Entre 2013 y 2018 el Departamento de Vigilancia en Salud del Ministerio de Salud Pública (MSP) registró un promedio de 940 nuevos casos de VIH por año. En 2018 el número fue superior (988), pero también lo fue el número de tamizajes (más de 480.000), lo que puede explicar el incremento, dijo a la prensa Susana Cabrera, referente del MSP del área de Infecciones de Transmisión Sexual/VIH. Según los datos presentados ayer, el Día Nacional del VIH, se estima que en Uruguay hay 14.080 personas que viven con VIH, pero sólo 11.400 conocen su estado serológico, por eso las autoridades insistieron en la necesidad de diagnosticarse, porque se trata de una enfermedad que puede ser asintomática durante un plazo de dos a 15 años, tal como dijo Giovanni Escalante, representante en Uruguay de la Organización Panamericana de la Salud.

La prevalencia en población general de 15 a 49 años se situó en 2018 en 0,6%. Los hombres representan dos tercios de los nuevos diagnósticos. La principal vía de transmisión sigue siendo la sexual; la transmisión vertical ha mejorado en los últimos años, y desde 2015 se mantiene dentro de las metas internacionales: que nazcan menos de 2% de niños con VIH, un valor que se quiere bajar a 0%.

La tasa de nuevos diagnósticos es más alta en el grupo etario de 25 a 44 años y le sigue el grupo de 45 a 64 años. No obstante, en el grupo etario entre 15 y 24 años fue en el que más aumentaron las infecciones, señaló Cabrera, que afirmó que el MSP está repensando estrategias de prevención para los más jóvenes. 83 de los 988 nuevos casos de 2018 son de nacionalidad extranjera. Las autoridades indicaron que Uruguay es un destino elegido por quienes necesitan medicación, porque el sistema de salud cubre los tratamientos antirretrovirales. En cuanto a la distribución geográfica de los nuevos diagnósticos, la tasa de notificación es más alta en Montevideo y Maldonado.

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En 2018, 860 personas (556 varones y 304 mujeres) iniciaron el tratamiento antirretroviral (64% de ellos se atendía en el sector público). Cabrera destacó que en 2017 había menos de 7.000 personas que tenían acceso a antirretrovirales y que en 2018 ese número creció a 8.100. 84% de los tratamientos fueron de primera línea; 13% de segunda línea y 3% de tercera línea. Estos últimos son los medicamentos de alto precio que cubre el Fondo Nacional de Recursos. Los tratamientos de primera y de segunda línea, que sirven para tratar la gran mayoría de los casos, son brindados por las instituciones de salud: son gratuitos en la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y tienen un costo de medicamento en las instituciones privadas. En 2018, 71% de las personas diagnosticadas estaba en tratamiento. De ellas, 81% tenía una carga viral indetectable, lo que resulta fundamental para controlar la transmisión del virus. Cabrera acotó que el estigma sigue alejando a las personas de los servicios de salud, lo que es fundamental revertir para lograr un mayor número de personas diagnosticadas y en tratamiento.

Varias organizaciones sociales que trabajan el tema del VIH emitieron el domingo un comunicado en el que reconocieron los avances y la respuesta desarrollada en Uruguay para atender a las personas con VIH. No obstante, criticaron que hay “una notoria ausencia de campañas públicas” dirigidas al “autocuidado y cuidado de las parejas en las relaciones sexuales” para evitar la transmisión. Afirmaron también que en el sistema de salud persisten las dificultades del tratamiento antirretroviral, en particular en ASSE, en donde “se deberían fortalecer los centros de atención a nivel barrial” y los hospitales de todo el país de modo de asegurar el stock de medicación y evitar que haya discontinuidades. Reclamaron, una vez más, la disponibilidad de medicación en formulación pediátrica, para los niños y niñas afectadas.