La presidencia de la Coordinadora Nacional de Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (Conaiamc) rota cada seis meses, con la intención de que cada período esté comandado por una de las instituciones que integran la coordinadora. Este mes está a la cabeza Aníbal Cataldo, médico intensivista y presidente de la Federación de Prestadores Médicos del Interior (Fepremi). En diálogo con la diaria, Cataldo, quien estará al frente de la coordinadora hasta fines de este mes, se refirió a algunos temas de la agenda de salud, entre ellos, el hecho de que desde julio las mutualistas no deben atender a más de cuatro pacientes por hora en las policlínicas de algunas especialidades.

La Conaiamc no suele opinar públicamente sobre temas de agenda, en parte, porque para pronunciarse deben llegar a un acuerdo sus integrantes. Cataldo fue fiel a eso y ante consultas sobre el último balance de las mutualistas o, puntualmente, respecto de la situación financiera del Casmu, se limitó a expresar que “es notorio” que el Casmu “está en dificultades”.

¿Qué implica para las mutualistas tener que cumplir con la regla de brindar atención sólo a tres o cuatro pacientes por hora?

En este caso estamos hablando de cuánto tiempo el profesional le dedica al paciente en la atención en policlínica. Si bien el sentido común dice que cuanto más tiempo mejor, no hay evidencia internacional que diga que es así. Fue una negociación y las empresas cumplimos lo que en ese espacio se acordó, pero el “cómo” es algo que también nos interesa jerarquizar: que los usuarios puedan valorar el tiempo pero también la calidad de la atención. Sobre esto sí hay evidencia, y es un desafío que tenemos todos los actores del sistema de salud y que tiene tanto valor como el “cuánto”.

¿Qué otras dimensiones consideran?

El “dónde”: fue un desafío para las instituciones que los tiempos para las agendas crecieran 20%, por eso hubo una reingeniería de los consultorios. También nos interesa el “cuándo”, porque el enlentecer un poco el cronograma estuvo vinculado a esto [además de a la pandemia] porque los usuarios han puesto el tema de los tiempos de espera en las agendas con alta prioridad. Capaz que no es homogéneo, porque el sistema no lo es, pero es cierto que los tiempos de espera también contribuyen a la calidad. Las instituciones hemos hecho una estrategia organizativa y logística para que el aumento del tiempo de consulta no comprometa el “cuándo”. Algunas especialidades han vuelto este problema complejo, porque al aumentar el tiempo de consulta se necesita contratar más horas de especialistas para que los tiempos de espera no aumenten, y con algunas especialidades estamos teniendo dificultades relacionadas con el número de especialistas que hay en el país. Estamos cumpliendo, con algunos desafíos por delante. Hay que mejorar cómo se brinda la asistencia.

¿Se complica más en el interior, por la cantidad de especialistas que hay?

Sí. Hay un diagnóstico hecho por el Ministerio de Salud Pública [MSP] y otro por Fepremi. En algunas regiones la radicación y la disponibilidad de [médicos de] algunas especialidades se hace compleja; es notorio, por ejemplo, en salud mental. Esto desafía al sistema para poder cumplir con todas las dimensiones. También hay dificultades en alergia, cirugía infantil; las instituciones formadoras de recursos humanos integran este desafío.

La actualidad del SNIS y el rol del MSP

¿Cómo es el diálogo de la coordinadora con el MSP? Hace unas semanas la ministra informó en público, y antes que a ustedes, que había un conjunto de empresas que necesitaba asistencia técnica.

Sí, pasó así, pero lo del monitoreo era conocido por nosotros, es una herramienta de contribución a la mejora del sistema. En la coordinadora no tenemos una opinión al respecto, sí nos sorprendió la repercusión que tuvo. Hemos tenido un diálogo fluido en este período, tenemos visiones distintas porque nuestros roles son diferentes.

¿Cómo es el diálogo con el MSP cuando se incorporan prestaciones al Plan Integral de Atención en Salud (PIAS)? Sucedió que cuando se comunicaron prestaciones para salud mental desde la coordinadora manifestaron que las instituciones no podían sostenerlas por déficit.

La prioridad de las incorporaciones la define la autoridad sanitaria. Nosotros coincidimos en los temas priorizados, porque tienen impacto sobre los resultados en salud. En el proceso de incorporación siempre hemos estado haciendo nuestro aporte; fue un período de entre cinco y seis meses de trabajo, hubo un buen diseño para darle sustentabilidad en el tiempo. Fue por etapas, hubo espacio de diálogo.

¿Cómo observan el último balance de las empresas de salud? Hay varias con un déficit importante.

No tenemos una mirada colectiva. Es cierto que la realidad de cada prestador es distinta, también es dinámica, oscila desde que se construyó el sistema de salud. La financiación del sistema es desafiante para todos los actores.

Hay situaciones muy particulares, como la de Casmu.

A [la situación de] Casmu estamos atentos; hay una institución que es notorio que está en dificultades, estamos inmersos en el tema, pero es reciente.

Hay varios actores académicos y políticos que coinciden en la necesidad de una reforma o cambio en el SNIS. ¿Coinciden con esta visión?

Estamos generando elementos para colocar el tema en la agenda. Se acerca un cambio de administración y nosotros ahora trabajamos en generar elementos que se coloquen en la agenda de la coordinadora, estamos en ese proceso.