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la diaria

Dínamo

Ramiro Alonso
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Democratización de la política

Que las izquierdas alcanzaran el gobierno en muchos países de América Latina y lo mantuvieran durante más de una década a través de varias consultas electorales es un hecho histórico sin precedentes en el continente. Casi 60 millones de personas dejaron la pobreza y 28 millones la indigencia, medidas por ingresos. Todos los razonamientos que hagamos para entender los avances, los errores y las limitaciones de las políticas llevadas adelante no deben perder de vista ese hecho trascendente en sociedades profundamente desiguales.
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Las izquierdas y las políticas públicas

Se ha vuelto un lugar común en los análisis sobre la coyuntura de América Latina y el Caribe clasificar las experiencias de gobiernos de izquierda en dos grupos o categorías: regímenes de izquierda moderada o “socialdemócrata” y regímenes de izquierda radical o “populista”. En el Cono Sur, el primer grupo estaría integrado por Brasil, Chile (bajo la Concertación) y Uruguay; mientras que la segunda categoría la representarían Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela. En el plano de las retóricas discursivas y de la presencia o no de estructuras partidarias de sostén consolidadas en el tiempo, este corte puede contar con bases sólidas. Sin embargo, no refleja diferencias en las políticas económicas y sociales de los años recientes.
Foto principal del artículo 'La historia sin fin'
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La historia sin fin

Los partidos de izquierda no aciertan a entender las nuevas lógicas, y oscilan entre diatribas furibundas contra los grandes grupos mediáticos, reformas legales tibias o no implementadas para “democratizar” los medios, la confusión entre comunicación institucional y periodismo, el enfoque moralizante de las buenas o malas noticias, el ensayo de alternativas panfletarias, o la simple resignación. Está bien que la izquierda se preocupe por las vías a través de las cuales difundirá sus relatos. Pero sobre todo debe preguntarse qué relatos está pensando en construir. ¿Cómo empieza la historia, quiénes son sus protagonistas principales, qué rasgos hay que resaltar de ellos?
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A pedalear

Cuando salió la diaria, Uruguay y varios países más de América Latina vivían los comienzos de un período de gobiernos definidos como progresistas, que hoy tendemos a llamar “un ciclo” porque, contra las expectativas de muchos, no llegaron para quedarse por tiempo indefinido, sino que sufrieron en los últimos tiempos derrotas electorales o afrontan crisis diversas. Ya no se sostienen las concepciones de la historia como un proceso inevitable y ascendente hacia el socialismo, empujado por el desarrollo de las fuerzas productivas y con un sujeto único y predeterminado. Pero tampoco ha demostrado validez alguna el sueño neoliberal de alcanzar el fin de la historia con este capitalismo globalizado.
Boaventura de Sousa. / foto: cecilia vidal
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“Hay que empezar de nuevo”

Boaventura de Sousa Santos es sociólogo y docente en la Universidad de Coimbra, en Portugal, y en la de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos. Su trabajo busca producir un conocimiento que respete e incorpore los creados en las luchas populares y les sea útil. Ha escrito sobre América Latina, los problemas de la izquierda contemporánea y los procesos constituyentes y es un referente del Foro Social Mundial y de la Universidad Popular de los Movimientos Sociales. El 16 de abril dictó una charla en la Facultad de Ciencias Sociales, ocasión que se aprovechó para hacer esta entrevista.
Foto principal del artículo 'Las políticas de comunicación en Argentina  bajo gobiernos “progresistas”: auge, esplendor  y fracaso de la democratización de los medios'
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Las políticas de comunicación en Argentina bajo gobiernos “progresistas”: auge, esplendor y fracaso de la democratización de los medios

El gobierno de Cristina Fernández no mostró la misma voluntad democrática para aplicar la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual: se concentró en una estéril pelea con el grupo Clarín, no llamó a concurso para los medios comunitarios, no realizó un plan técnico de frecuencias, utilizó los medios de propiedad estatal para su provecho y cooptó las autoridades regulatorias con una lógica de política partidaria.