“Las medidas que hemos tomado no han evitado los casos de leishmaniasis en humanos”, dijo ayer el subsecretario de Salud, Jorge Quian, en una entrevista con la Secretaría de Comunicación de Presidencia de la República, luego de confirmar que una niña de cuatro años contrajo leishmaniasis visceral, una enfermedad causada por un protozoario que se transmite a humanos y animales por medio de un flebótomo (un insecto milimétrico) del género Lutzomyia. Hasta ahora el flebótomo sólo se ha encontrado en Salto y en Bella Unión, pero se teme que se expanda (en principio a Paysandú, a través del río Uruguay) y siga infectando a perros y a humanos.

Las medidas a las que se refería Quian son la higiene ambiental y domiciliaria (evitar la acumulación de materia orgánica, que es donde se cría el flebótomo), el sacrificio y la castración de perros con leishmaniasis (son los primeros afectados), la protección con repelente y mosquitero para evitar el contacto de las personas con el flebótomo, y del perro con un collar de deltametrina.

A mediados de octubre se conoció que un hombre de 40 años contrajo la enfermedad, y ahora se supo de la niña, que fue internada en el Pereira Rossell pero está fuera de peligro; los dos primeros casos en Uruguay habían ocurrido en diciembre y enero, y uno de ellos fue mortal.

La actividad del flebótomo es mayor en épocas de calor. El Ministerio de Salud Pública (MSP) consultó al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) acerca de la posibilidad de comprar collares con deltametrina para los perros de las zonas en donde está el flebótomo. Según relató Quian, el MEF dio el aval, con la condición de que se desarrolle una estrategia para evitar que los collares se distribuyan inadecuadamente. Por eso, el subsecretario estuvo en Salto el martes y ayer y, junto a autoridades de la Comisión Honoraria de Tenencia Responsable y Bienestar Animal (Cotryba, que integran los ministerios de Ganadería, Agricultura y Pesca, de Salud, del Interior y el Congreso de Intendentes), se reunió con médicos, veterinarios, rescatistas y también con el intendente, Andrés Lima, informó Presidencia.

Quian comentó que para elaborar la estrategia se coordinará con los organismos que integran la Cotryba y la Facultad de Veterinaria. Adelantó que se les colocará un chip a los perros que reciban el collar, para evitar abusos. Señaló que hay zonas de Salto que merecen especialmente esa estrategia, porque concentran la mayor cantidad de flebótomos, también de perros con leishmaniasis, y es donde han aparecido tres de los cuatro casos en humanos. Los collares cuestan entre 800 y 900 pesos y la acción insecticida tiene una duración aproximada de seis meses, por lo que se hace muy difícil que los adquieran quienes tienen muchos perros. El gobierno conseguirá un mejor precio por medio de compras conjuntas mediante el Fondo Estratégico de la Organización Panamericana de la Salud.

Se trata de una enfermedad nueva en Uruguay: el flebótomo se halló en 2010, en 2015 se identificaron los primeros perros afectados y en 2018, las primeras personas. Quian dijo que en el caso de la niña el diagnóstico fue “bastante precoz”, y se llegó a él por los síntomas característicos: fiebre prolongada, agrandamiento del bazo y del hígado y alteración de los valores de glóbulos blancos.

Para prevenir la expansión de la enfermedad, Quian recordó que sigue vigente un decreto que insta a no trasladar perros desde y hacia las zonas en donde está el flebótomo. “Si uno trae un perro a Salto corre el riesgo de que se infecte”, afirmó. Apeló a la responsabilidad de los dueños, pero dijo que también pueden hacerse controles carreteros, del Ministerio del Interior o de las intendencias, para verificar que la norma se cumpla.