La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) realizó este lunes el evento “Diálogo con las gremiales del agro: Uruguay y el mundo en 25 años”, en el que participaron el presidente de Cooperativas Agrarias Federadas (CAF), Pablo Perdomo; Marcello Rachetti, de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), y Soledad Arrarte, de la Federación Rural. Los moderadores fueron el representante ad interim de la FAO en Uruguay, Rubén Flores, y José Peralta, asesor en Comunicación de la Coordinadora Residente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Uruguay.

La disertación estuvo precedida por la presentación de una encuesta hecha por la ONU y completada por 3.244 uruguayos, en la que la organización preguntaba cómo veían el mundo dentro de 25 años, cuando la ONU cumpla 100 años de existencia. Después fue el turno de que los integrantes de las gremiales contestaran una serie de preguntas sobre la realidad nacional e internacional.

La negatividad criolla

Peralta contó que en la encuesta 36% de las personas consultadas tiene entre 16 y 30 años; 29% entre 31 y 45; 23% entre 46 y 60, y 15% son mayores de 66. A su vez contestaron más personas que se identifican con el género femenino (67%), y 73% tiene secundaria completa y más. La primera pregunta fue: ¿qué debería priorizar la comunidad internacional para recuperarse mejor de la pandemia? En este caso la mayoría contestó que era nececaria la universalización de la salud (49%); “sin embargo, cuando se compara a nivel mundial, la priorización de los uruguayos es menor que la de otros casos [otros países], quizá eso venga dado por el contexto en el que Uruguay se sitúa, en el que hay una salud más accesible que en otros lados”, dijo Peralta. “Atender las inequidades que se profundizaron como resultado de la covid-19” fue una de las tres respuestas más frecuentes en Uruguay. Repensar la economía mundial es otro de los aspectos que preocupa a los uruguayos. Con relación a qué les gustaría ver dentro de 25 años, aparece en primer lugar “una mayor protección ambiental”; también “piden un consumo y producción sostenible”, una solicitud que según Peralta no se da en el resto del mundo; y el tercer lugar lo ocupa el mayor acceso a la educación y a los derechos humanos. Sobre las tendencias globales que pueden afectar al mundo, los uruguayos respondieron en sintonía con el resto de los países: 62% entiende que la emergencia climática y el deterioro del medioambiente van a afectar su futuro. Con relación a la perspectiva a futuro, los uruguayos son más negativos que el resto de los ciudadanos del mundo: 47,7% piensa que va a estar peor, 31,1% piensa que va a estar igual y 21,2% cree que mejorará. “Este gráfico en el resto del mundo es exactamente al revés”, comentó Peralta.

Ronda de preguntas

La primera consulta que Flores hizo a los panelistas fue: “Pensando en el Uruguay y el mundo en 25 años, ¿cómo ven ese mundo en términos de las cosas que deberían haber cambiado, o las se podrían haber mantenido?”.

Perdomo, de CAF, dijo que uno de los objetivos es mitigar el hambre, pero se debería hacer “a la brevedad”. “En 25 años desearíamos que el mundo fuera más justo y equitativo. Deberíamos ser un mundo más sostenible, con una mejor distribución de la riqueza, con necesidades básicas satisfechas, con más cooperación y mejor multilateralismo [...] Todos debemos tener las mismas oportunidades de desarrollo, tenemos derechos y obligaciones con el prójimo, tendríamos que ser más empáticos”, subrayó.

Arrarte, de la Federación Rural, aseguró que en Uruguay crece el criterio de tener una mayor producción sustentable y un aprovechamiento racional de los recursos, como, por ejemplo, el agua. Recordó que 70% del campo uruguayo es natural, y es así como alimentamos a los animales; por eso estamos cerca de producir carne ecológica, “nos falta saltar el escollo de las drogas que les damos a los animales”. “Lo que me gustaría es que tengamos más conciencia agropecuaria; ese trabajo silencioso que no se ve cuando alguien va a un restaurarte” y pide carne o papas: son alimentos que alguien produjo, “hay sacrificio humano detrás”, dijo y aseguró que a veces los consumidores no lo valoran.

Rachetti, de la CNFR, respondió que se imagina un Uruguay “manteniendo el perfil institucional sólido con relativa buena calidad de vida de los ciudadanos”, porque esa es la base de una convivencia sana. “Nos imaginamos sistemas de producción de alimentos cuidadosos con la producción, apoyando la mitigación de los problemas, nos imaginamos a los productores colaborando con las organizaciones públicas y privadas”, dijo, y agregó que espera que la producción familiar siga siendo “un pilar en la producción de alimentos”, aunque para eso “necesitan ser sujetos de políticas diferenciadas, porque son los más vulnerables”.

La segunda pregunta formulada por Flores fue cómo imaginan al sector en los próximos 25 años, teniendo en cuenta las tendencias actuales: si se podrá llegar al consumidor con la información y características de lo que se va a consumir, y si las diez u 11 corporaciones seguirán definiendo los alimentos que comemos que tienen altos niveles de sal, grasa y azúcar.

Arrarte dijo que se imagina trazabilidad en los alimentos que Uruguay produzca, así como sucede hoy con la carne. “Como el etiquetado frontal, que diga de dónde salió el alimento, que es producido de manera responsable, con elementos que no son perjudiciales para la salud. Veo un Uruguay en 25 años sabiendo de dónde viene la naranja que uno come. Así como la ropa tiene una etiqueta, ¿por qué no los alimentos?”, planteó, y sostuvo que espera un monitoreo satelital de las pasturas.

Rachetti dijo que habrá que tomar medidas urgentes para evitar la despoblación del campo, “un fenómeno de la concentración del uso de la tierra por personas no físicas sino empresariales. Eso genera dos modelos que conviven, no exentos de conflictos: uno con gente en el campo y otro que es el del agronegocio de gran escala”. Comentó que a pesar de que Uruguay tiene una buena conectividad, aún no hay internet o electricidad en algunas localidades. También hizo énfasis en el cambio climático y dijo que Uruguay está comprometido a mitigarlo, pero los grandes problemas no son por la ganadería y la agricultura, sino por los países desarrollados y el uso de combustibles fósiles. “El principal problema está en un modelo de sociedad consumista, un modelo marketinero de empresas inteligentes que logran que gran parte de la población consuma sus alimentos sobre los otros”.

En tanto, Perdomo aseguró que si las multinacionales siguen controlando el mercado, la alternativa son las cooperativas; de otra manera, “los productores aislados quedarán debajo de la mesa, por fuera”. Mencionó que últimamente muchos productores salieron con sus productos a las calles y rutas, por la pandemia, en lo que llaman “mercados de cercanía”: “Salen a vender de forma directa para lograr una mejor ecuación económica”. “En Uruguay la tendencia será a tener mejores alimentos, pero tenemos que comunicar hacia afuera lo que estamos haciendo y que los productores reciban un precio justo; eso se puede lograr con los mercados de cercanía”, sostuvo. También dijo que hay que dejar de usar plásticos y pensar en no agregar contaminación al medioambiente.

La tercera pregunta fue “¿Qué acciones deberían impulsarse para un Uruguay más equitativo y productor de alimentos saludables?”.

Rachetti reafirmó la necesidad de trascender las políticas de gobierno y pensar en políticas de Estado. Destacó que se están dando cambios culturales, como por ejemplo la innovación con la tecnología digital que la gente del campo no está acostumbrada a usar y se les viene”. “Como gremiales venimos haciendo capacitaciones”, dijo, y contó que con la pandemia las personas empezaron a usar medios de comunicación remotos. “Cumplimos una función clave en estimularlos a ser sujetos de su propio destino. La sociedad de consumo nos hace muy egoístas, es el salvarse uno solo, lo contrario al cooperativismo. Organizados es la manera en que podemos solucionar mejor nuestro problemas”, señaló.

Perdomo entiende que educar en valores cooperativos y en el cuidado de los recursos naturales es básico. “Precisamos financiar la investigación del campo”, dijo, y destacó que tiene que haber un margen económico para los productores.

Por último, Arrarte sostuvo que las dos palabras claves son “capacitar” y “concientizar”. “Capacitar a productores, a las empresas con controles adecuados, que los gobiernos sean canales de control [...] El gobierno tiene que apoyar el acceso a tecnologías adecuadas, eficientes y rentables, con un diálogo entre los actores [...] sentarnos en una mesa de dialogo y dejar las desigualdades para atrás”.