El síndrome urémico hemolítico (SUH) típico es una enfermedad producida mayormente por la bacteria Escherichia coli, que está presente en heces de animales y es transmitida a las personas si ingieren alimentos que las contienen –carne picada mal cocida, leche cruda, agua o verduras contaminadas–, o por estar en contacto directo con animales o personas que la tengan. Afecta principalmente a los niños menores de cinco años. Este fue uno de los temas tratados en la jornada “Vigencia de las enfermedades transmisibles”, que desarrollaron el jueves 29 las academias nacionales de Medicina y Veterinaria y que tuvo dos ejes principales: inmunizaciones y requisitos de higiene en el proceso de manufactura de los productos cárnicos. la diaria dialogó con el nefrólogo pediátrico argentino Ramón Exeni, que vino como invitado extranjero para brindar una charla sobre el SUH, patología sobre la que ha investigado durante toda su vida. Complementamos la información con información aportada por las nefrólogas Cristina Verocay y Anabella Rébori, que expusieron en la jornada sobre la situación en Uruguay.
A Exeni se lo considera uno de los fundadores de la nefrología pediátrica en Argentina, con 55 años de trabajo en el Hospital del Niño de San Justo, en donde creó el servicio de nefrología pediátrica. En octubre recibirá en Italia el premio a la trayectoria profesional 2019 de la Asociación Internacional de Nefrología Pediátrica, es decir que fue elegido como referente mundial de su disciplina, algo que ya había alcanzado a nivel latinoamericano en 2014. Consultado por la diaria, el experto dijo desconocer por qué fue seleccionado; sus colegas lo habían elegido a nivel latinoamericano, pero competía “con cuatro centros muy importantes de Estados Unidos, cuatro centros de Europa, dos de África, dos de Japón, y los nombres eran de gente pesada”, relató, con modestia.
Manifestación y daños
El SUH es una enfermedad que afecta a casi todos los órganos, pero en mayor medida a los riñones, detalló el médico, que añadió que la enfermedad “provoca una anemia tremenda y puede causar alteraciones neurológicas y cardíacas”. Según Exeni, “90% del problema se debe a la carne picada mal cocida”. Explicó que las bacterias Escherichia coli están en la superficie de la carne y que mueren cuando la cocción alcanza más de 70 C°, al cocer un trozo de carne a la plancha de un lado y del otro, por ejemplo. “Pero si vos picás la carne, las bacterias que están en la superficie se van al medio de la hamburguesa y ahí la temperatura no llega ni a 40 C°, por eso el peligro”, afirmó. Agregó que “la gente se confunde y les echa la culpa a las cadenas de comida rápida; si bien también tienen responsabilidad, porque ahí hay contaminación, nosotros encontramos más cantidad en las casas, por ejemplo, si los padres hacen la hamburguesa muy gruesa”. Añadió que otro medio para contraer la enfermedad es a través del consumo de leche y derivados lácteos no pasteurizados y de verduras en algunos casos, por ejemplo si fueron regadas con aguas servidas.
En Argentina la prevalencia de esta enfermedad es de 12 a 14 casos cada 100.000 niños menores de cinco años, un valor muy superior si se lo compara con el promedio mundial –entre dos y cuatro casos cada 100.000 menores de cinco años– y con el de la región; en Uruguay la prevalencia estimada es de cuatro a cinco casos cada 100.000. “Lo que sucede en Argentina es un problema imposible de entender, porque tiene más que todo el mundo sumado”, planteó Exeni, quien contó que desde 1970 ha atendido en el hospital más de 1.200 casos.
En cuanto a las edades a las que afecta, señaló que “se observan los primeros casos entre los cuatro o cinco meses y van hasta los seis o siete años”. Según Exeni, la mortalidad de niños en Argentina por este síndrome es de 2%, y se da en casos agudos. Dijo que alrededor de 50% se cura y no tiene más secuelas, pero que “del otro 50%, 30% queda con daño en el riñón, que lo va complicando durante la vida, y el 20% restante ya van directo a procedimientos de trasplante”.
Expresó que la afección se identifica por un cuadro clínico “muy dramático: “Los chicos dejan de orinar, por dos días, cinco días, 20 días; cuanto más tarda en orinar más grave es. Los glóbulos rojos, que generalmente son 4.500.000, se van a 1.800.000. El chico está blanco como un papel. Otro síntoma muy importante es que empiezan con diarrea con sangre. También se puede complicar con problemas neurológicos o cardíacos”, detalló. El SUH se constata por el cultivo de materias fecales y el aislamiento de la bacteria.
Para Exeni, la prevalencia de esta enfermedad en su país tiene que ver con la carne mal faenada y contaminada, y con “la enorme cantidad de carne que se come”.
Situación en Uruguay
Cristina Verocay, pediatra, especialista en terapia intensiva pediátrica y nefróloga infantil, directora del Programa de Insuficiencia Renal Aguda del Servicio de Nefrología de Niños y Adolescentes (Senniad), disertó en la jornada sobre las formas severas de SUH en Uruguay desde 2013 a 2019. Habló de los casos que han llegado al Senniad, centro privado especializado en la atención de niños con insuficiencia renal aguda. En diálogo con la diaria, planteó que la prevalencia del SUH en Uruguay es “de cuatro o cinco casos cada 100.000 niños; esto sería entre diez y 15 casos nuevos por año”.
El SUH no es una enfermedad de notificación obligatoria; la División de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública lo registra recién luego de que se encontró la bacteria Escherichia coli, que muchas veces no se identifica. Según Verocay, el número de casos en Uruguay varía bastante entre un año y otro. Entre 2013 y 2019 el Senniad registró un pico importante: algunos de esos años no hubo casos, en otros hubo cuatro, en 2018 hubo seis, y van seis en lo que va de 2019, puntualizó la médica, que dijo que se desconoce a qué responde este pico. Recalcó que cualquier producto que esté contaminado con heces de ganado puede contener Escherichia coli y transmitirse a las personas: “Pueden ser frutas, jugos de frutas, verduras. Puede ser gente que se ha bañado en lagos contaminados y ha contraído la enfermedad; no en nuestro país, pero en otros lados del mundo ocurre”, afirmó. Descartó que el aumento en Uruguay tenga relación con esa última causal, y como ejemplo mencionó que uno de los casos graves del último año fue de una niña del interior del país, hija de un peón de tambo, que había tomado leche no pasteurizada. Acotó que el SUH típico “habitualmente ocurre en niños de un aceptable nivel socioeconómico; no se ve en niños desnutridos, no hemos visto casos de niños de asentamientos. Se plantea a veces que esos niños tienen determinadas infecciones –no las causadas por su SUH–, que les permiten una resistencia cruzada contra el germen del SUH”.
Anabella Rébori, nefróloga que también trabaja en el Senniad, presentó casos de pacientes atendidos en el centro entre 1989 y 2009. En diálogo con la diaria, dijo que en estos 20 años el SUH fue una de las tres patologías más frecuentes que han determinado que los niños reciban diálisis peritoneal en el centro. Uruguay no tiene estimado el nivel de mortalidad por esta enfermedad; en el registro de 20 años del Senniad los datos expresan una mortalidad de 7% por SUH: de 28 niños atendidos, fallecieron dos. Tanto Rébori como Verocay aclararon que esa mortalidad no es sobre el total de casos de SUH, sino sobre los más severos, que son los que llegan al Senniad.
Se desconoce por qué motivo Uruguay tiene un número tan bajo con respecto a Argentina. Verocay comentó que hay varias hipótesis. “Por ejemplo, se planteaba que en Argentina los animales se terminan de criar en feedlot (engorde a corral). Acá en Uruguay ahora también se hace –hasta hace unos años todo el ganado era criado exclusivamente en pasturas–, se tiene a los animales en un espacio chico y se les da de comer granos, no están en las praderas, y al estar en esas condiciones tienen más posibilidades de ser portadores de la Escherichia coli, que es productora de toxinas Shiga”, puntualizó, aclarando que se trata de una hipótesis. Comentó también que “hay muchas variedades de Escherichia coli productoras de toxinas Shiga” y que la cepa que causa la enfermedad en Uruguay es distinta de la que lo hace en Argentina. “Los grupos de bacterias que se han detectado en Uruguay son semejantes a los que se han encontrado en San Pablo y a los que se encuentran en Europa continental; esa diferencia con Argentina es de las cosas más importantes que tenemos en cuanto al número de niños que enferman por año”, explicó.
Para evitar el SUH, se recomienda cocinar bien la carne, evitar la contaminación cruzada al cocinar alimentos (no usar utensilios que estuvieron en contacto con carne cruda), lavar bien las frutas y las verduras, hervir la leche, conservar la cadena de frío y lavarse las manos.
¿Qué es el SUH?
El síndrome urémico hemolítico (SUH) fue descripto por primera vez en 1955 por el médico suizo Conrad von Gasser. La nefróloga pediátrica Cristina Verocay explicó a la diaria que “es una enfermedad que obedece a muchas causas; puede ser debido a medicamentos, puede aparecer en el embarazo y el parto, se puede ver en infecciones por neumococo” y que en esos casos no tiene nada que ver la bacteria Escherichia coli. En las jornadas del jueves, y en esta nota, los académicos se refirieron concretamente al SUH típico o de “diarrea positiva”, porque “se ve en casos precedidos por una diarrea con sangre”.
Verocay detalló que un síndrome es una agrupación de distintos síntomas y signos, y que en el SUH “hay una asociación de tres elementos: lo más grave que se produce es que la bacteria altera los vasos chiquitos de muchos órganos del cuerpo; eso se llama microangiopatía, y esa lesión de los pequeños vasos produce el daño renal, el daño neurológico y la anemia. Según la gravedad de las lesiones en cada órgano son las manifestaciones clínicas, y para decir que alguien tiene un SUH tiene que tener tres cosas: anemia microangiopática, disminución de las plaquetas en la sangre e insuficiencia renal”.
Los antibióticos empeoran los cuadros. El tratamiento busca corregir la anemia con transfusiones de sangre, y si la insuficiencia renal es grave se hace diálisis. Los casos más graves requieren trasplante renal.