Cuando aterrizó en la política uruguaya, el empresario Juan Sartori prometió ni más ni menos que 100.000 puestos de trabajo. La cifra fue recibida con ironía por el entonces precandidato del Partido Colorado Ernesto Talvi, quien ofreció 300.000 empleos, “triplicando la mezquina oferta” del aspirante del Partido Nacional. En cinco años de gobierno, la promesa de Sartori esbozaba en promedio unos 20.000 puestos de trabajo por año.

Una semana atrás, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, pronosticó que sólo en este año se van a crear 40.000 nuevos empleos, que se sumarían a los 58.000 creados el año pasado como efecto rebote, tras una caída extraordinaria del trabajo a causa de la pandemia.

En el movimiento sindical plantearon interrogantes sobre el anuncio de Arbeleche. “No hay una propuesta concreta que muestre de dónde van a surgir esos 40.000 puestos de trabajo”, dijo a la diaria Favio Riverón, presidente de la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio y Servicios (Fuecys). Agregó que no se vislumbra “ninguna inversión grande en los próximos meses” y que tampoco se prevé para este año “una fuerte inversión en obra pública”, lo que “podría generar empleo en la construcción” y así multiplicar las fuentes laborales “en el círculo más cercano”. A su entender, “no se trata de creer o no creer” en la proyección de la ministra de Economía, sino de observar “políticas específicas y activas” en torno al mercado de trabajo.

Una semana atrás, asimismo, Arbeleche pronosticó un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 4,8% para 2022, que acompañaría al incremento de 4,4% de 2021. La jerarca destacó que el desarrollo de la economía “se dio de la mano de la generación de puestos de trabajo”. “En 2021 casi que se recuperó la totalidad de los empleos perdidos durante la pandemia”, resaltó.

En diálogo con la diaria, Daniel Diverio, secretario general del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca), comentó que existe incertidumbre en el nivel de ocupación a corto plazo. “En la construcción, que hoy todos apuntan que está en un cierto auge, estamos en un techo, y vemos una caída que arranca en diciembre de este año y para el año que viene se pierden entre 12.000 y 14.000 puestos de trabajo”, manifestó en referencia a la finalización de la construcción de la segunda planta de celulosa de UPM.

Al igual que Riverón, resaltó el papel de la inversión pública, que definió como “el motor de la economía”. “Durante los primeros 26 meses de gobierno hubo un recorte muy duro de 200 millones de dólares de inversión en las empresas públicas. Eso significa miles de puestos de trabajo”, expresó Diverio.

Sí se puede

“Puede ser un número alcanzable dado el nivel de desarrollo y crecimiento económico que están teniendo algunos sectores”, evaluó, en cambio, Juan Martínez, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales, acerca de los 40.000 empleos proyectados por Arbeleche para 2022. En conversación con la diaria, opinó: “Creemos que se pueden crear. Estamos en una economía mundial interesante, con un crecimiento a nivel interno muy fuerte de la agroindustria por los valores internacionales y por la producción física, que ha crecido mucho”.

Sin embargo, pese a que los números generales son “positivos”, Martínez mencionó que todavía hay sectores “complicados” en esta etapa de recuperación pospandemia. Apuntó que existe “una gran necesidad” de mejorar la formación de las personas y “reestructurar algunas tareas”. “En algunos sectores encontramos déficit por no tener gente capacitada y en otros hay gente subempleada. Creo que hay que poner el foco en generar trabajo de calidad, para eso hay que capacitar mejor a la gente”, afirmó.

En tanto, Alfredo Antía, presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay, compartió a la diaria que la gremial estima que este año se crearán unos 2.000 empleos industriales, que se agregarían a los 22.000 que ya se recuperaron luego del golpe de la pandemia. De concretarse la estimación, indicó que la industria estaría en el entorno de 160.000 ocupados, “en uno de los sectores con menos informalidad y con los salarios mejores pagos de la economía”.

Como obstáculos a la creación de puestos de trabajo, Antía mencionó, entre otros, la baja calificación de la mano de obra en determinados rubros, así como el impacto de “la tecnología aplicada a la producción”, es decir, “la automatización de los procesos”. Esto, aseguró, es un “desafío salado” que tiene Uruguay en el horizonte, “un desafío que también está viviendo la humanidad”.

Antía señaló que, incluso si se alcanzan los 160.000 empleos al cierre de este año, la cifra estaría por debajo del pico de 187.000 que se registró pocos años atrás. Antes de la pandemia, entre 2014 y 2019, “la industria perdió prácticamente 15% de su masa laboral, más de 20.000 empleos que no se recuperaron más”, indicó.

Jornales solidarios

Por otra parte, Diverio puntualizó que “37% de los últimos puestos que se crearon tienen que ver con los jornales solidarios”, en referencia al programa Oportunidad Laboral, que este año tendrá su segunda y última edición. Los gobiernos departamentales contratarán en total a 10.000 personas por 12.500 pesos mensuales por 12 días de trabajo. El salario mínimo nacional está en 19.364 pesos.

El secretario general del Sunca cuestionó que entre los números generales se incluyan estos empleos “precarios y de muy baja calidad”. “Los trabajadores de los jornales solidarios están sin nada y está claro que eso les resuelve alguna cosa, pero no tienen derecho ni siquiera al Fonasa [Fondo Nacional de Salud], olvidate del seguro de paro”, expresó.

Riverón manifestó que “el gobierno logró sostener el trabajo”, entre otras cosas, “con empleo precario de los jornales solidarios”. “Ahí tenés ni más ni menos que 15.000 puestos de trabajo”, indicó. El presidente de Fuecys criticó “la tercerización” del trabajo “en muchos lugares”, algo que impide “la generación de empleo digno, con remuneraciones acordes, que logren realmente ser el sustento de una familia”.

En el gobierno, en cambio, aseguran que el aumento de ocupados “se corresponde fundamentalmente con la creación de más puestos de trabajo formales”. Así lo indica el proyecto de Rendición de Cuentas, que detalla además que 90% de los 58.000 empleos recuperados el año pasado son trabajos formales. De hecho, se establece que la informalidad disminuyó en 2021 en comparación a 2019: de 24,9% a 21,7%.