Una ginecóloga salía el lunes del hospital de Quaraí, localidad brasileña limítrofe con la ciudad de Artigas, cuando una mujer se acercó. La médica ya estaba en su auto cuando advirtió una maniobra extraña y aceleró; al huir, la agresora le disparó y una de las balas le rozó el cuello. La denuncia fue hecha en Brasil y la agresora se encuentra en libertad porque, según la legislación brasileña, no fue encontrada in situ, explicó a la diaria Hugo Parodi, delegado por Artigas de la Regional Norte del Colegio Médico del Uruguay (CMU) y presidente del Sindicato Médico de Artigas (filial de la Federación Médica del Interior).

En cuanto al motivo del ataque, Parodi relató que la información inicial indica que hace seis meses la doctora, que se llama Darley Biscarra, asistió en una cesárea a la hija de la mujer, que tiempo después tuvo una peritonitis, y por esa razón la agresora culparía a la médica.

Como forma de protesta, varios de los médicos que trabajan en Quaraí resolvieron parar durante cuatro días –desde el martes hasta este viernes– y sólo atienden urgencias. Parodi aclaró que el sindicato artiguense y el CMU, si bien se solidarizan por la conmoción de sus colegas, no apoyaron ni tomaron medidas de ese tipo en Artigas. “La idea del Colegio Médico es tratar de no menoscabar la asistencia e ir al paso específico y trabajar en la prevención”.

La Regional Norte del CMU emitió el martes un comunicado en repudio al ataque a Biscarra y expresó su solidaridad y apoyo para la colegiada, independientemente de que la agresión fuera en suelo brasileño. Según Parodi, muchos de los médicos que trabajan en Quaraí son uruguayos, radicados o itinerantes, y además hay profesionales de Venezuela y Cuba, que trabajan un área de 25 kilómetros al norte de la frontera. Parodi comentó que “el apoyo de los médicos uruguayos ha logrado mejorar una situación muy carente” del hospital de Quaraí, aunque sigue habiendo dificultades “importantes”.

Tolerancia

El CMU denuncia un “ambiente de intolerancia en el cual nos vemos envueltos, cada vez más frecuentemente, por el mero cumplimiento del ejercicio de nuestra profesión”. Los colegiados del norte dicen que hay una “escalada de estos hechos, frente a nuestra vulnerabilidad sin un amparo legal mínimo”, y piden que estos actos sean considerados un agravante penal especial “para que se activen herramientas preventivas, disuasivas y de represión de esas conductas”. Parodi expresó que “los legisladores tendrán la última palabra y se basarán en la ley para no menoscabar derechos, pero queremos que haya una consideración especial”, resaltó. Al mismo tiempo, el Colegio está trabajando en un programa para ir “un poco a fondo para propender a la convivencia y la no violencia”, por eso están desarrollando un programa con los clubes de baby fútbol de la Regional Norte.

Parodi entiende que es necesario crear un registro de personas que agreden a los trabajadores de la salud, y que el CMU también lo ha propuesto. Añadió que, de hecho, “hay reglamentaciones en los prestadores de servicio” para no afiliar a usuarios que han incumplido sus deberes, “en el sentido de los buenos tratos y las buenas relaciones médico-paciente. Hay mecanismos para no aceptarlos como socios asegurando siempre la continuidad asistencial, dejando en libertad para que cambie de prestador”, comentó.

El médico aseguró que cualquier medida hay que estudiarla con detenimiento, y comparó la propuesta con lo que se hace para evitar la violencia en el deporte, de modo que haya “personas que son limitadas en el acceso a los espectáculos”.

  • Nota de edición: Anteriormente esta nota decía que la ginecóloga había hecho la cesárea, pero luego ella aclaró que solo había asistido en esa instancia.