Apretó el botón de planta baja y sintió que se le helaba la sangre. Había enfrentado a magnates que planeaban sacar al planeta de su órbita, había desactivado bombas nucleares segundos antes de que estallaran, pero aquella seguía siendo su peor pesadilla.
—Ah, señor Bond. Lo estábamos esperando.
La reunión de copropietarios.