“Hace cinco meses renunció la antepenúltima directora del centro porque no se atendían sus pedidos” de contratar más personal para cubrir las vacantes en el Hospital Dr. Ceibal Artigas, explicó a la diaria Dinarte Bordón, usuario del centro de salud ubicado en Cerro Chato y residente en esa localidad. Agregó que como Cerro Chato está dividido en los departamentos de Florida, Durazno y Treinta y Tres, si bien el centro de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) se ubica en el departamento de Durazno, depende de la Red de Atención Primaria (RAP) de Treinta y Tres.

“Luego de la renuncia de la doctora [Elisa] Morales tomó el cargo un nuevo director que hace unos días también presentó su renuncia” porque “no logró cubrir las guardias, tampoco los faltantes de medicamentos”, agregó Bordón. También mencionó que a las problemáticas de atención del centro se suman los ruidos molestos de un local social que se ubica en el predio lindero a la institución, situación que denunció personalmente “porque no está permitido y afecta directamente al hospital”, pero no hubo cambios al respecto y el lugar sigue funcionando. En cuanto a la atención, comentó que los vecinos temen que se reduzcan los servicios hasta “quedar en una policlínica”.

Mario Sequeira, otro usuario del hospital, reafirmó que es notoria “la falta, sobre todo, para la [atención en] emergencia” y consideró que la renuncia del director se debe a que aunque comenzó su gestión, hace alrededor de seis meses, aún “no mejoran algunos aspectos relacionados a las dotaciones y [la falta de] medicamentos”. Agregó que en el último tiempo el propio director, Richard Soto, “estuvo atendiendo a la población por la falta de recursos de todas las índoles”. “La semana pasada se dio a conocer lo que sucede en general, los propios trabajadores del hospital dicen que la situación va empeorando, y molesta”, concluyó.

Uno de los hospitales “más potenciados” de la zona

Consultado por la diaria, William Bentancur, el director de la RAP de Treinta y Tres, declaró que desde que comenzó su gestión, hace aproximadamente dos años, el equipo de ASSE trabaja en mejorar los servicios del hospital de la localidad. “Una de las cosas que sumamos fue el servicio [temporal] de ecografías”, ejemplificó, y acotó que es algo que no corresponde al centro, porque es de atención primaria, pero debido a la cantidad de estudios atrasados, “hasta julio se hicieron entre 40 y 60” ecografías por mes.

Añadió que el de Cerro Chato es un hospital con un “gran número de usuarios”, alrededor de 4.000, y consideró que es uno de los hospitales “más potenciados” de la zona porque “es el único” que cuenta con variedad de especialidades: tiene pediatría, ginecología, imagenología, psicología y un laboratorio. “También se hace intercambio de servicios con mutualistas” cercanas, comentó.

Sobre la renuncia de los dos últimos directores aclaró que la penúltima, Elisa Morales, renunció “por motivos personales” y que el último director presentó su renuncia “por inconvenientes con los médicos de retén”. Agregó que el director también se desempeña en el ámbito privado porque “es más rentable”. De todos modos, destacó que ASSE tiene “muy buen diálogo” con el funcionario, que incluso participa en la búsqueda de alguien que ocupe la dirección. ASSE pretende ofrecer al nuevo director un “paquete de guardias y policlínicas” para que sea más rentable.

Por último, sobre el local social pegado al predio y el problema de los ruidos molestos, que mencionó uno de los usuarios, respondió que es un tema que en su momento lo trató la intendencia del departamento y que en ASSE “existe un expediente” y se han hecho “todas las gestiones posibles”.

Concluyó que siempre se “ha intentado mejorar los recursos” del hospital, al igual que otras problemáticas, como la falta de medicamentos. Al respecto, comentó que si bien “siempre hay algunos faltantes”, sobre todo luego de la pandemia, ASSE trabaja en el tema para que no falten en principio los medicamentos para las afecciones crónicas.

“Asimetría histórica”

Daniel Ayala, presidente de la Federación Médica del Interior (FEMI), dijo a la diaria que hace poco más de un mes un equipo del gremio visitó el hospital de Cerro Chato y se reunió con el personal médico, por lo que dijo estar al tanto de la situación. “En un momento hubo un proyecto de complementación para hacer una puerta única de atención”, en conjunto, entre centros de salud públicos y privados, pero “finalmente quedó sin efecto”, según Ayala.

Acotó que las dificultades en la cobertura también se dan en el área privada, pero en el sector público “se acentúan”, fundamentalmente con algunas especialidades en el norte del río Negro, particularmente “en las pequeñas comunidades”, y opinó que la causa es “multifactorial”.

En cuanto a la dificultad de la permanencia, comentó que los equipos de salud se pueden radicar en el interior, pero hay tres cosas que influyen mucho y son necesarias, sobre todo, para lograr la estabilidad. Primero, “una buena remuneración, cosa que en su mayoría dista de ser así”; luego, condiciones de trabajo “que le den al médico la posibilidad de conformar un equipo”; y, por último, tener “al menos las condiciones mínimas de infraestructura” en los centros.

Además, Ayala consideró fundamental que el médico pueda “conectar de forma fluida” con un centro de referencia, algo que “depende mucho de la distancia con la capital y el lugar del que se trate”, porque “el interior es muy diverso”. “Es fundamental que el médico tenga un vínculo con el ámbito formativo y académico donde apuesta a residir”, agregó.

En cuanto al gasto de ASSE en el interior, comparado con el de Montevideo, consideró que hay “una asimetría histórica”. Como “solución” Ayala entiende que ASSE requiere una reestructura que se va a poder hacer “si en algún momento se logra un acuerdo político a largo plazo” que permita cambiar la normativa y el vínculo con los territorios, para así poder descentralizar los servicios, sobre todo porque “70% de los usuarios [de ASSE] están en el interior”.

De todas maneras, dijo que el cambio “no es sólo un tema presupuestal, es parte de un diseño institucional” en el que “las políticas [institucionales] deberían adaptarse a cada lugar en función de sus particularidades”. Hizo hincapié en la falta de especialistas, las carencias de los profesionales médicos a nivel rural y puso el acento en dos puntos: salud mental y formación de recursos en el interior.

Cantidad de médicos en pequeñas comunidades se redujo 30%

El viernes pasado un grupo de representantes de la FEMI asistió a la Comisión de Hacienda del Senado para “manifestar su preocupación” por algunos aspectos que están siendo analizados en el marco de la Rendición de Cuentas. En el intercambio presentó algunos datos que se relacionan con la inequidad en la distribución de profesionales en el país, las carencias de algunos sectores y las principales faltas.

FEMI informó a la comisión el porcentaje de usuarios de ASSE que corresponde al interior y sostuvo que, a pesar de la cifra, en Montevideo hay “74 médicos cada 10.000 habitantes”, mientras que en el interior hay “sólo 24 médicos para la misma cantidad de personas”. Acotó que la desproporcionalidad se hace más notoria en “varias especialidades básicas”, como pediatría, medicina familiar y ginecología. “En el interior del país hay aproximadamente un pediatra cada 350 niños y adolescentes”, mientras que en la capital hay “un pediatra cada 107 niños y adolescentes”. Es decir que el interior tiene 40% menos pediatras de los que debería tener para atender a esta población.

También detalló que “sólo 30% de los médicos está en el interior del país, y menos de 7% al norte del río Negro”. A pesar de las cifras, ASSE destina “menos de la mitad [de su presupuesto] a los centros del interior del país”. En cuanto al interior más profundo, acotó que, según la Sociedad de Medicina Rural, “la radicación de médicos en pequeñas comunidades se redujo 30% en los últimos años”.

Por lo anterior, FEMI planteó que el presupuesto asignado “es insuficiente” y que es “imperiosa” la necesidad de que se destinen mayores recursos para poder cubrir la demanda asistencial de la institución en el interior.