El viernes el Ministerio de Salud Pública emitió un comunicado sobre el uso seguro de medicamentos, en el que recordó la importancia de tomar “las dosis adecuadas durante el lapso de tiempo necesario” para conseguir resultados favorables para la salud. El documento, en el que la cartera compartió una serie de recomendaciones y destacó que de no seguirlas puede provocar “efectos nocivos” a corto y largo plazo, surgió días después de que se conociera una investigación de la Cátedra de Pediatría de la Facultad de Medicina, que detectó varios intentos de suicidio con paracetamol entre adolescentes.

El informe, citado por El Observador, reveló que durante el último año fueron internadas en el Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR) al menos diez adolescentes mujeres de entre 11 y 14 años que intentaron quitarse la vida consumiendo paracetamol, un analgésico de venta libre utilizado para aliviar la fiebre y dolores de intensidad moderada, recomendado por el MSP para tratar las reacciones a la vacunación contra la covid-19. Según lo expuesto, las jóvenes ingresaron por una “intoxicación aguda”, generada tras ingerir más de 150 mg por kilo.

De acuerdo a los últimos datos presentados por el MSP en julio, el suicidio en adolescentes tuvo “un aumento sostenido en los últimos años marcando un significativo pico en pandemia y pospandemia”: mientras en 2019 murieron 34 personas de entre 15 y 19 años por esta causa, en 2022 lo hicieron 45. Además, el estudio dio cuenta de que “gran parte de los suicidios en adolescentes se vinculan al consumo problemático de sustancias”.

Evaluar el contexto

“Lo que tiene que quedar bien claro es que son dos temas distintos que se superponen”, consideró el director del CHPR, Álvaro Galiana, en diálogo con la diaria. En primer lugar, corresponde reconocer que “el paracetamol, como todos los medicamentos tomados en forma inapropiada, puede ser tóxico”, explicó, tras aclarar que en la institución desconocen de dónde surge este método. Aun así, al hablar de suicidio hay que contemplar que si una persona tiene las intenciones de cometerlo, lo que importa no es el fármaco que utilice para eso, subrayó el profesional. “Hoy es el paracetamol, mañana puede ser otra cosa”, aseguró.

Más allá de los casos de autoeliminación, la intoxicación por sobredosis de paracetamol “puede ocurrir”, y “eso es un problema al que hay que estar atentos, porque a veces la gente interpreta que los medicamentos que son de venta libre pueden tomarse de forma totalmente segura, en cantidades más frecuentes de las actuales”, contó Galiana. En ese sentido, lo ideal sería tomarlo bajo una prescripción médica, pero “no quiere decir que no pueda ser de venta libre”, dijo.

Tras resaltar que “todo medicamento, desde una aspirineta hasta un perifar, puede ser potencialmente tóxico si se toma en grandes cantidades”, el director del CHPR volvió a destacar que, con relación a este tema, “el problema es el chiquilín que intenta suicidarse con lo que sea”. En la institución que dirige, quienes ingresan por esta razón “tienen un seguimiento con el psiquiatra” pero “siempre hay que tratar de evaluar de forma adecuada la parte social”, porque aquello que lleva a un adolescente a querer suicidarse “es algo multifactorial”, manifestó Galiana.

En esa línea, otro aspecto a considerar es el vínculo de cada familia con la medicación. De acuerdo a Galiana, en los hogares en que se acostumbra tomar fármacos, “entre comillas para los nervios”, los adolescentes tienden a consumirlos. También sucede que aquellos que tienen depresión a veces ingieren la medicación recetada, pero en vez de tomar “un comprimido por día o medio comprimido por día”, como se les indica, lo hacen en “grandes cantidades”, añadió. “Por eso, cuando uno indica medicamentos controlados, que requieren recetas verdes, siempre hay que estar evaluando el contexto familiar, para que alguien administre la medicación y no haya un riesgo de gestión inadecuada”, observó.

Las recomendaciones del MSP

En su comunicado, el MSP recuerda que “para usar los medicamentos de forma segura se debe seguir las indicaciones del médico en cuanto a las dosis, los horarios de toma de esas dosis y el tiempo de tratamiento sin interrupciones”, incluso si hay “una mejora visible de la sintomatología”.

Asimismo, agrega que antes de usarlos hay que “verificar la fecha de vencimiento” de los fármacos y “guardarlos en su envase original, con el prospecto y sin cortar los blisters para no perder datos”. Además, tienen que guardarse “en lugares en los que no haya exceso de sol ni humedad” y mantenerlos “siempre alejados del alcance de niños y adolescentes”, explica. Por último, la cartera indica que “frente a cualquier eventualidad o sospecha de intoxicación, es bueno tener el número del Centro de Toxicología (1722) en un lugar accesible”.