Remodelar el gasto público es una estrategia fiscal, favorece el desarrollo sostenible, alimenta la confianza pública, reduce desperdicios activos y pasivos, fomenta la transparencia a través de la digitalización.
El gobierno proyecta una mejora de los ingresos públicos equivalente al 1,5% del PIB durante el próximo quinquenio, que provendría de tres fuentes: eficiencia recaudatoria, cambios en la localización de los impuestos y ajustes técnicos sobre el sistema vigente
Sobre el punto de partida de las cuentas públicas, las proyecciones hacia 2019 y los principales cambios que se introducirán en el marco de la institucionalidad fiscal
El ministro de Economía dijo hace unos días ante empresarios que de sumarse las cuentas impagas por la administración anterior la situación fiscal sería la peor de las últimas décadas
El gobierno pasado hizo un ajuste fiscal duro con el gasto social, transfirió recursos de esos incisos al presupuesto general, afectó enormemente los servicios públicos sociales y “recuperó” recién al final.
Una década y media después de la crisis financiera mundial, la austeridad ha regresado. Pero esta vez no es sólo una idea económicamente peligrosa que promete empeorar una situación ya precaria; en manos de Elon Musk y el presidente argentino Javier Milei, es también un arma política y una herramienta redistributiva
El gasto en protección y seguridad social per cápita en Uruguay es de 4.000 pesos para niños, y 30.000 para mayores de 60 años, esto es 7,5 veces mayor para las personas mayores.
A la hora de hacer un balance de las luces y sombras de este período de gobierno, las cifras fiscales y los niveles de endeudamiento públicos figuran entre las sombras. A esto habría que agregar el magro crecimiento del nivel de actividad económica, los mayores niveles de pobreza y el aumento de la desigualdad distributiva