Se realizó una nueva edición de las conferencias de invierno en oncología, un encuentro anual en el que se abordan distintos temas vinculados a políticas de salud, cirugía oncológica y oncología radioterápica, entre otros temas. Este año las conferencias se centraron en el consumo de tabaco, productos de vapeo y su relación con diferentes tipos de cáncer. A su vez, se mencionaron algunos desafíos de la salud pública frente a la situación actual de la problemática.
En diálogo con la diaria, Robinson Rodríguez, director del Instituto Nacional del Cáncer (INCA); Laura Llambí, coordinadora de la Unidad de Tabaquismo del Hospital de Clínicas, y Mauricio Cuello, oncólogo y director académico del centro de salud, los tres expositores de la última edición de la conferencia, repasaron los principales puntos de su intervención.
Rodríguez explicó que se centró en el cáncer en pacientes tabaco dependientes. Dijo que en la actualidad hay “por lo menos” 20 tipos de cáncer asociados al consumo de tabaco, aunque los más conocidos son de pulmón, laringe, cavidad oral y esófago. A su vez explicó que según los últimos datos del instituto, correspondientes al último quinquenio que abarca entre 2015 y 2019, en el caso del hombre la incidencia es de “45 casos cada 100.000”, lo que resulta que en Uruguay haya “1.000 casos nuevos de cáncer” por año en esta población.
En las mujeres se observan “15 casos cada 100.000” y fallecen “12 cada 100.000”, por lo tanto, es el segundo tipo de cáncer que causa mortalidad, superando al cáncer de colon, que “viene disminuyendo”. Según Rodríguez, “a este ritmo” se espera que para 2030 “mueran más mujeres por cáncer de pulmón” que por otros históricamente incidentes, por ejemplo, cáncer de mama.
A su vez dijo que el efecto del tabaquismo “demora entre 20 y 30 años” en aparecer, por lo tanto, aunque Uruguay cuenta con políticas que regulan el consumo desde hace varios años, los efectos en actuales o exconsumidores van a continuar apareciendo durante varios años más. Remarcó que si bien el panorama actual no es del todo favorable, el consumo de tabaco viene disminuyendo desde 1990.
A su vez, Llambí agregó que en su exposición repasó las últimas cifras que el Ministerio de Salud Pública presentó en mayo de 2023 sobre consumo de tabaco. Remarcó que hay algunos datos interesantes respecto a una encuesta que, si bien se realizó en 2019, “hace muy poco se terminó de procesar” y refiere a que en Uruguay los adolescentes de entre 13 y 15 años, en su mayoría mujeres, hacen “uso habitual de dispositivos electrónicos de vapeo”. En tanto, el consumo ocasional “es mayor”. Calificó las cifras como preocupantes y repasó qué dice la ciencia sobre estos dispositivos.
En primer lugar, recordó que si bien muchas veces se adquieren bajo el concepto de que son menos dañinos que otros productos de tabaco, “hay certeza a nivel científico de que no son inocuos”, ya que en esos vapores hay “metales, compuestos cancerígenos y distintas sustancias tóxicas”, incluso algunos están en “concentraciones mayores que en el humo de cigarrillo”. Agregó que “se sabe” que la conducta de “vapear” se asocia a tener mayores riesgos de contraer enfermedades cardiovasculares, pulmonares y cerebrovasculares. En cuanto a la relación entre los vapers y diferentes tipos de cáncer, dijo que si bien algunos estudios ya lo asocian con algunos, el vínculo “todavía está en revisión”.
Llambí remarcó que los estudios que remarcan que el vaper es “95% menos malo” que el cigarrillo “a combustible” están sesgados por intereses y no tienen metodologías confiables, no se realizaron en grupos de individuos. “La industria tabacalera es la que fabrica el dispositivo” y siempre “va contra los datos de la comunidad científica”, agregó.
Además dijo que el vapeo en edad temprana y en buena parte de la población en parte es consecuencia de que no hay suficiente énfasis en las políticas antitabaco con las cuales Uruguay cuenta hace más de 15 años.
Por último, Cuello consideró que ante los distintos tipos de cáncer generados por el consumo de tabaco la salud pública tiene “varios desafíos”, al igual que en las últimas técnicas de diagnóstico. Por una parte, llegar a realizar diagnósticos más tempranos. Comentó que en Uruguay los pacientes con cáncer producto del consumo de tabaco tienen “un problema de acceso” a fármacos que están cubiertos por el Fondo Nacional de Recursos (FNR). Hay dos “situaciones clínicas cubiertas por el FNR, y si se hace un análisis de quiénes podrían ser candidatos a ser tratados con estos fármacos, son “entre 350 y 400”, pero las autorizaciones de 2022 “no llegan a 90”, eso significa que apenas “el 25% se trata”, porque ni siquiera llega a solicitar los medicamentos.
A su vez dijo que a la fragmentación en el proceso de cuidado se suma que el Hospital de Clínicas “es el único centro” que cuenta con todas las disciplinas que se necesitan para el diagnóstico de cáncer de pulmón, una patología que “es compleja” y da síntomas por los cuales muchas veces el paciente siente sintomatología que “le es habitual” y que “simulan una patología benigna”, por ejemplo, “tos y pectoración”.
Es una enfermedad que requiere “rápida respuesta”, porque si no, los pacientes “no llegan”, de hecho, hay un “alto porcentaje” en estadíos avanzados de la enfermedad, por lo tanto no son candidatos para tratamientos. Aún hay “muchos problemas de diagnóstico”, resumió.