Este jueves la plaza Independencia de Montevideo fue sede del primer movimiento de Orgullo Loco en Uruguay. Se trata de una acción que surgió en los años 90 en Toronto, Canadá, como respuesta a las resistencias y el rechazo de la comunidad de alojar a personas con padecimientos de salud mental una vez que egresaban de las instituciones. En Montevideo, al igual que en los diferentes países en los que se adoptó la propuesta, la consigna es liderada por personas “sobrevivientes” de la psiquiatría que “en primera persona” cuentan lo que padecieron dentro de las instituciones o fuera de ellas.

El principal objetivo de la movilización es “visibilizar las violencias psiquiátricas e institucionales que se realizan en nombre de la salud mental” y que “vulneran derechos”. Con la manifestación se busca reivindicar el lugar de cada persona como sujeto de derecho, porque “nada puede ser pensado” sin los protagonistas. Lo que se plantea es un modelo de salud mental con participación de los usuarios, que permita un abordaje desde los derechos humanos y en el que la diversidad psicosocial represente “riqueza y deje de ser vista como algo que hay que reparar”, se indica en la proclama, a la que accedió la diaria.

El movimiento se opone, puntualmente, a “tratamientos” que vulneran y afectan “notoriamente” la calidad de vida de las personas con estos padecimientos; por ejemplo, el electroshock, que “borra las memorias y recuerdos más preciados”, afirman. Al respecto, señalan que hay estudios que indican que algunos tratamientos de este tenor “no deben aplicarse más”, pero en este momento en los hospitales monovalentes e instituciones asilares “aún hay personas atadas a sus camas, aisladas de la comunidad y de sus redes”.

“Pocas veces” son “locos en primera persona los que hablan”

A la movilización asistió Lorena Berrios, una integrante de la organización Redesfera Locura Latina, un grupo regional integrado por personas de la diversidad psicosocial provenientes de varios países de América Latina. Berrios viajó desde Chile, donde también se llevó adelante el Orgullo Loco, según contó a la diaria. La activista hizo énfasis en la necesidad de reconocer que al hablar de locura “siempre recurrimos a psiquiatras o psicólogos”, pero “pocas veces” son los “locos en primera persona los que hablan”.

A su vez, Berrios explicó que Redesfera hizo un informe latinoamericano comparativo sobre las legislaciones vinculadas a salud mental. El documento concluyó que “hay muchas, entre ellas la de Chile”, que terminan siendo “leyes marco” porque no es posible implementarlas, entre otras cosas, porque hablar de discapacidad psicosocial “requiere hacer referencia a muchos factores sociales” y “hackear” la palabra salud mental. Por último, adelantó que en Chile están trabajando en un borrador que pretende ser una nueva ley de salud mental que sustituya a la que está vigente hace tres años. La idea es que el nuevo documento tenga “más voz” de las personas que padecen trastornos de salud mental.

Por otra parte, Cecilia Baroni, psicóloga e integrante del Frente Antimanicomial y de Radio Vilardevoz, quien acompañó el movimiento, comentó en diálogo con la diaria que la coordinadora ya trabaja en una edición más de la Marcha por Salud Mental, y agregó que una vez más se hará hincapié en que “estamos a dos años del cierre de los manicomios en Uruguay”, según lo pautado por la Ley de Salud Mental 19.529 y, si bien “hay apertura de algunos dispositivos alternativos”, la voluntad para cumplir con el cierre tal y como lo pauta la ley “no es muy fuerte”.