Hasta el momento, en gestión individual y en algunos casos compartida con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), gestiona varias casas de medio camino para personas con trastornos mentales, distribuidas en seis departamentos del país. Este tipo de dispositivos es uno de los que acompaña las políticas de desinstitucionalización concentradas mayormente en la Ley de Salud Mental 19.529.

Hace un mes cerró una de las casas, la que se ubicaba en la ciudad de Minas, en el departamento de Lavalleja. Ese dispositivo fue inaugurado en 2012, tenía capacidad para 15 personas y era uno de los lugares que ASSE y el Mides manejaban en conjunto. La gestión estaba a cargo de una cooperativa de mujeres que, cuando abrió la casa, fueron capacitadas por un equipo de salud mental de la ciudad de Minas, sobre todo, para poder gestionar la medicación de los usuarios.

A un mes del cierre, Beatriz Mercapide, una de las cooperativistas, lamentó, por varios motivos, el cierre de la casa. En principio, sostuvo que allí permanecieron personas de varios lugares cercanos, que en un momento “egresaron en un estado que les permitió independizarse” y quienes permanecieron en la casa disminuyeron “sus tiempos de internación”. A su vez, comentó que los usuarios accedían a talleres, clases de gimnasia y rehabilitación, vivían en un círculo “conocido”, habían establecido vínculos y mostraban “notorias mejorías”.

En cuanto al rol de gestión, explicó que comprendía acompañar a los usuarios a médicos y especialistas, asegurarles y brindarles la medicación y acompañarlos.

En la casa vivían personas que eran derivadas allí por médicos de ASSE, luego “el Mides también comenzó a ocuparse de esa tarea”, sobre todo en los últimos tres años, momento en el cual la gestión compartida “no fue clara”.

Mercapide mencionó que el alquiler de la casa era responsabilidad del Patronato del Psicópata, que abonaba el dinero, y que el contrato estaba vigente hasta diciembre de 2023. A su vez, el contrato con la cooperativa venció el mes pasado. “Si no estaban conformes con la cooperativa, podrían haber dejado a los usuarios y haber cambiado la gestión”, planteó.

Los diez usuarios que actualmente vivían en la casa fueron distribuidos en distintos centros del país. “Dos de ellos se quedaron en Minas, en geriátricos”. “No hubo oportunidad de intervenir”, el Mides nos informó que la casa se cerraría y “quince días después, la cerraron”, concluyó.

Fuentes de ASSE dijeron a la diaria que el prestador público evalúa “otras funciones” para la casa y que una posibilidad es que el espacio se utilice para usuarios con adicciones.