Alcanzar la inmunidad colectiva, de rebaño o de población contra una enfermedad no significa que esta será erradicada o que nadie más la contraerá, sino que el sistema de salud podrá mantenerla controlada y atender los casos sin verse desbordado. Funciona para el sarampión, la polio, la gripe o la covid-19.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la inmunidad colectiva como la “protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que se consigue cuando una población se vuelve inmune, ya sea como resultado de la vacunación o de haber presentado la infección con anterioridad”, y defiende que el método ideal para obtenerla es mediante la vacunación masiva.
Al vacunarse las personas son inmunizadas contra una determinada enfermedad y de esta forma logran limitar o cortar la cadena de contagios, y en consecuencia protegen a otros sectores de la población no vacunados, ya sea por decisión o por falta de acceso a la inoculación.
Hay que dejar algo en claro: la inmunidad de rebaño no erradica una enfermedad, sino que permite controlarla. La única enfermedad que fue erradicada por completo fue la viruela en 1979, luego de causar la muerte de 300 millones de personas sólo en el siglo XX y generar brotes endémicos hasta 1977.
Tampoco hay un número fijo para la inmunidad colectiva. En el caso del sarampión, el umbral está en el entorno de 95% de una población inmunizada; en el de la polio, en 80%. En 2020 muchos científicos coincidían en que para la covid-19 se necesita un umbral de inmunización de entre 60% y 70% entre los que se vacunaron y los que se vieron expuestos al virus. Sin embargo, un artículo de la revista Nature publicado el 21 de marzo de este año señalaba que, entre los diferentes porcentajes de efectividad de las vacunas, las nuevas variantes y la demora en la llegada de vacunas para los niños, se hace cada vez más difícil establecer un umbral fijo.
Inmunidad y coronavirus
El objetivo, claro está, es controlar la enfermedad, y esto puede pasar antes o después de llegar a ese 70% de personas inmunizadas, puede variar según cada país y dependiendo de otras medidas complementarias a la vacunación.
De hecho, estudios recientes han planteado que la normalidad puede llegar sin tener que alcanzar la inmunidad colectiva. Un artículo publicado en la NPR estadounidense el 18 de mayo recoge las declaraciones de especialistas que piden dejar de concentrarse en un número y preocuparse por vacunar para ayudar a la comunidad. En una línea similar, un artículo de The New York Times publicado unos días antes, el 3 de mayo, planteaba que en el caso de la covid-19 hay posibilidades de que la inmunidad de rebaño no pueda alcanzarse en un futuro próximo debido a las variantes, la demora en vacunar a algunas poblaciones y el rol tanto de los escépticos de las vacunas contra el coronavirus como de los movimientos antivacunas.
Sin embargo, con o sin inmunidad de rebaño, el control de la enfermedad es posible. El caso más evidente es el de Israel, que tras una agresiva campaña de vacunación en la que se logró vacunar a más de 60% de la población con al menos una dosis en seis meses, la infección comunitaria se redujo notablemente, al punto de que en la actualidad el riesgo de contagios diarios de covid-19 la última semana llegó a 0,2 cada 100.000 habitantes.
A medida que la vacunación avance, la incidencia del coronavirus en las hospitalizaciones va a disminuir, lo que provocará menos muertes y más posibilidades de manejar la situación para el sistema sanitario de cada país.
¿Puede haber inmunidad natural? No es probable que se alcance en este caso. Un artículo publicado en la revista Science en enero señala que para octubre de 2020, 76% de la población de Manaos, Brasil, había sido infectada con el SARS-CoV-2, alcanzando un nivel de propagación absoluta. Sin embargo, no sólo no se alcanzó la inmunidad colectiva, sino que allí se detectó la variante P.1.
De todos modos, para alcanzar un control de la pandemia a nivel global es necesario que todos los países puedan acceder correctamente a las vacunas. En declaraciones a Nature, el epidemiólogo de la Universidad de Pensilvania Matt Ferrari dijo que si se hubiera logrado coordinar una campaña de vacunaciones global se podría haber generado un control a nivel mundial sobre la enfermedad.
Este contenido forma parte del proyecto Aliados contra la Desinformación, apoyado por OPS/OMS y Unicef para brindar información de calidad sobre las vacunas contra la covid-19.
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