Este viernes la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, convocó una conferencia de prensa para informar una nueva medida respecto del agua: a partir de este viernes la intendencia le entregará agua embotellada a todas las embarazadas que se atiendan en las policlínicas de la comuna.

Cosse explicó que la ampliación del beneficio, que hasta ahora estaba dirigido a lactantes de menos de seis meses que consuman complementos con agua, personas con presión arterial o insuficiencia renal y embarazadas con configuración de presión arterial, se basa en un informe elaborado por especialistas que la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) entregó a la intendencia, tras una serie de preguntas que la comuna envió a la casa de estudios, con interrogantes sobre eventuales afectaciones a la salud a raíz de la calidad actual del agua que suministra OSE, sobre todo, sobre los posibles efectos del aumento en los niveles de trihalometanos.

El informe, al que accedió _la diaria _, explica que “existe poca evidencia sobre efectos agudos” a partir de la ingesta de agua con “niveles elevados” de trihalometanos, y que los casos reportados refieren a “cuadros obstructivos respiratorios”. De todas formas, los especialistas aclaran que la ausencia de evidencia es producto de “lo excepcional de la situación” y “no se debe confundir” con que no existan riesgos potenciales o aún no identificados.

La respuesta sobre riesgos específicos para personas embarazadas dice que los trihalometanos en el agua se asocian con “complicaciones en el embarazo y en el feto”. Sobre el consumo de agua con exceso de los compuestos en “etapas precoces” del embarazo, la evidencia plantea relación con “dos sectores de malformaciones”: cara y sistema cardiovascular. Puntualmente en la cara se asocia el consumo con “defectos en el cierre palatino y afectaciones visuales” y también se describen posibles malformaciones cardíacas “con una relación de dosis dependiente” tanto por ingesta como por exposición cutánea.

Otro “punto discutido” es el bajo peso al nacer, pero sólo hay evidencia respecto de la relación con la ingesta, no así con la exposición cutánea. A su vez, no hay demostración de asociación con la prematurez.

Sobre los riesgos para la salud de la población en general, el informe recuerda que los trihalometanos ingresan al organismo por vía digestiva, inhalatoria y cutánea y que la mayoría de los riesgos son “a largo plazo”. Aun así, se especifica que en Uruguay los trihalometanos se comenzaron a medir en 2011, por lo tanto, “la población más añosa” ha tenido una exposición que no está determinada.

Varios otros daños son “posibles”; por ejemplo, un grupo de “personas susceptibles” a estos compuestos podrían ser los niños. Específicamente sobre esta población, los especialistas dicen que si bien no se encontró evidencia específica sobre daños, “algunos estudios” demostraron que hay mayor riesgo de crisis asmática en escolares y adolescentes expuestos a trihalometanos en el agua de grifo y piscinas.

Por otra parte, teniendo en cuenta que una de las vías de absorción de los compuestos es por la piel y que “el niño tiene una mayor superficie corporal en relación al peso” y en comparación con adultos, se recomienda que las duchas sean “por el menor tiempo posible” y en lugares que no estén totalmente cerrados.

Otra de las consultas de la comuna fue sobre el posible efecto cancerígeno ante el consumo prolongado. En este caso, la respuesta de la facultad se alinea a que la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) establece que los trihalometanos son sustancias que “posiblemente” podrían causar cáncer. “Basados en bibliografía”, agregan que cuando aumenta “de manera marcada” la presencia de trihalometanos en el agua procesada se podrían propiciar” procesos de inestabilidad genómica y “potencialmente oncogénicos”.