En el departamento de Durazno, cerca de la ciudad capital, hay un predio de 163 hectáreas perteneciente a la Sociedad Rural de Durazno (SRD), en este lugar se está llevando adelante un proyecto de cría de ganado con la finalidad de conocer la productividad a la que se puede llegar aplicando tecnología, cuidando el medioambiente, teniendo en cuenta el bienestar animal y que sirva como ejemplo para que productores alcancen una mejor rentabilidad con menos de 200 hectáreas.
María Fernanda Bove, ingeniera agrónoma y directiva de la SRD, contó a la diaria que en el emprendimiento están involucradas distintas organizaciones: la Intendencia Departamental de Durazno, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y, para la medición de los resultados, la Universidad Tecnológica (UTEC), entre otras.
¿Cuándo empezaron con el proyecto?
Esta iniciativa surgió en 2019 cuando comenzamos a trabajar en la directiva. En el período anterior ya se venía viendo el campo como un sistema de extracción. Todos los que trabajamos y vivimos en el campo sabemos que si no se reinvierte es como cualquier empresa, llega un momento en el que deja de generar ganancias. Este era un predio totalmente extractivo, bastante descapitalizado en cuanto a animales y pasturas, además se había planteado incorporar forestación para tener una buena renta. Yo había hecho un relevamiento del campo natural y entendimos que era muy bueno en la composición de especies del campo nativo y no queríamos que eso se perdiera.
Este predio está comprendido dentro del área que puede ser forestada; se podía hacer porque hay áreas más superficiales en las que se puede forestar, pero, aunque sean superficiales, entendíamos que tenían un buen potencial y que haciendo un buen manejo el campo iba a responder y podía dar una buena renta, incluso estamos convencidos de que puede llegar a dar una renta mayor que la que podría dar al ser forestada. La negociación con la empresa forestal se había iniciado, pero el negocio no estaba concretado. Decidimos continuar con ganadería, es lo que se puede hacer porque estamos muy cerca, pegado a la ciudad de Durazno, y hay otro tipo de sistemas productivos que no se pueden realizar, tanto por el tipo de suelo como por la topografía. Creemos que una ganadería trabajada de forma intensiva y de manera sustentable nos puede dar buen rédito. Empezamos a capitalizar más el campo, a tratar de lograr mayores indicadores de preñez.
Lo primero que se decidió fue la contratación de una técnica agrónoma de forma part time, que le dedica cuatro jornales al mes y trabaja con un peón de campo.
¿Cómo les afectó la primera ola de la covid-19?
Tuvimos bastantes problemas porque la Rural vive mucho de alquileres de salones para fiestas y estuvo muy complicado. Se tuvo que bajar a un peón, trabajaba la agrónoma con una sola persona haciendo los trabajos de manga [lugar donde se hacen la vacunaciones, donde se inseminan o hacen ecografías].
¿Cuáles son las características del campo?
Tiene 70% de campo nativo. El objetivo de este proyecto es no tocarlo, no quemarlo con herbicidas o con fuego ni laborearlo, no hacerle ningún tipo de intervención mecánica ni química. Sí aplicarle fertilizantes, pero orgánicos. El 30%, las 50 hectáreas restantes, sí habían sido áreas roturadas (quemadas o laboreadas); estamos yendo por un proceso de mejoramiento de esas áreas de chacras y las estamos transformando en módulos de alta producción de forraje, con el objetivo de llegar a tener praderas perennes, módulos de alta producción de forraje.
¿Cuánto tarda un campo roturado en llegar a un módulo de alta producción?
Muy pocos meses; si se quema con herbicidas pero al mes siguiente se siembra, con tres o cuatro meses, dependiendo del tipo de verdeo, ya está. Lo que hicimos fue asociarnos con empresas privadas para que nos dieran una mano en algún costo de insumos, y que a ellos les sirviera para mostrar esas áreas con diferentes variedades de productos.
¿Cuántos animales pueden tener en el predio?
La carga del campo natural es de 0,8-0,9 unidades ganaderas por hectárea [UGH]. Se trata de una forma de medir la carga de dotación animal. Cada UGH equivale a una vaca de 380 kilos; lo que sucede es que en el campo se puede tener terneros, una vaca o un toro, y no todos pesan lo mismo ni comen lo mismo, para equiparar se habla de UGH.
¿Tuvieron que hacer convenios o pedir préstamos para iniciar?
Este proyecto fue presentado ante la Ande [Agencia Nacional de Desarrollo]. Tres meses estuvimos trabajando con la agrónoma y con el Instituto Plan Agropecuario, que nos apoyó mucho. Elaboramos un documento enorme para presentarlo; a Ande le gustó pero no fue aprobado porque no cumplía con los tiempos, querían que los resultados estuvieran en un año y estos proyectos son todos a largo plazo. Durante unos meses estuvimos pinchados, porque no habíamos podido lograr una fuente de financiamiento externa, pero a los pocos meses se interesó la Intendencia de Durazno, y la Dirección de Desarrollo se lo planteó al MGAP, que también mostró mucho interés. Desde la intendencia, por medio de los Fondos de Desarrollo del Interior, nos apoyaron con un monto de dinero, al igual que el MGAP, y ese dinero es el que hoy estamos usando para infraestructura en agua y alambrado.
¿Cuál es la tecnología que están usando?
Lo que diseñamos fue un sistema de pastoreo rotativo racional. La primera limitante que teníamos en el campo era el agua. Hay una cañada en una punta del campo que es intermitente -se seca en verano-, y en la otra punta, una represa grande, de ocho hectáreas de espejo de agua, en el fondo del campo, sirve de abrevadero, pero sólo para los dos o tres potreros que tenía alrededor. Se instaló una bomba solar porque no tenemos luz eléctrica, además de que estamos convencidos de que es bueno usar energía renovable. Esa bomba eleva el agua hasta un tanque australiano [tecnología de almacenamiento de agua, de forma circular] que está en el punto más alto del campo, desde donde se distribuye por gravedad al resto del predio. Es un sistema de pastoreo con agua en la parcela tanto en el campo natural como en el módulo de alta producción de forraje.
El objetivo es que la pastura se consuma en un momento, uno o dos días como máximo, se cambie a los animales de lugar para que la pastura pueda descansar y permitir el rebrote; de esa manera crece con mayor vigor y produce más. Con esto también solucionamos los problemas con las heces y la orina.
Cuando el animal tiene que caminar 1.000 o 1.500 metros para ir a tomar agua, en general, va por el mismo camino y defeca y orina cuando llega al agua, entonces hay contaminación y esos nutrientes, que uno podría reciclar, se pierden. En este caso, al tener el agua en la parcela, el animal cambia el comportamiento: van de a uno a beber, no en manada -como cuando el agua está lejos- y las deyecciones quedan para la pastura.
¿Podría explicar cómo es el sistema de distribución del agua?
El agua va a los abrevaderos. Hay caños enterrados y cada determinados metros hay un hidrante -una especie de manguera- que se enchufa al bebedero y lo llena.
El objetivo es generar mayor producción de pasto, y de esa manera mejorar la producción de carne tanto en indicadores productivos como en porcentajes de preñez o en kilos de novillos vendidos. Nosotros tenemos un sistema de cría con recría, tenemos a los machos hasta el año; esto se llama sistema de ciclo incompleto. No llevamos a faena los novillos, sino que al año de vida se los vendemos a un invernador.
Uno de los objetivos del proyecto es evaluar el desempeño de un sistema ganadero de pequeña escala. ¿Están pensando en la producción familiar?
Existe un paradigma en Uruguay que dice que una persona no puede vivir con menos de 200 hectáreas (con un índice coneat 100, capacidad de producción de un predio medida en términos de carne y lana); lo que queremos ver es si con menos área pero con un manejo muy fino y 30% del área de alta producción forrajera es posible que una familia pueda subsistir y pagar una canasta básica familiar. El objetivo de la SRD es ayudar a la población a que permanezca en el medio rural y que se pueda desarrollar bien; la idea no es que estén en malas condiciones, siempre apostamos a que puedan tener una vida digna. Nosotros nos planteamos saber si se puede, tal vez después nos da un retorno menor, pero no hay otro emprendimiento como este en el país. Es muy difícil lograr un trabajo de investigación en un sistema productivo. Como premisa tenemos la mejora del ambiente y del ecosistema.
¿Cuándo esperan tener algún resultado en los indicadores?
Recién ahora estamos instalando el sistema. Pensamos que para mediados de febrero esté todo instalado. Tuvimos un atraso grande por la sequía: no se podía entrar con el enterrador de caños por lo dura que estaba la tierra, pero ahora estamos retomando. El 25 de febrero vamos a hacer una jornada grande y mostraremos cómo quedó el predio, esto en el marco de la Expo Durazno 2022 [en Santa Bernardina].
Los primeros resultados van a estar al año, porque los sistemas productivos en Uruguay son lentos: la gestación de una vaca es de nueve meses, frente a los tiempos biológicos no podemos. Mostrar resultados antes del año no tendría sentido. Al tratarse de un sistema a cielo abierto estamos condicionados por los cambios climáticos.
¿Cuál sería la inversión que permitiría modificar un predio como lo están haciendo ustedes?
Es una inversión grande. Todavía no lo tenemos cerrado, pero en general los sistemas de pastoreo (con agua y alambrado) andan entre los 200 y los 300 dólares la hectárea. En general, los productores familiares tienen muy pocas posibilidades de ahorro, se vive al día, este es un proyecto para mostrar a los privados, pero también al gobierno, que se puede, para que después, desde el Banco República o desde bancos privados, puedan ver el retorno. Si es viable que los productores puedan tener algún beneficio fiscal o créditos más accesibles. Es un tema de políticas a nivel país, porque con este sistema se mejoran las condiciones del suelo; el trabajo en el campo se hace más fácil, porque el ganado está todo junto; contribuye al bienestar animal, porque el agua está cerca y es de calidad. Vamos paso a paso.