“No es intención entrar en una etapa de liquidar sucursales, por el contrario, el sentir de los directores, sin haberlo tratado formalmente, es preservar la presencia del banco en las 130 sucursales de todo el país. Es cierto que hay temas de vacantes, pero estamos procurando mantener los servicios sin afectar la atención”, dijo a la diaria Max Sapolinski, uno de los nuevos directores del Banco de la República (BROU).

En el Sector Financiero Oficial de la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU) hay incertidumbre por la aplicación del decreto de austeridad (90/020) que limita la ocupación de vacantes. Matías Arbizu, integrante del Consejo del Sector Financiero Oficial, dijo a la diaria que desde 2010 vienen cerrando las sucursales del BROU en forma parcial y “eliminando algunos puestos de trabajo, en especial las jerarquías y algunos puestos de atención directa al público”. El sindicato asegura que estos cierres benefician a los corresponsales (Abitab y Red Pagos) que terminan con comisiones de dos millones de dólares mensuales. En 2017 el Sector Financiero Oficial ya había denunciado una política de desmantelamiento, pero ese conflicto quedó zanjado con el ingreso de 500 funcionarios nuevos.

Sin embargo, autoridades de la administración anterior del banco, el actual directorio y el Sector Financiero Privado de AEBU coinciden en la necesidad de que el BROU esté presente en estos locales de cobranza.

Un integrante del directorio del período pasado, que prefirió no ser mencionado, dijo a la diaria que el modelo actual es impensable sin los corresponsales. “Una de las cosas que la gente más valora son los puntos de atención, y no se trata de una política reciente, el BROU hace tiempo que tiene convenios con las redes de cobranza, lo que permitió que se llegara a miles de personas”. El ex director aseguró que el BROU pasó a ser un banco de clientes “casi de élite, a tener en pocos años 400 mil clientes más”.

Además, aseguró que si bien el banco contrata a los corresponsales, al mismo tiempo compite con ellos “en el corazón de su negocio, que es el cobro de facturas”, puesto que en la actualidad en la página web del BROU se pueden hacer ese tipo de transacciones.

Por su parte, Sapolinski afirmó que cada vez más se usan las aplicaciones de las que dispone el banco y aseguró que la actividad de mostrador tradicional cambió. También adelantó que uno de los objetivos de este período es que el BROU tenga una mayor presencia en cuanto a tarjetas de crédito, “que es donde está el vínculo con las personas en forma individual”.

Sobre los funcionarios Sapolinski dijo que hay una rotación, pero que es normal y que “se prestan los servicios de manera adecuada”. Por el contrario, para Arbizu “el hecho de tener dependencias cuestionadas es un problema, porque se perdería el contacto directo con el BROU en algunas localidades. La pérdida de ese rol social es algo que tenemos que revertir”, ya que considera que la educación financiera es una de las funciones que debe tener el BROU.

Martín Ford, secretario del interior del Consejo Central de AEBU e integrante del Sector Financiero Privado, aseguró a la diaria que el sindicato siempre estuvo a favor de la inclusión financiera, porque fue el “puntapié inicial para la inclusión social” y para que “por lo menos una base de los productos financieros llegaran a toda la población de forma gratuita”. Sin embargo, cuando se aprobó que las redes de cobranza funcionaran como “corresponsales bancarias”, se opusieron. “La primera reacción corporativa de nuestro colectivo fue decir que nos estaban robando el trabajo. Ahora en el mundo, donde se ha disparado la inclusión financiera y la bancarización, estos actores juegan un papel importante, porque permiten la capilaridad y llegar a todos los rincones. Es imposible que una sucursal bancaria pueda instalarse en localidades pequeñas, por toda la reglamentación que le exige el Banco Central del Uruguay. Esos lugares estarían excluidos y esas personas deberían trasladarse a los centros más poblados o a los barrios más céntricos”, dijo. Además, argumentó que los bancos privados “hace años vienen cerrando agencias en el interior, por lo que es casi utópico pensar que se podría instalar sucursales en algunos lugares del país”. Las redes no se dedican sólo al negocio bancario, su principal ingreso es por el cobro de facturas, los giros y además son agentes de Loterías y Quinielas: “Esos negocios conexos les permiten tener la ventanilla abierta”.

Para Ford uno de los argumentos más fuertes de la dirección del BROU es que la banca privada también está en las redes de cobranza, por lo que si el banco estatal se retira, quedaría en inferioridad de condiciones frente a la competencia.

Sobre la diferencia de opiniones entre las dos ramas de AEBU, Arbizu dijo que ellos parten de la base de que hay redes de cobranza en los mismos lugares en donde está el BROU, como por ejemplo los shoppings.

Trabajadores precarizados

Con la proliferación de los corresponsales surge un nuevo problema: ¿qué papel cumplen los trabajadores? Ford aseguró que a pesar de que hacen actividades propias de un banco, como conceder un crédito, sólo los trabajadores de las casas centrales de las dos empresas más grandes pueden estar afiliados al sindicato. “Recordemos que estas empresas son franquicias, por lo que el propietario de un Abitab en un lugar puede ser un ciudadano que tiene ese local solo, y puede tener empleados o trabajar la familia”, comentó.

A pesar de que han logrado sindicalizarse otros colectivos en el que los trabajadores están dispersos y no tienen un mismo empleador, como por ejemplo el Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas, el Sector Financiero Privado no ha logrado solucionar ese inconveniente. “Por ahora hemos decidido no afiliarlos por esa dificultad, y de hecho hay momentos en que los ha afiliado Fuecys [Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios] y nosotros hemos dado apoyo con jurídica, pero no los afiliamos porque tenemos esa discusión interna. Hay mucha rotación y es un sector muy complicado”, aseguró, y aclaró que AEBU les ha ayudado dando asesoramiento y permitiendo reuniones en su local sindical.

De todas formas, Ford indicó que, desde la reinstauración de los Consejos de Salarios, el Consejo Superior Tripartito asignó a los trabajadores de intermediación financiera y seguros al Grupo 14 (Intermediación financiera, seguros y pensiones) y en un subgrupo por separado están los de las redes de cobranza, las agencias de quinielas y los cambios de moneda. “Hemos tenido una discusión con los propietarios de estos locales porque los empleados hacen todas las funciones en un mismo local y por un solo salario y muchas veces por el mínimo de las categorías. En pocos locales los trabajadores están claramente divididos, hay algunos que están en juegos de azar otros en la parte de cobro de factura o cambio, pero en los más pequeños todos hacen todo”, dijo.

Lo que sí pretende el sindicato es que estos trabajadores aporten a la Caja Bancaria y no al Banco de Previsión Social: “En la reforma [de la Caja Bancaria] del 2008 se incorporaron un montón de colectivos, pero las redes de pago no, ahí tenemos una debilidad”, dijo.

La multitarea no es exclusiva de los empleados de los corresponsales, en las casas de crédito los trabajadores también cumplen varias funciones, pero en este caso sí son parte del sindicato. “Los logros en el sector bancario se han conquistado con un sindicato que tiene 78 años, no fue de un día para el otro. En los sectores no bancarios estamos haciendo el camino y estamos más avanzados”, dijo el sindicalista y mencionó como un buen ejemplo el caso de OCA, que era una empresa nacional que después fue comprada por el Banco de Boston y luego por Itaú. “Es una empresa que tienen más de 20 años con afiliados a AEBU y tenemos una negociación colectiva constante, permanente, y se lograron condiciones de trabajo más que dignas”.

La historia de OCA se fue repitiendo con otras empresas: Pronto primero fue adquirida por el Nuevo Banco Comercial y luego el Scotiabank compró a las dos empresas; a su vez Creditel y Crédito de la Casa son propiedad del Banco Santander.

“Esas empresas son grupos económicos, bancos internacionales, pero también están las financieras nacionales, como Créditos Directos, Créditos Naranja y Credisol”, comentó Ford.

Sobre el trabajo en las financieras, Arbizu, de Banca Oficial, opinó que las instituciones privadas trasladan su operativa y “precarizan las condiciones de trabajo”, además “dan prestamos con condiciones totalmente distintas a las que otorgan los bancos privados; se están aprovechando de la gente y después se terminan llevando el dinero al extranjero, donde está la casa matriz”.

Una de las empresas mencionadas anteriormente tiene una promoción en la que presta 150.000 pesos en 26 cuotas de 12.000 pesos, por lo que la persona paga en más de dos años 312.000 pesos, más del doble de lo que pidió, eso sin contar las moras y los recargos en el caso de que haya un atraso en el pago. Ford dijo que desde el sindicato no tienen pruebas de que se configure el delito de usura en este tipo de préstamos y consideró que se manejan dentro de lo permitido por la ley, pero al límite: “Las empresas lo que hacen es tratar de tener más renta con un negocio que tiene más riesgos. El crédito al consumo tiene muchos menos controles bancocentralistas, y si bien es más lucrativo, porque tiene tasas más altas, también tiene más morosidad. Está dentro de la normativa, las empresas no van más allá de lo que pueden porque en definitiva son propiedad de los bancos y tienen algunos controles”, aseguró Ford. Antes de la pandemia la tasa de morosidad de los bancos privados fue de 2,6%, en el BROU fue de 5% y en las financieras, 18%. “Es una tasa baja para las financieras”, comentó.

Estas empresas internacionales trasladan el negocio minorista y dejan en los bancos los corporativos. “Son empresas separadas, tienen otro mercado, otro tipo de trabajo y otras condiciones. No podemos trasladar las condiciones de trabajo de los bancos a estas empresas porque si no sería muy sencillo, no tienen las mismas condiciones, pero sí la cobertura sindical y sí se han dado pasos adelante”, dijo Ford sobre los trabajadores de las casas de crédito. Contó que las empresas de préstamos surgieron después de las crisis de 2002, “cuando algunos capitalistas nacionales empezaron a armarlas, fueron muy exitosas y luego las vendieron. Hubo años en el que los bancos ganaron más por las financieras que por la actividad del banco”.

Una de las razones por las que una persona puede sacar un préstamo sin garantías en estos lugares es porque se supone que trabajan con capitales propios: “Los bancos no pueden prestar a ciudadanos que no tengan garantía porque ellos manejan ahorros públicos, en cambio las financieras, como trabajan con fondos propios, sí lo pueden hacer”, dijo.

Por último, si una persona no puede terminar de pagar el préstamo, en general la cartera es vendida a un estudio jurídico y terminan negociando la deuda, porque al final termina siendo impagable.