Rápida, un poco más formal, e inesperada. Alejandra Picco, economista del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, reconoció que hubo una rápida recuperación del mercado de trabajo en 2021, algo que “la mayoría de los analistas no esperábamos”. La recuperación despegó en la segunda mitad del año pasado y “vino de la mano de una mejora en la calidad del empleo”. “La creación del empleo se dio mucho a partir del empleo formal”, subrayó. Sin embargo, advirtió que esto no se sostiene en una política pública –“porque no la hubo”–, sino en factores coyunturales con fecha de vencimiento.

El análisis de Picco acerca de la realidad del mercado laboral fue expuesto el martes en una charla organizada por el departamento de Desarrollo Económico de la Intendencia de Montevideo (IM). Asistieron varios jerarcas municipales y departamentales, así como representantes de la sociedad civil.

Picco apuntó que, en 2021, se recompusieron casi totalmente los 60.000 puestos de trabajo perdidos en 2020 a causa de la pandemia, pero marcó que “la caída de la actividad no fue homogénea entre sectores” y la recuperación tampoco. Los sectores más afectados, indicó, “fueron justamente los más demandantes de empleo”, tales como el comercio, los servicios y la hotelería. Al margen del análisis sectorial, destacó que la emergencia sanitaria afectó más duramente a los trabajadores informales.

Por eso mismo, valoró positivamente el componente formal de la recuperación del empleo, aunque con algunas precisiones. “Más de 30% de los puestos de trabajo creados el año pasado se explican por los jornales solidarios”, dijo Picco, en referencia al programa Oportunidad Laboral, impulsado por el Poder Ejecutivo a través de los gobiernos departamentales. Además de remarcar la baja remuneración de estos empleos, que en “la última etapa representaba unos 6.000 pesos por mes”, la economista señaló que los jornales solidarios “se van a ir terminando este año”. Lo mismo sucederá con algunas inversiones privadas con mucha demanda de mano de obra, como la construcción de la planta de celulosa en el centro del país.

Para Carlos Varela, director de Promoción Económica de la IM, “estamos viviendo una situación del empleo compleja” en términos tanto cuantitativos como cualitativos. Acerca de los jornales solidarios, celebró su implementación como “política pública para generar empleo en un momento de crisis”. Pero a continuación afirmó: “No podemos pensar que eso es un ideal de trabajo digno y permanente para una persona; por lo menos, no desde la perspectiva de lo que uno sueña para una sociedad”.

Las grietas de la ciudad

Picco aprovechó el conversatorio organizado por la IM para presentar un informe del Cuesta Duarte sobre el mercado laboral según las distintas partes de Montevideo. Por lejos, la zona de la costa sur –municipios B, CH y E– ostenta los mejores números. En esos barrios “la tasa de empleo se ubica muy por encima del promedio nacional en 62,3%”, indicó la economista. En el otro extremo, la zona noroeste –municipios A y G– muestra “una tasa de empleo apenas mayor a 50%, muy por debajo de la media montevideana y nacional”. Las asimetrías se repiten en otros indicadores, como la tasa de actividad y la tasa de desempleo. “Obviamente, esto es llevar a números algo que todas las personas que trabajan en el territorio pueden percibir […]. En un territorio bastante chico como Montevideo, encontramos disparidades bien grandes”, agregó Picco.

También hay diferencias a nivel nacional, al comparar la capital con el resto del país. Si se mide a la informalidad únicamente por el registro –o no– a la seguridad social, “hoy por hoy la tasa promedio de informalidad está en 21,7%”, señaló Picco; y añadió que en Montevideo “no alcanza al 15% de los ocupados”. “En el interior las tasas son mucho más altas, eso habla muy mal del resto del país. Es un problema que tenemos que atender a partir de políticas públicas”, expresó.

“Tampoco hay que engañar a la gente”

Con respecto a la generación y promoción de empleo desde el Estado, Varela cuestionó que en algunas ocasiones, “cuando una persona se queda sin trabajo y quiere buscar cómo ganarse la vida de forma digna sin tener que ir a una olla a buscar un plato de comida para su familia”, la propuesta del Estado, en lo inmediato, “es un permiso de venta callejera”. A su juicio, se trata de un trabajo “muy digno pero muy sacrificado”: “Trabajás bajo el rayo de sol, no trabajás si hay tormenta... No podemos pensar en eso como el ideal de trabajo de la sociedad que queremos”.

Por otra parte, Varela señaló que “en los momentos de crisis” del mercado laboral por lo general crece “el emprendedurismo”. En ese sentido, recomendó evaluar “si todos podemos y somos emprendedores”, porque después “se generan muchas frustraciones”; por ejemplo, pasar por dos o tres años de formación en un centro de desarrollo local “para que, cuando pasa raya, la persona sienta que ha perdido el tiempo porque indudablemente no era un emprendedor”. “Tampoco hay que engañar a la gente”, aseveró.

Al cierre del evento tomó el micrófono la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse. En sintonía con el director de Promoción Económica, afirmó que “no se trata de formar programadores”. “En el mundo nuevo”, sostuvo, “lo que precisamos es pensamiento computacional”, que no es “aprender a programar”, sino incorporar “nuevas herramientas que se aplican a cualquier trabajo”.

“El avance de la automatización no lo vamos a poder parar, entonces tenemos que ir construyendo alternativas para que la cajera que es desplazada por una máquina pueda tener otros trabajos, que no van a ser programar, o capaz que sí, pero que pueden estar conectados a ese mundo”, manifestó.

Dicho esto, Cosse reclamó un “plan general estratégico” nacional para afrontar “una revolución en el mundo del trabajo como nunca antes vivió la humanidad”. Pidió un proyecto superior a “un plan de mitigación”, como el programa de empleo transitorio ABC de la comuna capitalina. “Desde la Intendencia sabemos que no podemos mover la aguja, pero no vamos a dejar de preocuparnos y fomentar esta reflexión”, aseguró.