En Uruguay durante 2020, la primera causa de muerte de jóvenes de entre 15 y 24 años fue el suicidio, y si se observa la franja etaria entre los 15 y los 19 años, el suicidio aumentó 45% respecto de 2019, aunque se situó en valores similares a los de 2017, según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP). El país tiene una de las tasas de suicidio más altas de América Latina. “Una de las cosas que se recomienda para que los jóvenes no lleguen a eso es brindarles oportunidades”, dijo a la diaria Lorena Quintana, responsable del área programática de Adolescencia y Juventud del MSP. Esa fue la base sobre la cual esta área del MSP se planteó organizar el Congreso Nacional de Salud de Adolescentes, que se desarrolló el sábado en Casa Unfpa.

Uno de los ganchos del congreso fue, justamente, darles a los jóvenes opciones para participar de cursos que querían hacer. “A través de las redes sociales de influencers uruguayos, les preguntamos a los jóvenes qué oportunidades les gustaría tener o a qué cosas no pudieron acceder”, detalló Quintana. En una semana, jóvenes y adolescentes de entre 12 y 19 años plantearon alrededor de 200 actividades en las que querían participar, sobre todo fueron actividades de canto, baile, deportes, idiomas y oficios. “Desde todo el país llegaron deseos de aprender muchísimas cosas y muy variadas”, agregó Quintana.

Luego de recibir las solicitudes, desde el MSP pidieron ayuda a instituciones y empresas: “Conseguimos un buen número de becas”, dijo; las becas en algunos lugares fueron con cupos ilimitados, y en otros, con cursos puntuales por lapsos determinados. “Pedimos becas para quienes querían aprender lengua de señas y nos dijeron que los anotaban a todos, sin límite; en otros centros nos dieron cupos para al menos la mitad, fue muy buena la respuesta”, detalló Quintana. Luego de eso, las diferentes empresas, instituciones y secretarías se comunicaron con los jóvenes y los inscribieron.

Además, por medio de un cuestionario web, los adolescentes manifestaron propuestas para prevenir el suicidio. “A todos los que aportaron sus ideas se los convocó al congreso, junto a referentes de INAU [Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay] y de Propia [Programa de Participación Infantil y Adolescente]”. El congreso fue coordinado con la participación de los ganadores de la edición anterior.

Más allá de comunicarles a los adolescentes las oportunidades que ofrecieron las diferentes instituciones, la idea fue que los adolescentes pudieran “hablar de lo que necesiten, que nos cuenten cómo se sentirían más escuchados y nos transmitan qué acciones les gustaría que quienes estamos en el Estado podamos generar”, concluyó Quintana.

Expresar lo que falta

Durante el congreso, los adolescentes se dividieron en tres grupos para trabajar en dos instancias. En la primera, hicieron un scketch en el que representaron diferentes situaciones que llevaban a los personajes a pensar en el sucidio o a acudir a las adicciones.

En 2020, un adolescente de 14 años se siente deprimido y no sale nunca de su cuarto; llaman del liceo a su padre porque el joven tiene casi todas las asignaturas bajas; su padre se dirige a la casa para reclamarle al hijo por su mal rendimiento. “Cuando tenía tu edad trabajaba, estudiaba, me costaba sacrificio, y vos, que lo tenés todo, no haces nada”, le reclama el padre. El adolescente le dice que no le grite, porque con esa actitud no soluciona nada. La madre le reclama lo mismo. El chico no quiere hacer videollamada con sus amigos, quiere estar solo. Al final, sus padres reconocen que su hijo necesita ayuda y lo llevan a una consulta psicológica. La profesional le pregunta cómo está y él contesta, “qué pregunta difícil, pero sos la primera que me la hace en mucho tiempo”. Esa fue la primera de las representaciones, con la que el grupo quiso dejar al descubierto que muchas veces detrás de notas insuficientes o de alguien que no quiere interactuar hay depresión y mal estado de ánimo.

En el segundo grupo, el protagonista era otro adolescente que por diversos problemas en su hogar había comenzado a consumir drogas. Un día, una de sus amigas descubre su consumo y lo ayuda llevándolo a un equipo de profesionales de la salud que desde ese momento lo acompañan. “Acá queremos decir que las adicciones no son la solución a ningún problema y que seguro hay un amigo o alguien que en un momento así te puede salvar”, reflexionaron los jóvenes al final del scketch.

La tercera representación trataba sobre una chica que iba al liceo afectada por la separación de sus padres y por eso sufría bullying de parte de sus compañeros. La última se basaba en algo similar: malas calificaciones de una estudiante a raíz de discusiones constantes en su hogar. “Si sos la víctima siempre hay alguien en quien confiar, y si sos el victimario, no ejerzas violencia porque nunca es el camino”, fue el mensaje final del último grupo que representó.

Reeducar

En la segunda instancia de trabajo en grupo se reunieron para conversar puntos concretos, que luego de discutidos fueron entregados a Alejandro Sagasti, de la Secretaría Nacional del Deporte; a Daniel Radío, de la Junta Nacional de Drogas, y a Virginia Rodríguez, del INAU. Los grupos plantearon diferentes faltas que detectan en distintos puntos del país donde viven. Algunos de los planteos fueron la carencia de psicólogos y psiquiatras en casi todos los departamentos, el costo de las consultas y las demoras en la salud pública para poder recibir atención. Otras de las ideas que surgieron en el debate fue agregar al carné de salud adolescente al menos un control psicológico anual para poder acceder más seguido a la atención de la salud mental; esta es una de las propuestas de Quintana, según adelantó meses atrás. Sobre las drogas, los adolescentes manifestaron que, a su entender, los lugares de atención disponibles para pedir ayuda no están tan a la vista, y solicitaron mayor publicidad, campañas y concientización de la problemática en espacios públicos y visibles.

Otro de los temas fue la discapacidad. Los chicos concluyeron que falta reeducar a la sociedad, porque es un motivo por el cual las personas se sienten mal o solas: “La sociedad cree que ellos se tienen que adaptar a los demás, pero somos los que nos tenemos que adaptar a ellos”, reflexionó uno de los participantes.

Por último, en el debate se concluyó que las problemáticas de salud mental tanto en los jóvenes como en la población general existen desde hace mucho tiempo, por lo que es evidente que no mejorarán si se se sigue por el mismo camino; es momento de tomar iniciativas distintas.

Lo conversado se entregó a las autoridades en una síntesis de puntos que fueron compartidos nuevamente cuando fueron expuestos. Como el tema drogas fue uno de los que más atención recibió de parte de los adolescentes, se definió que será el tema del congreso de 2022.

Algunos de los adolescentes que participaron del encuentro conversaron con la diaria.

“Me enteré del congreso por un amigo, me pareció una oportunidad muy linda para presentar ideas y cosas que pasan en nuestra sociedad. Yo presenté una idea que se basa en agregar un curso sobre economía en los liceos y que los jóvenes podamos tener mejor manejo y mejor conocimiento sobre el dinero”, contó Bruno, que llegó al congreso desde Tacuarembó. En cuanto al suicidio adolescente, expresó que, “si bien evolucionó el tema, sigue siendo algo que está tapado y en el que hay que seguir trabajando mucho”.

Diego tiene 17 años y es del barrio Manga, de Montevideo. Presentó la idea de un cortometraje sobre historias basadas en hechos reales, de personas que han intentado suicidarse. “Me surgió la idea porque creo que hoy las películas y series tienen una gran presencia en nuestras vidas e influyen mucho sobre lo que pensamos”, contó. Agregó que “un mensaje positivo al final de cada historia puede ayudar a que una persona que está pensando en suicidarse pueda verlo y desistir de querer quitarse la vida”. “A los jóvenes nos pasa que no nos sentimos parte en ningún lugar, no nos prestan atención en casa y nos empezamos a sentir muy solos, eso nos lleva a situaciones límites a las que no está bueno llegar”, finalizó.

Génesis, también de 17 años, es de Salto y es una de las ganadoras del congreso adolescente de 2020, por lo que este año asesoró al MSP en la organización de la actividad. “La salud mental en los jóvenes es muy difícil, se nos hace muy difícil poder hablar y abrirnos en cuanto a los que nos pasa”, manifestó. “Hay chicos que tienen ganas de ayudar a otros, eso lo estamos viendo y compartiendo en este congreso en el que nos sentimos a la par, compartimos ideas y sentires que están buenos porque poder escucharnos es muy valioso”, detalló.

Por último, se entregaron 86 oportunidades a quienes participaron del congreso. Quintana explicó que estas entregas fueron “el comienzo de una acción en la que el ministerio va a seguir trabajando para ampliar en un futuro cercano”. Además, comentó que la página web https://mioportunidad.msp.gub.uy/ seguirá existiendo, por lo cual se pueden seguir solicitando oportunidades, que se intentarán gestionar y brindar en la medida de lo posible”.