Se presentó como algo extraordinario: obras en ocho de cada diez kilómetros de rutas nacionales, intervenciones en 227 puentes de la red vial, 2.5 millones de dólares de inversión por día, en suma, 907 millones de dólares a desembolsar en 2022 para “el mayor plan de obras de los últimos tiempos”. “Año récord”, dijo el presidente de la República, Luis Lacalle Pou. En estos términos, el gobierno reveló su plan de infraestructura para este año, el martes, en Torre Ejecutiva.

El ministro de Transporte y Obras Públicas (MTOP), José Luis Falero, informó además que habrá un incremento de la inversión en obra pública con respecto a lo previsto en la ley de presupuesto. Al término del quinquenio se habrán gastado 3.300 millones de dólares, indicó, unos 700 millones más de lo programado en el presupuesto.

Consultado por la diaria, Daniel Diverio, secretario general del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca), puntualizó que, antes que nada, “hay que ver de dónde se parte”. “En 2020 y 2021 los niveles de inversión pública estuvieron muy por debajo comparado con el período anterior. Hubo un recorte muy importante de la inversión en los primeros años de gobierno”, apuntó. Según datos oficiales, el gasto en infraestructura vial fue de 303 millones de dólares en 2020 –primer año de pandemia– y de 500 millones en 2021. Mientras que, en 2019, último año de gobierno frenteamplista, se colocaron 444 millones.

En diálogo con la diaria, Diego O'Neill, presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU), definió al plan del MTOP como “una inversión importante, grande y necesaria, por lo que significa el transporte para Uruguay como país productor de materias primas”. Destacó que la cifra anunciada “ha aumentado significativamente” con relación al monto previsto en la ley de presupuesto, “e incluso también al quinquenio anterior”. “Novecientos millones de dólares es una cifra bien importante”, aseveró.

Más, menos

Falero expresó que la intención del gobierno con este plan de infraestructura, en parte, será “mantener de alguna manera equilibrado el alto nivel ocupacional de la construcción” ante la cercana e inevitable finalización de las obras vinculadas a UPM, tanto la segunda planta de celulosa en Durazno como el Ferrocarril Central y demás proyectos. Gracias a estas obras, que se arrastraban desde el anterior gobierno, la construcción fue el único sector de la economía que creció en 2020, sin perder puestos de trabajo.

Sin embargo, consultado en rueda de prensa, Falero dijo desconocer cuántos puestos de trabajo se crearán con “el mayor plan de obras de los últimos tiempos”. Horas después, en entrevista con El País, estimó unos 4.000 empleos. Asimismo, agregó que, junto con el plan de erradicación de asentamientos, bajo la órbita del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, y una “importante inversión en saneamiento”, “entre estas tres cosas vamos a llegar a cubrir sin duda lo de UPM y el Ferrocarril Central”.

Ante la misma interrogante, Diverio comentó que si bien en el sindicato todavía no tienen “un número exacto”, calculan que por las características de las obras públicas anunciadas para este año no se igualará “ni 10% de la caída que podemos tener el año que viene ante la terminación de las obras de UPM y el Ferrocarril Central”.

A comienzos del año, UPM comunicó que su segunda planta de celulosa empezaría a producir en marzo de 2023. Según el secretario general del Sunca, la construcción de la fábrica moviliza actualmente a unos 7.000 trabajadores; y el Ferrocarril Central, 3.000 trabajadores. Junto con las obras conexas, como el viaducto en el puerto de Montevideo, se espera una caída de entre 12.000 y 14.000 puestos de trabajo para el próximo año.

Diverio señaló algunas razones por las que el plan de infraestructura presentado por el gobierno no compensará la mano de obra ocupada por UPM. Por un lado, mencionó que “cuando hablan de la intervención de 7.600 kilómetros de ruta nacional” –esto es, 81% de la red vial–, “lo que en realidad se hace es mantener las banquinas, el bacheo... Eso genera pocos puestos de trabajo”. Advirtió que sólo se prevén 640 kilómetros de ruta nueva, “eso sí genera más trabajo”.

Por otro lado, el dirigente sindical cuestionó que “cuando se habla de 230 puentes, en realidad, se trata de intervenciones, que a veces significan cambiar las barandas o reforzarlo”. Para este tipo de tarea, sostuvo, se precisan entre diez y 12 trabajadores, “con muy corto plazo”. Añadió que, de ese total de puentes, “hay 100 en los cuales ya fue efectuada la intervención” y “puentes nuevos, que eso sí genera un poco más de trabajo, no pasan de tres o cuatro”.

O'Neill afirmó que la inversión en vialidad es “la que menos puestos de trabajo genera” dentro del área de la construcción. “Hay un uso intensivo de maquinaria y no tanto de mano de obra. En vivienda, por ejemplo, con una inversión similar generás tres o cuatro veces más puestos de trabajo que en vialidad”, ilustró.

Al igual que Diverio, consideró que compensar el nivel de actividad que implican tanto UPM como el Ferrocarril Central “no es sencillo”, y evaluó que el programa anunciado para este año no parecería ser suficiente. De todos modos, el presidente de la CCU valoró el plan de obras públicas del MTOP; “suma, indudablemente”, apuntó.

La inversión de 2.700 millones de dólares de la empresa finlandesa UPM en el centro del país significó la mayor inversión privada en la historia de Uruguay. Equiparar su peso en el mercado laboral uruguayo “va a ser un escalón difícil”, subrayó O'Neill.

En tal sentido, Diverio reconoció que “cubrir una caída como la de la planta de UPM, de golpe, no es sencillo”. De hecho, en el Sunca ya asumen que el año que viene habrá un deterioro en el nivel de ocupación, “por eso estamos planteando generar condiciones para que haya otra forma de aterrizaje de la caída de los puestos de trabajo, y que no sea una cosa abrupta”.

“Tampoco lo estamos menospreciando”, aclaró Diverio, en referencia al plan de construcción del MTOP. Pero resaltó que, en cuanto a la generación de empleo, el impacto será “realmente muy mínimo, no mueve la aguja”. A su entender, el gobierno debería volcar más recursos a la construcción de viviendas de interés social, así como a las empresas públicas, “no sólo en obras nuevas sino en obras de mantenimiento”.

“Ojalá le erremos”

Fuera del sector público, trabajadores y empresarios coinciden en que el sector privado genera dos de cada tres puestos de trabajo en la construcción. O'Neill señaló que actualmente “la inversión privada está en un nivel muy fuerte”, que, al menos en materia de vivienda, “se va a sostener durante todo 2023”. “A más largo plazo habrá que ir viendo la coyuntura internacional y una serie de cosas que pueden tener impacto en cómo se mueven los capitales en el mundo. Pero para este año, y para el que viene, el dinamismo de la inversión privada en vivienda está asegurado”, añadió.

En tanto, Diverio recalcó que el sector privado “jamás va a poder absorber la caída de UPM”, pese a que compartió que la inversión privada “hoy está muy alta”. “Justamente, esos puestos de trabajo son, en parte, los que absorbía de forma natural la inversión pública”, mencionó. Y agregó: “Nosotros a 2023 lo estamos viendo con señales peligrosas, ojalá le erremos”.