Durante la pandemia, el psicólogo Alejandro de Barbieri brindó charlas virtuales, mensuales y gratuitas sobre diversos temas vinculados a salud mental, entre ellos, depresión, suicidio, consumo de alcohol, consumo de marihuana, todos desde una perspectiva preventiva.

Tras el final de la emergencia sanitaria, “muchas personas me escribieron a través de Instagram para expresar que necesitaban un psicólogo pero no lo podían pagar”, contó De Barbieri en diálogo con la diaria. A raíz de la demanda, De Barbieri invitó a sus alumnos del Centro de Logoterapia y Análisis Existencial (Celae) a que se sumen como psicólogos voluntarios con el objetivo de “democratizar el acceso a la salud mental” pero de un modo más individual.

Finalmente comenzó un servicio de cuatro encuentros gratuitos por Zoom, Whatsapp o Meet, aunque en paralelo también se mantienen los encuentros mensuales temáticos. En cuanto a lo individual, si luego de las cuatro consultas la persona quiere continuar, tiene la opción de pagar un arancel social de 500 pesos por consulta y continuar los encuentros con el psicólogo que comenzó, pero fuera del proyecto. “Sugerimos el arancel porque el 80% de la población es vulnerable y si se le cobra, por ejemplo, el doble, seguro no pueda continuar”, explicó De Barbieri.

El equipo está coordinado por 12 psicólogos, por el momento hay 260 profesionales atendiendo y está previsto que en marzo se sumen 40 más. A pesar de que la actividad es voluntaria, firman un compromiso y reciben una capacitación. De todas maneras, De Barbieri aclaró que los cuatro encuentros no están orientados a comenzar una terapia, sino que está más orientado a “primeros auxilios psicológicos o apoyo emocional”.
El primer año el proyecto abarcó 2.550 usuarios, el segundo año 3.000 y en febrero de este año llamaron 450 personas para atenderse.

Pueden solicitar atención por la web quienes tengan 16 años o más. Si bien hasta ahora no se han postulado a fondos para obtener una financiación fija, De Barbieri adelantó que está en los planes presentar el proyecto, incluso a empresas, que financien, por ejemplo, terapias individuales de seis meses.

Entendemos que “no todo el mundo puede pagar un psicólogo”, y quienes sí esperan entre tres y seis meses para tener una consulta, porque deben pasar por un comité de recepción, recalcó De Barbieri, quien manifestó que también se acercan al proyecto personas derivadas desde la línea Vida (1920) o desde la Administración de los Servicios de Salud del Estado. La que llega a nosotros “es una población que no tiene prejuicios” sobre la terapia, y ese primer acercamiento lo tenemos “muy presente”, concluyó.