construir ambientes saludables. Somos saludables en la medida en que disfrutamos de bienestar en el contexto de nuestro desarrollo integral, biológico, pero también lo somos en la medida en que tengamos la capacidad de contribuir a la salud de los demás, aportando a la generación de entornos saludables, de vínculos saludables, de relaciones constructivas.

Papel preventivo

Por otra parte, la psicología de la salud también juega un rol sustancial en la prevención de las enfermedades.

Hay muchos aspectos de nuestro comportamiento cotidiano que pueden impactar a corto, mediano o largo plazo en nuestra salud. Determinados hábitos que pueden comprometer nuestra salud –ya sean alimentarios, adictivos, de mal uso del tiempo libre, de la pobreza con la que construimos nuestros vínculos sociales– disminuyen nuestra capacidad de tener una vida mejor y todo eso tiene un impacto sobre el cuerpo. Según Morales Calatayud, “esa relación bio, psico, social, cultural e incluso espiritual en la que estamos todos entramados es clave para entender por qué es fundamental la psicología de la salud. Esta área de la psicología es un paradigma que está totalmente contrapuesto con los paradigmas biologicistas, cerrados, individuales, que sólo piensan en lo enfermo y en el cuerpo como separado de los procesos psicológicos. La psicología de salud es integralidad, es plenitud, es comprensión del sujeto en su contexto, en sus grupos, en sus vínculos, y de la salud como parte de la vida misma de las personas”.

Dentro de un sistema de salud, la psicología de la salud como práctica profesional puede adoptar diferentes roles. Para Morales Calatayud, los psicólogos deben trabajar e intervenir en el desarrollo de las políticas de salud. “Yo no creo que pueda ser entendible desarrollar políticas o programas de salud y posteriormente evaluarlos sin tomar en cuenta los componentes objetivos del comportamiento que atraviesan las prácticas que esas políticas de salud y esos programas están amparando. Se supone que detrás de toda política de salud tiene que haber una concepción psicológica que garantice la accesibilidad psicosocial de las personas a esos servicios que se ofrecen, que garantice que esos servicios sean amigables. Por ejemplo, acá en Uruguay tenemos el Espacio Adolescente, que está ahí, pero que es muy poco utilizado por los adolescentes, que son los destinatarios del plan. Hay varias docentes de la Facultad de Psicología que están estudiando este tema. Existen recursos disponibles en los servicios de salud, pero no llegan a la gente porque no los sienten como amigables, lo que quiere decir que fueron mal diseñados. Lo que sucede es que hay franjas de personas con las que se requiere aproximaciones que tengan una gran intencionalidad psicológica. No basta con que el servicio exista, sino que hay que buscar la manera de que esas personas perciban que lo pueden usar y que tengan la motivación para hacerlo. Lo mismo pasa con todas las líneas de promoción de salud, trabajando junto con los comunicadores, con los educadores, evaluando y estudiando las motivaciones de llegar a las personas e impactando y contribuyendo a la promoción de la salud. En cualquier servicio de salud, hospitalario o de cualquier tipo, la labor de los psicólogos es fundamental”.

Hay una tradición en Uruguay, y también en muchos lugares de América, que es importante y que proviene de la psicología médica. Hay psicólogos que hacen trabajos relevantes desde esa tradición que se pueden considerar dentro del amplio conjunto de roles en los que se desarrolla la psicología de la salud, como por ejemplo los trabajos que se realizan con las personas que van a ser transplantadas, que van a pasar por operaciones sumamente invasivas, aquellos que tienen enfermedades crónicas o que se encuentran en cuidados paliativos. Los procesos de carácter psicológico son fundamentales en la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles, por ejemplo –como la hipertensión o algunos tipos de cáncer que están asociados con algunos hábitos de vida–, y en su control. Es decir que hay todo un escenario dentro de la atención de las enfermedades en el que hay un espacio enorme de trabajo para la psicología, que va más allá de la psicología clínica, que se ocupa del sufrimiento más evidente. “Es por esta razón que los roles del psicólogo de la salud pueden ser muchos, incluso disímiles entre sí, pero todos tienen como denominador común el uso del conocimiento psicológico de manera activa para promover la salud de las personas en un sentido integral”, apuntó Morales Calatayud.

La experiencia cubana

Sin lugar a dudas, Cuba es referencia en América Latina en el ámbito de la psicología de la salud. La historia de la implantación de esta disciplina en todos los niveles de asistencia en la nación caribeña tuvo un desarrollo largo, ligado al propio devenir histórico del país.

A fines de los años 60, en el período posterior a la revolución, en Cuba, entre otros aspectos, se estaba trabajando para configurar el sistema nacional de salud. Por aquellos años funcionaban en la nación caribeña una serie de servicios dispersos, que no estaban articulados, y se estaba tratando de integrar todo aquel sistema. Entonces durante todo ese proceso hubo una profunda reflexión acerca de los procesos sociales y de los procesos psicosociales –procesos motivacionales, de percepción de los problemas de salud de las personas, procesos de participación en el desarrollo de los servicios en las comunidades– que hacían evidente que un sistema médico únicamente asistencialista no podía garantizar por sí solo el buen éxito de su servicio. “Entonces fue en este contexto que algunos psicólogos con mucha claridad de pensamiento, principalmente provenientes de la Escuela Nacional de Salud Pública, que se habían familiarizado mucho con los problemas de la salud pública que en ese momento había en el país, vislumbraron la posibilidad de desarrollar una línea de trabajo diferente a la tradicional, del trabajo psicológico clínico”, explica Morales Calatayud. Así fue gestándose la idea de que los servicios de salud se adaptaran a las necesidades de las personas que iban a recibir la atención en esos lugares. Esa fue la directiva central del sistema. En la práctica se empezó a ver cómo en los equipos de trabajo que se iban creando en todo el país en los centros de atención primaria se fueron sumando psicólogos, con una integralidad orientada a vincular el conocimiento psicológico a los diferentes actores de la comunidad. Aquel era un país en el que estaba todo por hacer, entonces se comenzó a trabajar con psicólogos, por ejemplo, en las guarderías infantiles, en las escuelas, con el estudio de los centros de trabajo para evaluar los niveles de estrés ocupacional, que en algunos lugares eran muy elevados. Se trabajó mucho también en el área materno-infantil, entonces se abrieron una serie de escenarios que se ocuparon de la atención psicológica de los niños en particular. “Diseminar y profundizar ese rol de psicólogo amplio en la atención primaria, llevar a los psicólogos a trabajar en los hospitales a participar en ese proceso de apoyo de todos los servicios fue un proceso interesante que llevó muchos años y que implicó desarrollos conceptuales, la formación de recursos humanos, y todo eso derivó en que en la actualidad la psicología de la salud sea muy reconocida dentro del ámbito de la salud en Cuba”, concluyó Morales.