¿En qué rubro te desempeñás y hace cuánto?
Mi actividad entra en el rubro comúnmente llamado artesano, mi trabajo está muy relacionado con la manualidad, a pesar de la intervención industrial. Me dedico a construir, reparar y fabricar instrumentos de percusión, llámense repique chico, piano, tumbadoras, bongós, timbales, etcétera, algunos confeccionados en madera y cuero y otros en metal. Como percusionista rescato piezas de distintos materiales y las convierto en instrumentos; todo aquello que tenga un sonido particular se puede convertir en un elemento de percusión. La docencia también es otra modalidad que tengo como forma de ganarme la vida, doy talleres, asesoro comparsas, y además soy músico. Las cosas empiezan sin que uno se dé cuenta, y después van tomando más protagonismo, hasta que uno se convence de que es de lo que quiere vivir; no es fácil ser autodidacta y crearse un oficio, una profesión con dignidad, respeto a la cultura que tengo como herencia ancestral, cultural, familiar y barrial.
¿Cómo modificó la pandemia tu actividad? ¿Pudiste adaptarte o tuviste que cambiar de rubro?
Bajó la venta de tambores, no pude dar más talleres, no tuve más toques; de tener cuatro trabajos, me quedé sin ninguno. Todas las entradas que tenía se cayeron, y claro que tuve que adaptarme a esto. No cambié de rubro, apelé a tener la cabeza ocupada y seguir produciendo como si la pandemia no existiera; en algún momento alguien va a venir, sé esperar, tengo paciencia.
¿Qué es lo que más te complicó? ¿Y qué fue lo más sencillo?
Sencillo, nada. Lo que más me complicó fue dejar de tener entradas, pero el no tener dinero nos hace más fuertes en muchos aspectos; nos convertimos en electricistas, sanitarios, cocineros, en muchas cosas, porque todo lo que genere un ahorro y nos permita seguir en carrera nos hace bien.
¿Qué te parece que va a pasar? ¿Podrás aprovechar algo de todo esto más adelante?
Vivo de lo que sé hacer, a veces me va bien, a veces más o menos y otras veces mal, pero vivo de lo que sé hacer. Aprovechar, nada; creo que los demás pueden aprovechar de lo que nosotros hacemos, no nosotros, es como el naranjo: todos toman naranjas, menos el naranjo.
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