Las afecciones cardiovasculares son la principal causa de muerte en Uruguay, con un promedio de 24 muertes diarias en 2019 –último año del que hay datos disponibles de Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud Pública (MSP)–, cuando 8.855 personas fallecieron por esta causa. Ese número sólo ha sido superado en los últimos meses por las altas cifras de fallecimientos por covid-19. De todos modos, ambas enfermedades se entrecruzan: la afección cardiovascular es un factor de riesgo para la covid-19 y, a la vez, la covid-19 puede afectar al corazón; además, las medidas para minimizar los contagios han provocado alteraciones en los controles médicos, y un incremento del sedentarismo. Sobre todo esto charlamos con Sonia Rossi, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Cardiología (SUC).
Rossi es cardióloga clínica; se recibió de médica en 1987 y seis años después obtuvo la especialidad. La cardiología le apasiona, cuenta que le encanta hablar con los pacientes y ver “cómo puede solucionar” los problemas que le plantean.
Factores de riesgo
La hipertensión, el colesterol, la diabetes, el sobrepeso, el tabaquismo, el sedentarismo y los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular son los principales factores de riesgo. También lo es la edad: a partir de los 45 o 50 años se incrementa el riesgo de sufrir un infarto.
“Uruguay tiene un alto índice de hipertensión”, señaló la cardióloga, aunque explicó que es algo que se da, también, en el mundo. De las personas que tienen hipertensión en Uruguay, apenas 30% están bien controladas, un tercio sabe que tiene la afección pero está mal controlada, y un tercio no sabe que la tiene, detalló. Estar bien controlado significa tener “cifras adecuadas”, dijo, y acotó que los valores han ido disminuyendo: “Cuando yo era estudiante se aceptaba que pudieras tener 160 de presión, o sea 16; ahora no. Muchos pacientes dicen ‘pero cómo, si antes el médico me decía que estaba bien con 16 y ahora usted quiere que tenga 13’”, comentó. El cambio no es antojadizo: “Se ha demostrado que si tenés siempre 160, rápidamente va a haber repercusión en órganos blanco, como se llaman, que son riñón, corazón, fondo de ojo, arterias de las piernas, arterias del encéfalo”. “Básicamente, se considera que por encima de 135, de mantenerse esas cifras a largo plazo empieza a producir alteraciones”, dijo.
“Los trastornos del metabolismo lipídico, como el colesterol alto, son un factor de riesgo mayor para las enfermedades cardiovasculares”, puntualizó. Hizo énfasis en que “debe ser controlado con régimen dietético, con ejercicio y a veces se requiere tratamiento medicamentoso”. Añadió que “no se puede despreciar su participación en el desarrollo de estas enfermedades, en particular en la patología coronaria, provocando obstrucción arterial”.
Rossi mostró preocupación ante una realidad que, a su entender, ha cambiado: “Ahora hay una epidemia de diabetes y sobrepeso”, sostuvo. Explicó que la diabetes es una enfermedad sistémica, es decir, de todo el organismo, porque implica que el valor elevado de glicemia “influye a nivel del endotelio, o sea, en la parte interna de las arterias, y las va tapando, va haciendo que se altere el metabolismo de los lípidos, generando obstrucciones a nivel de todo el árbol arterial”, informó.
A su vez, señaló que “la obesidad y el sedentarismo propician la generación de la diabetes”. “Ahora hay un alto porcentaje de sobrepeso y obesidad en niños –más en adolescentes– que después llegan a la vida adulta y no mejoraron esa condición, y terminan siendo diabéticos”, lamentó. “Eso es algo del mundo actual: mucha comida ultraprocesada, con exceso de grasa, de colesterol, de grasas insaturadas, de azúcares, mucha comida comprada, snacks, y déficit de ejercicio”, explicó. Apuntó que esto está relacionado, también, con las características de los juegos de la infancia, porque antes los niños salían a jugar a la calle, pero ahora “hay mucha computadora, mucha tele, mucha play, mucha cosa que hace que los niños no tengan ejercicio”, dijo.
Otros factores de riesgo se han reducido, como el consumo de tabaco. Rossi valoró que Uruguay es pionero en el tema por la legislación aprobada a comienzos de la década de 2000. Uruguay ratificó en julio de 2004 el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco (que empezó a regir en febrero de 2005) y en 2008 prohibió fumar en lugares cerrados. “Se hizo una muy buena propaganda en contra y se llevaron adelante políticas muy firmes que fueron muy controvertidas al inicio, porque mucha gente estaba en contra, pero dio excelentes resultados, porque se fumaba en todas partes y ahora no. Es un factor de riesgo que se ha ido controlando”, evaluó.
Cuidarse del frío
El frío aumenta la presión arterial porque produce vasoconstricción y eso hace que aumenten “los descontroles de presión”, explicó Rossi. Pero además, comentó que los descontroles también pueden darse por el tipo de ingestas, porque con el frío muchas veces se dejan de lado las ensaladas y se ingieren comidas “más fuertes, con más grasa, con más sal”. Por todo esto, la cardióloga recomendó incrementar los controles y dijo que muchas veces se tienen que cambiar las dosis de medicamentos.
Rossi aclaró que hay personas que sin tener ningún factor de riesgo conocido, igual desarrollan una cardiopatía isquémica, y que en eso puede incidir la genética, los antecedentes familiares. Para prevenirlo, sugirió hacerse chequeos cada uno o dos años, “más cuando hay antecedentes” o cuando en algún control se detectó algo anormal, como la presión arterial o la glicemia “en el límite”, o cuando se tiene sobrepeso. Recordó que el autocuidado es muy importante, así como hacer ejercicio.
Por otra parte, destacó la incidencia de “otros factores de riesgo emergentes: el estrés, la angustia, la ansiedad, la depresión, la vulnerabilidad socioeconómica”. Dijo que la influencia de estos factores es importante y que “por eso en años de especial crisis, como 2002, 2003, aumentó la tasa de cardiopatía isquémica”.
Cuestiones de género
Hasta la menopausia, el nivel hormonal protege a las mujeres de las enfermedades cardiovasculares, pero a partir de esa etapa, “progresivamente, se va pareciendo a lo que es la enfermedad en el hombre”, explicó la cardióloga. Hasta esa edad, los varones tienen mayor riesgo que las mujeres de contraer estas afecciones.
En los problemas cardiovasculares de las mujeres se entrecruzan cuestiones culturales. Rossi mencionó una investigación que hizo en 2013 el Comité de Cardiopatía Isquémica en la Mujer de la SUC, que a través de una encuesta les preguntó a mujeres cuáles creían que era la principal causa de muerte en la mujer; la mayoría respondió que era el cáncer de mama, cuando en realidad eran –y siguen siendo– las enfermedades cardiovasculares. “Con la educación, con la promoción que se ha hecho, el nivel de ese pensamiento fue disminuyendo”, señaló.
La médica comentó que “la sociedad trata distinto a las mujeres que a los hombres”. Dijo que en la investigación de 2013 quedó en evidencia que la mayoría de las mujeres pensaba que la enfermedad cardíaca se manifiesta de la misma forma en mujeres que en varones, cuando no es así. “El dolor clásico del infarto que tiene el hombre muchas veces no lo tiene la mujer; se presenta con otros síntomas, entonces los síntomas son minimizados”, explicó. Detalló que a veces las mujeres experimentan el típico dolor en el pecho, pero que otras tienen un mareo, o “un decaimiento generalizado, de golpe”. Pero ocurre que “la mujer tiene doble o triple función, entonces se mejora y sigue, no le da importancia y demora más tiempo en consultar. Eso hace que, muchas veces, cuando consultan, [el daño] está más avanzando que en el hombre”, acotó.
Según Rossi, muchas veces se dilatan los diagnósticos y los tratamientos –sean farmacológicos o intervencionistas– en la mujer. Expresó que es algo que ocurre en todo el mundo, y sugirió que ese sesgo se da desde la investigación, porque los estudios randomizados de temas cardiovasculares incluyen, en general, más hombres que mujeres.
La postergación de los tratamientos empeoran las afecciones porque “como uno de los mecanismos del infarto es la obstrucción de las coronarias, se va obstruyendo de a poquito, un día se obstruye y ahí puede dar el infarto, o puede ir obstruyéndose de a poquito y dar isquemia, falta de irrigación sin llegar a necrosar ese músculo cardíaco, pero mientras da falta de irrigación va dañando el corazón”, informó.
Corazón y covid-19
Las personas con afecciones cardiovasculares pueden cursar peores cuadros de covid-19. Rossi detalló que el coronavirus puede descompensar enfermedades cardíacas previas, pero que también provoca enfermedades cardíacas nuevas, y que incluso se ven “máscaras cardíacas, es decir, hay pacientes que debutan con un infarto o con un brote cordial o con una insuficiencia cardíaca y resulta que están cursando un covid positivo”.
También están las secuelas de la covid-19. “Estamos aprendiendo día a día: hay miocarditis, gente que queda con mucha fatiga y hay que buscar si es por causa respiratoria o si es por causa cardiológica. Se están viendo secuelas que no se había imaginado que iban a pasar, creo que todos entendíamos que iba a ser una enfermedad aguda y no sabíamos que iba a haber secuelas”, advirtió.
Tratamientos
El Fondo Nacional de Recursos financia los procedimientos de alta complejidad, que se realizan en institutos de medicina altamente especializada cardiológicos. Entre ellos están el cateterismo, la colocación de bypass, la angioplastia, la cirugía cardíaca y el trasplante cardíaco, además de algunos estudios, como los de electrofisiología. Según un informe del FNR, 10.600 de los 16.090 actos médicos que financió el fondo en 2020 tuvieron que ver con afecciones cardiológicas.
Algunos procedimientos no son cubiertos por el FNR, como la TAVI –un tratamiento para la válvula aórtica que se hace por cateterismo–, algunos estudios de electrofisiología y ablaciones. Cuando se requieren, se presentan recursos de amparo para conseguir su financiamiento.
Por otro lado, la pandemia ha limitado las consultas de personas con afecciones cardiovasculares. Dijo que en estos 15 meses la atención fue dispar en las distintas etapas (con un altísimo nivel de restricción de la movilidad entre marzo y mayo de 2020, por ejemplo, con cierta apertura hasta diciembre, cuando volvió a haber restricciones) y según los centros asistenciales, porque en algunas instituciones en los últimos meses 80% de la atención fue presencial y en otras fue mayoritariamente por teléfono. “Eso hace que haya gente que hace un año y pico que no se la ve presencial, y gente que siguió controlándose. Es muy variado”, acotó. Dijo que los cardiólogos han aprendido a hacer consultas telefónicas, y que funcionan muy bien con pacientes estabilizados –por ejemplo con quienes sólo necesitan repetir medicación– así como con los más jóvenes; pero hay otros con quienes el intercambio telefónico es más difícil, porque son mayores o porque manifiestan que tienen síntomas y se los cita a la consulta presencial.
Según Rossi, la pandemia “ha hecho que algunos pacientes dejen de controlarse porque están tan atemorizados que espontáneamente no van, no repiten medicación; algunos pacientes aumentaron muchísimo de peso, por el sedentarismo, y eso ha hecho que el control en muchos casos no haya sido bueno, y que hayan aparecido evoluciones de enfermedades que si [las consultas] hubieran sido presenciales podrían no haber sucedido”. Por otro lado, notaron que “los pacientes con cuadros agudos no consultaban o consultaban cuando ya era más tarde. Se vio que disminuyó la consulta de infarto, no porque no los tuvieran, sino porque no consultaban; disminuyeron los cateterismos, las cirugías cardíacas. Seguramente vamos a esperar que el control de las enfermedades crónicas en este período se vea deteriorado”, sostuvo.
El lunes pasado la SUC emitió un comunicado en el que recomendó continuar con el cumplimiento de las medidas para prevenir los contagios de coronavirus –incluyendo la vacunación–, mantener la atención telefónica en los casos en que no se deteriore la calidad asistencial, y “aumentar en forma progresiva la atención presencial” hasta completar los cuatro pacientes por hora.
Contramarchas
En el último año, la SUC se ha manifestado en contra de los cambios en el decreto del etiquetado frontal de alimentos y de la aprobación del decreto que autorizó, en marzo, la importación de dispositivos electrónicos para fumar tabaco, algo que estaba prohibido desde 2009.
Con respecto al etiquetado, Rossi afirmó que “tiene que haber una información clara, precisa, concreta y veraz de los alimentos que están al alcance de las personas. Las personas tienen derecho a saber qué es lo que están comiendo, más allá de que después elijan comer o no comer bien”. Agregó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido “determinados criterios para decir qué es exceso de sal, qué es exceso de grasa, exceso de azúcares, y esos criterios nosotros creemos que tienen que respetarse, que ya se había hecho un decreto de cómo tenía que ser ese etiquetado y ahora se volvió para atrás en cuanto a los valores que se pusieron”. Agregó que junto con la Alianza para el Control de Enfermedades No Transmisibles –de la que forma parte la SUC– y con otras sociedades científicas hicieron gestiones para tratar de revertir ese cambio, pero por el momento no tuvieron “ninguna respuesta”. “Los octógonos quedaron como se determinó en el último decreto, que no es como estaban antes, creemos que eso no está siendo una cosa positiva para la población en general; no estamos ayudando a la salud, sino que estamos yendo en detrimento de esto”, lamentó.
En relación al otro decreto, dijo que “el cigarrillo electrónico no está aprobado a nivel mundial” así como tampoco el que emplea tabaco calentado, porque “además de tener elementos nocivos para la salud, favorece el hábito de estar fumando. Entonces, no es una herramienta que sirva para dejar de fumar, como se aludió en algún momento, cuando se dijo que por eso se permitía. Todo lo contrario. Y además se sigue fumando, se siguen inhalando sustancias tóxicas. Creemos que ninguna de las dos cosas está a favor, sino al contrario: son retrocesos en la salud pública”, concluyó.
Principales afecciones cardiovasculares
Cardiopatía isquémica: “Isquemia quiere decir falta de irrigación; es la enfermedad cardíaca generada por falta de irrigación a nivel del músculo cardíaco, lo más frecuente es por alteraciones de las arterias coronarias, la obstrucción de estas”, explicó Rossi.
Infarto: zona del músculo cardíaco que no tiene irrigación y se muere. La causa más común es la falta de irrigación por arterias coronarias obstruidas, detalló.
Accidentes cerebrovasculares: pueden ser infartos o hemorrágicos y ocurren a nivel de la circulación del encéfalo.
Afecciones de la retina: se producen por esclerosis de los vasos de la retina, que progresivamente genera su obstrucción.
Insuficiencia renal: la hipertensión arterial, junto con la diabetes, son las principales causas de insuficiencia renal en pacientes que requieren diálisis.
Obstrucción de las arterias de las piernas: ocurre por oclusiones arteriales y se caracteriza por sentir dolor al caminar pocas cuadras y, en grados de mayor avance, también al estar en reposo.
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