Hoy se inaugura el XIII Congreso del PIT-CNT. Siguiendo con la presentación de las distintas posiciones que se expresarán en su seno, la diaria entrevistó a José Lorenzo López, conocido como Joselo, secretario general de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE), dirigente del Sindicato Único del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y referente de la lista 41.
¿Sigue existiendo la lista 41 como espacio de coordinación o electoral?
Estamos intentando juntar a una serie de sindicatos, agrupaciones y frentes sindicales de diferentes sectores que tenemos una visión parecida respecto de cómo debería funcionar el movimiento sindical y en lo que estamos planteando que es la creación de una orientación nueva que conjugue diferentes visiones tanto del ámbito público como del privado. La idea es que nadie pierda su identidad. Los que pertenecemos a la lista 41 seguimos en la lista 41, y hay varios sindicatos que estaban en la lista 5 de Marzo. Están COFE, la Asociación de Empleados y Obreros Municipales de Montevideo, la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, la Federación de Obreros y Empleados de la Carne y Afines, la Federación de Funcionarios de OSE, el Sindicato de la Industria del Medicamento y Afines, la Asociación de Funcionarios de Cooperativas de Consumo y varias agrupaciones en otros sindicatos y federaciones. Estamos en conversaciones con algunos otros sindicatos y agrupaciones para formar una orientación que nos permita incidir de otra manera en el movimiento sindical, y en la que no sólo hablemos de los temas en agenda sino de plantear lineamientos más generales. Por eso no hicimos un lanzamiento antes del congreso: pretendemos armar una orientación que trascienda el congreso, y no quisimos que esto se viera como una cuestión electoral. Además seguimos haciendo el esfuerzo por ver si podemos llegar a una lista de consenso para el congreso. Pero después del congreso, entre todos los sindicatos y agrupaciones, vamos a hacer una presentación de lo que es este nuevo espacio dentro del movimiento sindical y vamos a invitar a todos los sindicatos que se quieran sumar para coordinar acciones y definir documentos en base al programa que decida el congreso.
Uno de los principales debates que se van a dar tiene que ver con la caracterización de la etapa y del gobierno.
Es lo que va a partir aguas en el congreso. Nuestro documento, con el que se alinean todos estos sindicatos que nombré, hace un diagnóstico del contexto internacional, regional y local. Plantea un balance de lo actuado por el PIT-CNT durante este período, y una posición clara, que difiere de la línea mayoritaria, del Partido Comunista y Articulación. Es cierto que en el último congreso se definió que había un bloque social y político de los cambios, y en el documento lo que plantea [la mayoría] es que hay dos proyectos de país: por un lado, el de la restauración conservadora –nosotros coincidimos en que hay un ambiente de restauración conservadora que se expresa por determinados partidos políticos y algunos de estos movimientos que han surgido últimamente–; y por otro, el del bloque social y político de los cambios. De esto último somos muy críticos, porque nos preguntamos si realmente es un bloque lo que existe, y si es un bloque, los trabajadores deberíamos haber incidido de otra manera. Nos preguntamos si en la perspectiva debería existir un bloque y cuál debería ser el papel de los trabajadores en ese bloque. Entendemos que con el gobierno progresista ha habido avances importantes que no tuvimos con los gobiernos de los partidos tradicionales, pero esos avances han sido insuficientes. Se ha aplicado una política de conciliación de clases, por la que se favoreció al movimiento sindical con instrumentos que nos permitieron dar la pelea de otra manera, como la libertad sindical, los Consejos de Salarios, la Ley de Negociación Colectiva, etcétera. Con esos instrumentos los trabajadores nos movimos para poder conquistar muchas cosas, porque nadie nos regaló nada. Y en realidad, las dádivas del gobierno al capital fueron mucho mayores que las destinadas al trabajo: al capital le dieron exoneraciones tributarias, zonas francas, un montón de beneficios. Si uno mira lo que se recauda por el Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas [IRPF] del trabajo y lo que se recauda por IRPF del capital, se da cuenta de que el trabajo aporta mucho más que el capital. Creemos que ese bloque social y político de los cambios se desarmó porque el movimiento sindical cuidó mucho al gobierno, pero el gobierno no cuidó al movimiento sindical, que fue en gran medida su base para proyectarse hacia el gobierno. En ese marco tenemos una visión muy crítica de la política económica del gobierno, con esto de las exoneraciones fiscales al gran capital. Si se atacara ahí, se podría conseguir recursos para seguir derramando hacia los sectores populares y completar el presupuesto de la educación, de la investigación, desarrollar otras políticas sociales que hoy han tenido un achique producto del ajuste fiscal que está planteando el gobierno. Y también somos muy críticos de la política salarial del gobierno. Si partimos de la base de que hay 800.000 trabajadores que ganan menos de 22.000 pesos, evidentemente no podemos estar de acuerdo con esa política. Reconocemos las cosas buenas del gobierno, pero criticamos lo que nos parece que está mal. Como orientación sindical, cuando el gobierno haga las cosas bien lo vamos a aplaudir, pero cuando las haga mal lo vamos a enfrentar. Esa es la lógica de este espacio que estamos creando.
Algunos consideran que esa postura crítica hacia el gobierno es “hacerle el juego a la derecha”.
Siempre está esa dicotomía: si el movimiento sindical es de izquierda o de derecha. Lo que decimos es que el movimiento sindical es clasista por definición, por lo tanto debemos empujar a quien esté en el gobierno para que, de alguna manera, defina políticas que beneficien a las clase trabajadora, esté quien esté en el gobierno. No le queremos hacer el juego a la derecha pero tampoco se lo queremos hacer al gobierno. El juego a la derecha se lo está haciendo el propio gobierno con su política económica. Somos de la idea –que nos enseñaron algunos que hoy están o estuvieron en el gobierno– de que como el trabajador casi no tiene capacidad de ahorro, cuanto más gane, más dinamizará el mercado interno. Por eso tenemos que hacer que los trabajadores ganen más, cuidando siempre el empleo. Tampoco entramos en la rosca de que si peleamos por nuestros derechos los capitales se van a ir. No nos parece que haya sido así, y eso hablaría muy mal del gobierno porque, en definitiva, ¿qué capitales estamos captando? Capitales que nos vengan a imponer. Ya lo dijimos: no somos francotiradores del gobierno ni hacemos seguidismo del gobierno.
Hay un planteo que apunta a conformar federaciones por rama y, a su vez, reducir el número de integrantes de la Mesa Representativa. ¿Qué piensan de eso?
Somos partidarios de que la Mesa Representativa sea lo más amplia posible, con determinados criterios y con los sindicatos que demuestren las cualidades para poder formar parte. Lo dice uno de los sindicatos más grandes en delegados: COFE tiene 125 delegados en este congreso, y el único que lo supera es el SUNCA [Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos] con 135; sin embargo, nosotros, que podríamos decir que somos una confederación, que nucleamos a todos los sindicatos de la Administración Central y de los servicios descentralizados, vamos con un solo voto. La democracia sindical debe estar definida por el criterio de un sindicato, un voto, pero sin reducir la cantidad de integrantes que debe tener la Mesa Representativa, porque ¿cuáles son las razones de achicarla? No es por lo que se plantea públicamente acerca de que tenemos que tender a grandes federaciones. El problema es que lo que quiere la mayoría es tener el control de la Mesa Representativa. Cuanto menos sindicatos tenga, ellos aseguran un mayor control. Lo que quieren, porque me lo han dicho, es no tener esa volatilidad que hace que la Mesa pueda votar una cosa un día y otra cosa otro día. Esa visión no la compartimos.
En principio, parecería que se va derecho a una elección con más de una lista, pero todos siguen trabajando para que eso no pase.
Creemos que lo mejor es llegar a una lista de consenso, más allá de las diferencias. Alguna cosa se puede unificar de los documentos, pero nosotros no vamos a transar en la visión que tenemos de la caracterización del gobierno, y los compañeros que tienen la mayoría tampoco van a cambiar su visión sobre el mismo tema, por lo tanto eso se va a dirimir votando en el congreso. Después de eso, sea por lista o por consenso, todos vamos a tener que convivir dentro del movimiento sindical. Por eso somos partidarios de que es mejor llegar a un acuerdo, como dice el estatuto, que obliga a que se hagan lo máximos esfuerzos para llegar a una lista de consenso. Es necesario que definamos cuál es el número de integrantes de la Mesa Representativa, cuáles son los sindicatos que deberían estar, de acuerdo con el número que se defina, y después definir la integración del Secretariado Ejecutivo.
Otro tema que volvió al debate es el cumplimiento de la cuota de género en los ámbitos de dirección del PIT-CNT.
Es un tema difícil. No es políticamente correcto decir lo que voy a decir, pero me gusta decir lo que pienso y no lo que es políticamente correcto: acá hay un grave problema, y es que no se eligen personas para integrar la Mesa Representativa, sino que se eligen sindicatos, entonces vos dependés de ver cuáles son las personas que van de cada sindicato. En COFE vamos a definir que una compañera vaya a la Mesa y que un compañero vaya al Secretariado si nos toca estar. No es un problema de COFE: lo tenemos resuelto. Pero entendemos a otros sindicatos en los que la mayoría o la totalidad de sus componentes son hombres y hay sindicatos en los que la mayoría son mujeres y tienen a varones como integrantes de la dirección sindical. Hay mucho birubiru para quedar bien con la tribuna, pero para la práctica, adentro, es otra cosa. No es tan fácil. Se van a elegir organizaciones, y capaz que en alguna va una compañera, pero en seis meses hay elecciones en ese sindicato, cambia la correlación de fuerzas y, por ende, los dirigentes.