La fundación Pérez Scremini ultima las gestiones para ser el primer país de Latinoamérica en incorporar a sus tratamientos la tecnología Car T, un tratamiento alternativo para los pacientes con leucemias linfoblásticas agudas en los cuales no funcionaron los tratamientos tradicionales. En diálogo con la diaria, Susana Rives, especialista en leucemia linfoblástica aguda pediátrica e inmunoterapia en leucemia aguda, y Ney Castillo, pediatra y oncólogo asesor de la fundación, comentaron cuáles son los principales beneficios de esta incorporación, sus antecedentes en otros países y la posibilidad de ampliarla a los pacientes adultos.
“La terapia con células Car T es un tratamiento nuevo. Hasta ahora para tratar la mayoría de los cánceres se utilizaba la quimioterapia, radioterapia y también la cirugía”, pero este nuevo enfoque “dirige al propio sistema inmunitario contra las células cancerígenas” a través de un procedimiento personalizado, detalló Rives.
El procedimiento se basa en “extraer células del sistema inmunitario del propio paciente, específicamente linfocitos T, que luego se manipulan genéticamente”, de manera que al ser reincorporadas al organismo reconozcan específicamente “la célula tumoral y la destruyan”, de una forma similar a como se destruiría una célula infectada por un gen. “El sistema inmunitario descubre a la célula infectada y la suprime”; en un procedimiento similar, con la terapia Car T, “los linfocitos modificados destruyen a la célula leucémica”, sostuvo.
Rives señaló que la tecnología ya se probó en ensayos en varios países, y los primeros resultados se conocieron entre 2010 y 2011. Primero se empezó a tratar a pacientes con leucemia linfática crónica y luego a niños con leucemia linfoblástica de varios centros e instituciones de Estados Unidos. “Se aplicaba la misma terapia pero no exactamente igual”, pero “en todos los ensayos clínicos se observó que de los pacientes que no tenían prácticamente ninguna opción curativa un buen porcentaje respondía al tratamiento”, y de ese porcentaje otra buena parte conseguía mantener la respuesta.
“Una ventaja que tiene esta terapia frente a otras inmunoterapias más antiguas es que en muchos casos las células persisten en el individuo” y sucede de la misma forma que “si tenemos una varicela”, es decir, “se puede mantener la respuesta de por vida, porque hay una célula que vigila una posible recaída”, indicó Rives.
Luego de los ensayos “se quiso ver si esos resultados se podían extrapolar a la población en general, entonces se hizo un estudio” en el que se incluyeron 79 pacientes que recibieron la terapia en varios centros de Estados Unidos, Europa, Australia y Japón, y dieron “buenos resultados'', señaló la especialista. A la fecha ya se han tratado más de 1.000 pacientes con esta terapia, en varios países.
Ante la consulta de si hay diferencias en el mecanismo de acción de la terapia en niños y adultos, Rives aclaró que el mecanismo con el que actúa “es el mismo”, pero esta “es una de las primeras veces en que una terapia se aprueba primero en niños que en adultos”, y eso sucedió porque los resultados de los primeros estudios fueron “algo mejores” en niños, porque “toleraron mejor la terapia”.
Por último, Rives valoró que Car T llegó a Uruguay antes que a cualquier otro país de Latinoamérica, porque es un país que sostiene “un modelo de colaboración con varios grupos internacionales”, entre ellos, “grupos europeos que se especializan en el tratamiento de las leucemias”, y esta tecnología en especial “es una terapia avanzada que requiere de recursos e infraestructura preparada”, características que Uruguay reúne.
Última etapa
Castillo comentó que desde hace alrededor de dos años hay médicos de la fundación que viajan al exterior a capacitarse. De hecho, dos pediatras estuvieron preparándose junto a Rives, y un niño de la fundación viajó a someterse a un tratamiento con la tecnología Car T.
Según Castillo, la fundación ya comenzó los trámites para la compra de la misma tecnología que se utiliza en Barcelona, España, y lo único que falta es la aprobación del Ministerio de Salud Pública. “Se calcula que a fines de 2022 se va a lograr obtener [la aprobación] y a realizar los primeros procedimientos” en pacientes de la fundación en enero o febrero de 2023.
En Uruguay, 30% de los casos de cáncer nuevos por año en menores de 18 años son leucemias, y si bien “la curación es alta”, lo bueno de contar con la nueva tecnología será tener una opción más “cuando fallen los tratamientos convencionales”. Entonces, “se incorporará como una terapia de rescate para aquellos chicos en los que fracasen las terapias tradicionales”, explicó Castillo.
Por otra parte, dijo que, como la técnica también se puede utilizar en adultos con la misma enfermedad, “la intención de la fundación es que en un futuro también se pueda utilizar en jóvenes o adultos que necesiten este tratamiento”, y sostuvo que, a diferencia de la aplicación en niños, en adultos se amplía a pacientes con linfoma B.
Por último, Castillo comentó que esta semana investigadores, médicos y científicos expertos en leucemia, provenientes de ocho países, se reunieron en Montevideo en el marco de la asamblea anual del grupo Closer, una iniciativa colaborativa, internacional y multidisciplinar creada para estudiar la leucemia infantil y financiada por la Unión Europea. El proyecto aborda el tratamiento de la leucemia infantil de manera global e innovadora y se centra en los aspectos científicos de la enfermedad, pero también en los factores socioeconómicos, culturales, educacionales y ambientales a los que se expone cada paciente para lograr mejorar la tasa de supervivencia y la calidad de vida de los niños con leucemia y de sus familias.
El objetivo principal del grupo es achicar las diferencias en los diagnósticos y tratamientos de cada país para que los pacientes puedan acceder a posibilidades curativas similares y más igualitarias. “El grupo comenzó en 2019 y culmina en 2023; la idea es que para ese momento estemos en condiciones más armónicas con Europa”, deseó Castillo.