“En el marco del Mes de la Mujer, también se conmemora el Día de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, cáncer que se genera a raíz del virus del papiloma humano [HPV, por su sigla en inglés], que causa muchísimos tipos de cáncer”, explicó a la diaria Natalia Pérez, ginecóloga especialista en tracto genital inferior y colposcopía, y profesora adjunta de la Clínica Ginecotocológica B de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. Aunque el de útero es el más frecuente y el que causa mayor cantidad de muertes, este virus también puede causar otros cánceres ginecológicos: de ano, de vulva y de vagina.

“El cáncer de cuello de útero no debería existir porque es 100% prevenible: si se curan las lesiones preinvasoras, una mujer nunca tendría cáncer”, remarcó Pérez. Acotó que, por este motivo, la Organización Mundial de la Salud tiene como meta llegar al año 2030 con el cumplimiento del esquema 90-70-90: que 90% de las adolescentes estén vacunadas antes de los 15 años, que 70% de las mujeres sean examinadas antes de los 35 años de edad y hasta los 45 años, y que 90% de las mujeres diagnosticadas con cáncer de cuello uterino esté en tratamiento.

“Es el cáncer más frecuente en las mujeres, luego del cáncer de mama y el colorrectal, por año se registran 14 casos nuevos cada 100.000 mujeres y la mortalidad es de cinco casos cada 100.000 mujeres”, detalló a la diaria Robinson Rodríguez, oncólogo y director del Instituto Nacional del Cáncer (INCA) y presidente de la Comisión Honoraria de la Lucha contra el Cáncer (CHLCC). Según el Registro Nacional del Cáncer, de 2014 a 2018 hubo un promedio de 313 casos nuevos por año y 133 muertes anuales por este cáncer. “La incidencia cayó sostenidamente entre 2002 y 2018 en 1,9% anual, al igual que la de mortalidad, que cayó 1,3% en el período 1998-2019, acumulando un descenso superior a 28%”, destacó Robinson. “Lo significativo de estos datos es que el descenso se detectó en todas las edades, y particularmente la mortalidad, también en mujeres menores a 50 años, a pesar de que el cáncer se desarrolle con más frecuencia dentro de los 30 y los 40 años”, especificó el oncólogo.

Las lesiones que provoca el virus y que pueden generar cáncer de cuello uterino suelen detectarse en Uruguay a través del papanicolaou (PAP), que es el estudio de tamizaje, o screening indicado e incluido en el Plan Integral de Atención en Salud (PIAS). “En Uruguay hace muchísimos años que el screening que se utiliza es el papanicolaou, un excelente método para detectar los estadios iniciales del cáncer de cuello uterino y las lesiones invasoras”, explicó Pérez.

Durante años, el PAP fue el único método disponible en el país, pero luego se aprobó el test HPV, “un test con casi 100% de sensibilidad, que aún no logra ser implementado a todas las mujeres pero que, como gran diferencia, si arroja un resultado negativo se repite cada cinco años, no con más frecuencia, como el PAP”, detalló la ginecóloga. Pérez, explicó que aunque el uso de este test molecular está aprobado en Uruguay, se sigue investigando cómo implementarlo para toda la población. Consultado acerca de la posibilidad de que el test esté disponible para una mayor cantidad de usuarias, Rodríguez dijo que por el momento “hay interés y el tema se incluiría en el análisis de nuevas guías [clínicas de atención] con la participación de diferentes actores claves”, pero esa gestión aún no se ha iniciado.

El test “se debe aplicar en las mujeres a partir de los 30 años, por la incidencia de este virus, ya que luego de los 30 años 12% de las mujeres tienen el virus de HPV de alto riesgo positivo”, agregó la ginecóloga. Por último, dijo que se recomienda aplicar la vacuna contra el HPV entre los 11 y los 17 años, tanto a varones como a mujeres. Pérez aclaró que la vacuna protege contra los dos setotipos más frecuentes de HPV, 16 y 18, que son los que causan 70% de los cánceres, pero advirtió que “falta el 30% restante”; la vacuna protege, además, contra los tipos 6 y 11 de HPV, que provocan verrugas genitales.

En la misma línea que Pérez, Victoria Bertolino, ginecóloga y especialista en tracto genital inferior, dijo a la diaria que el test molecular de HPV “por el momento se encuentra disponible en el Centro Hospitalario Pereira Rossell y en algunos seguros médicos, pero no para toda la población, aunque se puede acceder a él de forma particular”. Según Bertolino, “la gran diferencia es la sensibilidad, porque una persona puede tener lesiones que en el PAP pueden pasar desapercibidas, por eso se realiza frecuentemente”. El test de HPV detecta a todas las mujeres con HPV de alto riesgo y “las que no están en riesgo, podrían abstenerse del control durante cinco años”, fundamentó. Exhortó a que la vacuna contra el HPV “se aplique antes del inicio de las relaciones sexuales”, en caso de que no haya sido posible, dijo que “igual es favorable aplicarla unos años más adelante, incluso hasta los 26 años, porque también protege”.

“El HPV genera una infección que es extremadamente frecuente, alrededor de 80% de la población en algún momento lo vamos a tener y por lo general la mayoría de las personas lo eliminan naturalmente”, explicó Bertolino, quien añadió que lo raro es que se convierta en lesiones premalignas, algo que suele pasar dos años luego de haber contraído el virus. “Esas lesiones son las que se busca detectar con el PAP, desde allí lo que hacemos es evitar que evolucionen al cáncer”, agregó.

Además de recomendar la vacunación ‒principalmente entre los 11 y los 17 años‒, Pérez, Bertolino y Rodríguez exhortaron a prevenir factores de riesgo, como el tabaquismo, y a hacerse controles ginecológicos con frecuencia (aún sin presencia de dolor o síntomas). Aconsejaron, también, usar preservativo durante las relaciones sexuales, aunque aclararon que da una protección parcial, porque el HPV no sólo se transmite con la penetración, sino también por el contacto de genitales con la piel y las mucosas.

Mitos y realidades

Natalia Pérez, Robinson Rodríguez y Guillermo Rodríguez ‒ginecólogo e integrante de la CHLCC‒ participaron este miércoles de la actividad “Mitos y realidades sobre el cáncer de cuello de útero” que desarrolló la CHLCC, con el apoyo de varias sociedades científicas, entre ellas la de Ginecotocología, y del laboratorio Roche, en el marco de la campaña de prevención del cáncer. Durante el encuentro, los expertos remarcaron las medidas de prevención del cáncer, compartieron y desmitificaron las creencias que las mujeres suelen llevar a las consultas.

Que la única manera de contagiarse es a través de una relación sexual con una persona de sexo opuesto, que no se puede prevenir este cáncer, que el resultado normal de un PAP significa que no se tiene cáncer de cuello uterino y que después de la menopausia las mujeres no necesitan realizarse más controles, son algunos de los mitos que derribaron los profesionales.

“No importa que haya pasado la menopausia, haberse vacunado o no tener relaciones sexuales durante un largo período de tiempo, no son elementos válidos para dejar de controlarse, sobre todo porque es un cáncer que se desarrolla con los años”, explicó Guillermo Rodríguez. Otro de los mitos que desmintió es que se trate de una afección hereditaria, porque no es así, como anticiparon, se transmite por piel, fluidos y mucosa.

Por otra parte, hicieron hincapié en que tener el virus HPV no significa que se tenga cáncer. “Se puede tener una cosa y no la otra, en la mayoría de los casos suele desaparecer naturalmente, pero como es incierto, lo importante es realizar controles ginecológicos, idealmente desde los 21 a los 69 años, vacunarse y usar preservativo”, aportó Pérez.