Desde una tendinitis después de muchas horas de escribir hasta un siniestro de tránsito de un motociclista que estaba trabajando, todo es parte de la salud ocupacional, área en la que Uruguay busca profundizar y mejorar. Ayer se celebró el Día Mundial de la Salud y Seguridad en el Trabajo. “Nuestro país avanzó mucho en los últimos años, pero todavía queda por mejorar”, evaluó en diálogo con la diaria Fernando Tomasina, director de la cátedra del posgrado de Salud Ocupacional de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, especialista en esa área y ex decano de esa facultad. Para el desarrollo de la salud ocupacional la formación es uno de los puntos fundamentales: “No hay salud ocupacional sin participación de los trabajadores en forma consciente y crítica; no podemos pensar en prevenir los riesgos laborales sin la formación del trabajador”, afirmó Tomasina.

Informar a los trabajadores es una de las principales líneas de extensión universitaria del departamento. En convenio con sindicatos, la facultad brinda una capacitación que tiene dos partes: “una teórica y otra práctica, más operativa, donde el propio trabajador tiene que hacer el diagnóstico de las condiciones de trabajo, se estudian y se identifican los factores de riesgo y los aspectos positivos”. Una vez terminada la capacitación los trabajadores se convierten en promotores de salud laboral, porque adquieren las técnicas básicas de conocimiento sobre los riesgos de su profesión. El docente destacó que este curso también está dirigido a estudiantes de Medicina, y con esto buscan favorecer el vínculo con el mundo del trabajo.

Parte del curso apunta a señalar los aspectos positivos de la actividad laboral. Para Tomasina “el trabajo cumple una función doble en relación a la salud. Por un lado, muchas veces se pierde salud con las enfermedades profesionales, pero por otro lado el trabajo es un promotor formidable del bienestar, porque la persona se integra socialmente, se siente perteneciente a un colectivo, y eso es muy bueno”. En resumen, el promotor de salud laboral estimula aquellos aspectos positivos del trabajo y contribuye, conjuntamente con los servicios de salud de la empresa, a controlar o eliminar los riesgos derivados de la actividad.

Enfermedades profesionales

Uno de los mayores avances en el área fue la actualización de la lista de enfermedades profesionales, que incorporó las osteoarticulares, como la tendinitis. Entre las enfermedades más frecuentes relacionadas con el trabajo, Tomasina señaló el asma ocupacional por exposición a polvos orgánicos e inorgánicos, la hipoacusia en trabajadores expuestos a sonidos muy fuertes y las dermatitis que tienen cierta frecuencia en las industrias químicas.

A pesar de que la última actualización fue un avance, Tomasina apunta que hay “un subregistro por falta de diagnóstico, y eso en parte se debe a que faltan servicios de salud del trabajo en muchos lugares”. Mencionó, como ejemplo, que no hay reportes sobre la exposición a plaguicidas pero que “se sabe que hay trabajadores que están expuestos”. Entiende que ese es “un aspecto a mejorar, y por eso el diagnóstico es parte de la formación del especialista en salud ocupacional”. En este sentido, resaltó que en la Policlínica de Medicina del Trabajo del Hospital de Clínicas se hacen diagnósticos a toda la población.

Otro de los aspectos a mejorar es la inclusión de las patologías relacionadas con la salud mental en la lista de enfermedades profesionales. “El estrés es una situación de tensión que puede estar generada por factores derivados de la organización del trabajo, que a la larga puede determinar otros problemas como la depresión, o situaciones de estrés postraumático”, comentó el especialista, y agregó que “debería incorporarse progresivamente también esta realidad, porque los factores psicosociales hoy predominan en el ambiente del trabajo”. De todas formas, Tomasina acotó que esta situación es algo que se analiza en el Consejo Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.

Accidentes laborales

“Hay que pensar lo dramático que es un accidente laboral, que muchas veces deja con una discapacidad a una persona en plenitud de su edad laboral; o el accidente mortal, que es una situación que nos debe conmover a todos porque es trágica y prevenible”, enfatizó el médico.

Según datos del Banco de Seguros del Estado, en 2018 hubo 32.293 siniestros laborales en el país. Para Tomasina, los accidentes han disminuido globalmente pero han cambiado los perfiles: se logró reducir la cifra de accidentes en el área de la construcción, pero han aumentado los relacionados con el tránsito que vinculan a trabajadores que hacen delivery. “El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ha tomado cartas en el asunto y a través de su programa de capacitación está formando en seguridad vial; nosotros lo vemos como una necesidad, hay que trabajar en estos sectores”, remarcó el docente.

Tomasina admitió que la transformación del mundo del trabajo “algunas veces puede estar asociada a modalidades de contratos precarios que no permiten el control de las condiciones laborales, el tiempo de trabajo, el descanso, las condiciones materiales”. Comentó, por ejemplo, que en muchos casos los deliveries deben cargar la mochila de reparto en sus espaldas, con graves consecuencias en su salud, y por eso el profesional cree que es “importante que se reglamente sobre los medios de trabajo”.