La Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP) inauguró la primera estación de autoabastecimiento remota del país, también llamada estación de cercanía, ubicada en Termas de Arapey, departamento de Salto. El módulo, que fue aprobado por la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (URSEA), contiene un tanque de combustible en su interior que cuenta con un sistema de protección contra incendios, acondicionamiento climático y telemetría para ser controlado desde las oficinas de la Distribuidora Uruguaya de Combustibles (DUCSA), que administra ese punto de venta.

La Federación ANCAP (FANCAP) observó con recelo la iniciativa y solicitó una reunión al Directorio para tener más información y tomar una posición definitiva en el tema. A los trabajadores les preocupa que la automatización de este tipo de servicios pueda convertirse en una amenaza para los puestos laborales. “Queremos tener la seguridad de que se utilizarán en casos concretos en los que es muy difícil el acceso o la supervivencia de las estaciones. No queremos que esto sea una puerta para comenzar un proceso de sustitución de las estaciones convencionales”, dijo a la diaria el presidente de la Federación, Gerardo Rodríguez. “Nosotros pensamos que el avance de la tecnología no puede ir en detrimento de las condiciones de trabajo; el avance de la tecnología tendría que poner en el centro el desarrollo humano”, dijo.

Consultada al respecto, la presidenta de ANCAP, Marta Jara, aseguró que se trata de un proyecto pensado exclusivamente para localidades con baja densidad poblacional, que no cuentan con estaciones de servicio convencionales cerca y que pretende solucionar la venta ilegal de nafta, un fenómeno “muy común” al norte del río Negro. “Este tema del abastecimiento de localidades remotas y de bajo consumo no es un tema nuevo; de hecho hubo un reporte de la URSEA de hace algunos años que manifestaba que había lugares que presentaban este desafío”, expresó. “Lo que sucede es que la gente que tiene que desplazarse 50 kilómetros para encontrar abastecimiento en una estación, en definitiva, termina recurriendo a lugares informales. Eso está mal, primero por un tema de seguridad, porque manipular nafta requiere ciertas condiciones, y segundo porque, en general, en esas situaciones se vende por encima del precio al público”, explicó.

“Parte de la política en Uruguay es que haya un acceso equitativo y en iguales condiciones para todos, y hasta el momento se nos hacía difícil cumplir con eso. Con estas tecnologías aparece una solución viable”, afirmó la jerarca, quien también destacó que no se trata de un “invento” de ANCAP, sino de una solución que se aplica en otras partes del mundo. “Este es un ejemplo de que innovar no necesariamente es inventar la rueda y no es un fin en sí mismo, se trata de aplicar tecnologías disponibles a problemas concretos que tenemos que solucionar”.

La Unión de Vendedores de Nafta del Uruguay (Unvenu) inicialmente se manifestó en contra del proyecto, pero cambió de parecer luego de la reunión que mantuvo con las autoridades de la petrolera estatal este viernes. “Hicimos una mala interpretación cuando dijimos que no se respetaba el reglamento, que indica que cada distribuidora puede operar hasta cuatro estaciones de servicio. Acá se hablaba de abrir 12 o 13, pero en la reunión nos explicaron que no es que los vaya a abrir ANCAP –a través de DUCSA–, sino que se van a licitar”, dijo a la diaria el presidente de Unvenu, Daniel Añón. Actualmente, y contando la nueva estación en Arapey, DUCSA tiene bajo su órbita tres bocas de venta.

“DUCSA hizo este primer proyecto porque era una innovación y queremos aprender”, afirmó Jara, e indicó que se identificaron 13 localidades donde podrían instalarse estaciones de este tipo, pero que primero se va a estudiar el funcionamiento del piloto, que requirió una inversión de 120.000 dólares. Por otra parte, confirmó que la obra del Ferrocarril Central contará con un módulo de este tipo.