El sanatorio es el principal activo de Casa de Galicia, la mutualista del oeste de Montevideo que cerrará sus puertas este jueves, tal como se conoció hasta ahora. El 15 de octubre Alberto Iglesias, entonces director de la mutualista, se había presentado voluntariamente ante el Juzgado Letrado de Concurso de Primer Turno, por no poder hacer frente a las deudas que tenía la institución, y el 23 de diciembre el juez Leonardo Méndez dispuso el cese de actividades de la mutualista. Antes de eso, el 19 de octubre, Méndez había declarado que la institución iría a concurso y designado a la Liga de Defensa Comercial (Lideco) para la sindicatura.
Este martes, la sindicatura publicó el aviso para licitar el sanatorio y todos los bienes muebles que forman parte de él, “de manera de garantizar la unidad sanatorial como dispone la Ley 20.022”, explicó a la diaria Fernando Cabrera, uno de los síndicos de Lideco que han liderado el proceso. Aclaró que no se licitan, en esta etapa, las policlínicas ni los bienes destinados a actividades de carácter cultural.
El precio de base del sanatorio es de 20 millones de dólares, que es el valor de tasación (se pretende obtener mucho más). Los interesados tendrán que comprar el pliego, que cuesta 10.000 dólares y antes del 5 de mayo tienen que constituir una garantía de mantenimiento de oferta por 400.000 dólares, que queda a disposición de la sindicatura (en letra de cambio o transferencia bancaria). Las propuestas incluyen información con “los antecedentes sanatoriales” de quien se presente. En caso de que haya dos interesados que cumplan con estos requisitos, se hará un remate entre ellos (se le devolverá el fondo de garantía a quien no lo adquiera).
Destino de los fondos
El sanatorio está hipotecado y el acreedor es el Estado. 75% de los bienes que se liciten serán para el acreedor hipotecario. El 25% restante será para atender el pasivo posconcursal, “que son todas las deudas contraídas a partir del decreto de concurso, que es del 19 de noviembre”, informó Cabrera, y entre ellas estarán todos los despidos que se generen, porque serán posteriores a esa fecha. Una vez que terminen de pagarse las deudas posconcursales, se estará en condiciones de pagar otras, como los acreedores con privilegio general y, por último, los acreedores quirografarios, que son los que no tienen ninguna garantía. Quien ocupará el primer lugar es el Estado –que es el “pasivo privilegiado”– por las deudas generadas por falta de aportes al Banco de Previsión Social. “En el segundo escalón vienen las deudas por no pago de tributos nacionales y municipales”, añadió.
Hasta el momento, Cabrera informó que “el pasivo verificado en el concurso, sin considerar las deudas laborales del propio concurso, suma 62,5 millones de dólares”. A eso hay que sumarle las deudas laborales del concurso, es decir, las contraídas antes del 19 de noviembre –que no están incluidas en los 62,5 millones porque se están verificando todavía– y que pueden rondar los cuatro millones de dólares. A eso hay que agregar los despidos que, según el síndico, “va a ser una cifra no menor a los diez millones de dólares”.
Considerando el sanatorio, las policlínicas y otras disponibilidades e intangibles, el síndico estimó el activo de Casa de Galicia, en 53,5 millones de dólares. Pero las deudas superarán los 70 millones de dólares.
Se va a estar en un punto en el que “no hay de dónde sacar”, reconoció Cabrera.