Desde hace varios años -y es cada vez más habitual- los prestadores de salud tanto públicos como privados incorporan nuevas tecnologías de primer nivel que mejoran y actualizan la atención de la salud. Los equipos permiten diagnósticos y tratamientos más exactos, mayor detalle de las patologías y amplía la capacidad y eficiencia del prestador que la adquiere.
Si bien el proceso se acelera cada vez más, los equipos se importan, pero Uruguay aún carece de recursos humanos formados para el mantenimiento de los aparatos. En diálogo con _la diaria, _ Franco Simini, profesor de ingeniería biomédica, recordó que la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, en conjunto con la Facultad de Medicina, desde hace varios años brinda para los estudiantes avanzados en la carrera de ingeniería un internado de ingeniería biomédica que “cada vez toma más relevancia” debido a los equipos que adquieren los centros de salud.
El internado es “poco habitual” para la Udelar, pero se trata de “una respuesta a una necesidad del país” que además internacionaliza la oferta, ya que a cursar el internado, que tiene una duración de seis meses y es remunerado, también llegan estudiantes extranjeros.
Según Simini, actualmente con los equipos ocurre lo mismo que ocurrió en el siglo XX con los medicamentos, un momento en el cual la medicina “se armó de un enorme apoyo farmacéutico” que es utilizado hasta nuestros días. Lo siguiente para el área médica fue “invertir en una serie de aparatos que ayudan a la medicina a hacer mejor su trabajo”. Algunos de ellos son los electro bisturíes, los ventiladores mecánicos y decenas de monitores de muchos modelos y con diferentes funciones.
En el siglo XXI esa “modernización” explotó y los hospitales se han llenado de equipos “caros y sofisticados”. Para el ingeniero, en un momento en Uruguay se observó que “el mantenimiento de esos equipos dejaba algo que desear” ante el hecho de que si bien “era mucho el gasto en inversiones”, resultaba que luego la compra no era bien gestionada en su utilización y el mantenimiento “no era profesional”.
A raíz de esa carencia, la Facultad de Ingeniería comenzó a ofrecer la formación práctica para que los estudiantes avanzados de ingeniería biomédica, eléctrica y mecánica estén en un hospital para aprender a fiscalizar que los equipos “sean seguros”, “no hagan daño” y “que se documente su uso correctamente”. Otra de las prioridades es que el equipo se quite de función cuando haya pasado su vida útil, cambiar repuestos de forma correcta, entre otras cosas.
Según Simini, en los últimos años las instituciones públicas y privadas “están pidiendo ayuda para mejorar los equipos”. Actualmente los estudiantes concurren a sedes de Montevideo, pero también de la Federación de Prestadores Médicos del Interior (Fepremi), y pasan “alrededor de 40 horas semanales” aprendiendo y asesorando a los grupos médicos. La oferta “es exitosa” y “tiene buenos resultados”, además de que se generan recursos que serán de utilidad en el futuro.
Si bien el internado existe desde 2013, en 2022 “aumentó muchísimo la demanda” tanto de estudiantes como de centros que piden recibir a los internos. Simini comentó que en 2022 el Hospital Maciel, a raíz de la inversión en equipos que el centro está haciendo desde hace varios años, solicitó estudiantes que aún están trabajando en el centro de salud. En cuanto a porcentajes, sostuvo que alrededor de 10% de quienes se reciben de ingenieros en Uruguay están interesados y realizan la especialización.
Por último, mencionó que en el trabajo de campo la interacción entre el personal de la salud y los estudiantes surge “lo mejor”, ya que hay aspectos que “no se pueden adivinar si no hay una formación en ingeniería”, por eso es de suma importancia que los equipos médicos se puedan apoyar en este tipo de asesoramiento.