Tres investigadores del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, Mariana Gerstenblüth, Manuel Flores y Zuleika Ferre, llevaron a cabo dos estudios sobre tabaquismo en Uruguay que fueron presentados este jueves.

El primero se enfoca en la evolución del tabaquismo en el país y proyecta su impacto; el otro cuantifica los costos directos en salud que generan todos los tipos de cáncer atribuibles al consumo de tabaco.

El trabajo indica que, si bien “durante las últimas dos décadas Uruguay ha sido reconocido internacionalmente por la solidez de sus políticas de control del tabaco y por la reducción sostenida de la prevalencia de consumo”, esa trayectoria muestra “signos claros de estancamiento”, ya que “la prevalencia de consumo entre adultos se mantiene prácticamente inalterada desde 2018”.

Para el primer estudio utilizaron el modelo denominado “período-cohorte”, que en este caso muestra la evolución del tabaquismo y proyecta su impacto futuro. Los resultados muestran, por ejemplo, que la epidemia del tabaco en el país es más tardía en las mujeres; es decir, “las generaciones nacidas después de 1950 presentan un riesgo creciente de consumo, lo que anticipa que la mortalidad femenina atribuible al tabaco continuará en ascenso durante las próximas décadas”.

En la simulación de un escenario en el que la prevalencia permanece congelada en niveles actuales, las muertes atribuibles al tabaco aumentarían desde las aproximadamente 2.800 anuales actuales hasta más de 4.000 hacia 2050. Por el contrario, con una reducción “modesta” en la prevalencia del 1% anual, se generaría un impacto acumulado “notable”, que evitaría más de 2.200 muertes en el período.

En diálogo con la diaria, Gerstenblüth señaló que Uruguay es el tercer país con mayor prevalencia de consumo en América Latina y el Caribe. Sobre el consumo en mujeres explicó que, si bien podría interpretarse que las mujeres fuman más que los hombres, lo que sucede en realidad es que “las nacidas después de 1950 fuman más que las de generaciones anteriores, algo que no ocurre en los hombres”. Señaló además que “en mujeres, 20 o 30 años después de que empezaron a fumar vemos ahora –y veremos por unos cuantos años más– una incidencia notoria de las enfermedades que genera el tabaquismo”.

Los costos económicos del consumo

En el segundo estudio, los investigadores cuantificaron los costos directos en salud de los cánceres atribuibles al tabaco mediante una metodología de microcosteo, que estima el gasto a partir de la suma de los costos de los procedimientos médicos, hospitalizaciones y tratamientos específicos.

Se calcula que Uruguay registra alrededor de 2.300 casos nuevos de cáncer anuales atribuibles al tabaquismo y que el costo médico directo asociado asciende a aproximadamente 1.623 millones de pesos uruguayos corrientes por año, unos 38 millones de dólares.

El costo promedio por paciente ronda los 17.000 dólares, cifra consistente con estimaciones internacionales de países de ingreso alto. Estimaciones anteriores mostraron que los costos médicos directos atribuibles al consumo de tabaco en Uruguay alcanzan aproximadamente 1,5% del producto interno bruto (PIB), superando ampliamente la recaudación fiscal por impuestos al tabaco, que ronda el 0,3% del PIB.

El estudio muestra que actualmente los cánceres atribuibles al tabaquismo representan cerca de 0,05% del PIB, lo que equivale a aproximadamente una sexta parte de la recaudación fiscal anual por tabaco. Por otra parte, casi la mitad del gasto se explica por el cáncer de pulmón, dada su altísima incidencia y elevada fracción atribuible al tabaco, lo que subraya la necesidad de reforzar políticas de prevención y diagnóstico temprano.

Sobre el segundo trabajo, Gerstenblüth resaltó que se realizó “un microcosteo novedoso”, porque se tomó una institución de asistencia médica colectiva con una importante cantidad de usuarios –reservada en el estudio– y se contabilizó cuánto cuesta tratar los tipos de cáncer asociados al tabaquismo. Se dejaron por fuera las enfermedades cardiovasculares y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). “El costo es muy alto en comparación con lo recaudado por impuestos”, consideró.

La investigadora repasó las recomendaciones y conclusiones de los trabajos. En suma, lo que hay que lograr es “que la gente fume menos” y “tener más ingresos para afrontar el costo sanitario que tiene el tabaquismo”. Una de las medidas que abordan ambas cosas es el aumento de impuestos.

Sobre esto, en la presentación de los estudios este jueves, la ministra de Salud Pública, Cristina Lustemberg, dijo que el Ministerio de Salud Pública “está comprometido con la política pública antitabaco”.

En Ginebra “ratificamos nuestro compromiso como país y como gobierno. También retomamos con [el presidente Yamandú] Orsi el compromiso de Uruguay de avanzar en la parte impositiva, algo que conversamos también con [Gabriel] Oddone”, comentó.