La Federación de Prestadores Médicos del Interior (Fepremi) realizó una evaluación de la actualidad del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) que acercó a integrantes de distintos partidos políticos y en los próximos días entregará a los candidatos a la presidencia. El documento concluye que “las versiones alarmistas de un ‘supuesto déficit récord’ del Fonasa en 2023” carecen “de sustento” y afirma que “desde el año 2017 el sistema se encuentra estabilizado”.
En diálogo con la diaria, Aníbal Cataldo, presidente de Fepremi, detalló que el documento propone mantener los principios de autonomía de gestión de los prestadores, así como el derecho al cambio de mutualista de los usuarios, para reafirmar “que son derechos fundacionales del sistema”.
Otro de los puntos planteados es la importancia de fortalecer las redes territoriales de atención en salud como forma de favorecer la mayor accesibilidad a los servicios. “Somos la red de atención más grande del país” y “nos aproximamos a los principios que plantea la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las buenas prácticas de atención en todos los niveles”, aseguró Cataldo.
La evaluación, a la que accedió la diaria, se basa en datos del Ministerio de Salud Pública y contempla la distribución de las coberturas y la evolución del gasto en salud. Según los últimos datos, en marzo de 2024 la cantidad de coberturas de salud integral que suman las 34 Instituciones de Asistencia Médica Colectiva suman 2.164.000, 58% del total, que a la misma fecha asciende a 3.758.558.
A su vez, el documento plantea que el gasto en salud en Uruguay se encuentra “prácticamente estabilizado desde hace una década y media”, en un rango de convergencia que se aproxima a entre 8% y 9% del Producto Bruto Interno (PBI). A su vez, el gasto público en salud “supera el 6% y el gasto de bolsillo es inferior al 20% del gasto total”, es decir, que está dentro de los límites que recomienda la OMS. El gasto per cápita en pesos corrientes de 2022 fue de 6.183 pesos mensuales en promedio.
Fepremi hizo especial análisis en el tema del gasto, ya que “ha sido objeto de diversas opiniones que intentan, en algunos casos, demostrar que el financiamiento del Fonasa correspondiente a Rentas Generales es creciente y poner en duda su sustentabilidad”. La Fepremi quiere demostrar que esa aseveración “no es consistente”, en el entendido de que “los ingresos, gastos y las transferencias de Rentas Generales al Fonasa se ejecutan en moneda nacional, por lo tanto, las comparaciones, para que sean consistentes, deben realizarse en la misma moneda”, y, a su vez, para eliminar el “efecto inflación” se deben confeccionar a precios constantes.
Bajo estas consideraciones, Fepremi afirma que el desequilibrio financiero del Fonasa se encuentra “en una meseta” desde 2017, en el entorno de los 32.000 millones de pesos anuales. Esta cifra varía (según el año) en el 25% de los egresos totales, lo que significa aproximadamente un 1% del PBI y representa “un tercio del déficit global de las cuentas públicas del país”. En conclusión, “las versiones alarmistas de un ‘supuesto déficit récord’ del Fonasa en 2023 carecen de sustento y, medido correctamente, desde el año 2017, el sistema se encuentra estabilizado”.
Propuestas a futuro
Por último, el documento incluye una lista de propuestas, que incluyen eliminar las coberturas múltiples a cargo a fondos del Estado para evitar “el sobrecosto injustificado” y ratificar el modelo de determinación de los precios de las cápitas por factores de riesgo, incluyendo el componente distancia, dada la diferente densidad poblacional de usuarios en Montevideo y el interior, un aspecto que “incide tanto en la atención en pequeñas comunidades rurales, como en el fomento para la mayor presencia y arraigo de especialistas”.
En cuanto a la atención se sugieren varios cambios: definir indicadores de calidad asistencial que posibiliten evaluar la continuidad de los procesos de atención, la oportunidad con que se brindan los servicios y la equidad, entendida como la razonable equivalencia entre los recursos aplicados y la situación clínica específica del usuario. También se remarca la necesidad de reducir el rezago tecnológico, actualizar el Plan Integral de Atención en Salud (PIAS) y el Formulario Terapéutico de Medicamentos, comenzando por aquellas prestaciones que se encuentran pendientes de protocolización o normatización.
Para Fepremi, el rezago tecnológico y el envejecimiento de las infraestructuras sanitarias se explican, entre otras razones, por la ausencia en la estructura del costo de las cuotas salud del componente inversiones.