Se sospechaba que las cianobacterias que han habitado este verano las playas montevideanas eran tóxicas, y así lo confirmaron los análisis hechos esta semana por el Instituto de Higiene de la Facultad de Química de la Universidad de la República (Udelar). En diálogo con la diaria, Jimena Risso, ingeniera química y directora de la Unidad Calidad de Agua de la Intendencia de Montevideo (IM), transmitió que, de acuerdo con el informe preliminar de la facultad, el nivel más alto de toxicidad se registró en las muestras tomadas de la playa Ramírez el 31 de enero, uno de los días en que había espuma cianobacteriana: alcanzó a 3.000 microgramos de toxinas por litro de agua; el valor mínimo de toxicidad en espuma cianobacteriana se registró el 4 de febrero en la playa Honda (Malvín), cuando se detectó una toxicidad de 200 microgramos por litro de agua.

Según la Organización Mundial de la Salud, la probabilidad de efectos adversos en la salud de los bañistas es leve y/o baja cuando la toxicidad se sitúa entre dos y cuatro microgramos de microcistina por litro de agua; se considera moderada si está entre 10 y 20 microgramos por litro, y alta cuando supera los 20 microgramos por litro de agua. Los valores demuestran que “la ingestión es absolutamente tóxica”, afirmó Risso. El cálculo se lleva a la vida real al considerar que una persona que está nadando puede llegar a ingerir 100 mililitros de agua y que, con un nivel de toxicidad de 3.000 microgramos de microcistina por litro, puede ingerir tres miligramos de toxina.

Tal como lo reseña la IM, la espuma cianobacteriana se observa cuando la concentración de colonias de cianobacterias es muy alta: son zonas de color verde en el agua que se pueden observar a simple vista desde lejos. La presencia de cianobacterias sin espuma ocurre cuando la concentración de colonias es baja y se encuentran dispersas; no se observa a simple vista desde lejos, pero sí al acercarse al agua, cuando se ve algo parecido a la yerba. La toxicidad de muestras de agua con presencia de cianobactarias es inferior; los análisis arrojaron, para la playa del Cerro el 31 de enero, valores inferiores a 0,2 microgramos de microcistina por litro de agua. La microcistina es la sustancia tóxica que desprenden las células de las cianobacterias al romperse; su nombre responde a la denominación de estas floraciones –Microcystis aeruginosa– y son tóxicas para el hígado. Tal como lo define la OMS, con una toxicidad de dos a cuatro microgramos por litro la persona tiene riesgo leve de sufrir irritación de piel y enfermedades gastrointestinales; con niveles de toxicidad de 10 a 20 microgramos por litro, la persona corre riesgo moderado de contraer enfermedades a largo plazo, irritación dérmica y enfermedades gastrointestinales; con niveles de toxicidad superiores a 20 microgramos, existe un riesgo alto potencial de intoxicaciones agudas y enfermedades a largo plazo, irritación dérmica, enfermedades digestivas y afectaciones pulmonares.

Prevención

Desde 2010 los guardavidas de la IM colocan la bandera sanitaria ante la presencia de cianobacterias; los primeros años sólo lo hacían cuando había espuma cianobacteriana, pero luego optaron por colocarla, también, ante la simple presencia de cianobacterias. Si bien los valores de toxicidad cuando no hay espuma son muy bajos, Risso explicó que se coloca la bandera porque la exposición puede ser riesgosa y porque la abundancia de estas bacterias puede variar en muy poco tiempo, en función del viento, además de que es difícil decir “cuántas pelotitas” pueden generar toxicidad. “Los guardavidas se ponen del lado seguro”, explicó.

Desde el 27 de enero hasta ahora, salvo durante dos días, las cianobacterias han estado en todas o casi todas las playas. La semana del 27 de enero al 3 de febrero fue la peor respecto del nivel de espuma; si bien la situación mejoró, el miércoles en la playa Ramírez volvió a verse espuma, al igual que en zonas alejadas de la costa, como pudo verse en un video que circulaba por redes sociales.

En diciembre de 2018 la IM e investigadores del Centro Universitario Regional del Este de la Udelar comenzaron a trabajar en dos proyectos para la detección temprana de cianobacterias y de coliformes fecales en las playas montevideanas. La IM aporta los datos que surgen del monitoreo del agua (durante el verano se toman muestras cuatro veces a la semana), y los investigadores aportan el conocimiento sobre el comportamiento de estas bacterias, de modo de llegar a un modelo matemático que permita predecir con cierta anticipación cuándo estarán las cianobacterias en la costa. Con esto se logrará ganar tiempo en la comunicación con la población, pero no resolverá la causa de las floraciones, que se deben a la alta carga de fósforo y nitrógeno de los ríos Uruguay y Paraná, afluentes del Río de la Plata.

Peces muertos

El martes y el miércoles hubo mortandad de peces en la playa del Cerro y, en menor medida, en la Ramírez. Risso aclaró que, de acuerdo a información proporcionada por la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos, la mortandad no se debe a la presencia de cianobacterias, sino a un cambio de salinidad que, de golpe, pasó de 3 a 21,7; las especies que murieron, bagre y sábalo, que son de agua dulce, no resistieron tal cantidad de salinidad.