Maldonado tiene un “ADN con perfil emprendedor”, planteó en diálogo con la diaria Ana Inés Sánchez, coordinadora de Maldonado Emprendedor. Para ella, el departamento siempre tuvo un “espíritu emprendedor”, que es motivado por la radicación de extranjeros, pero también por la migración interna de uruguayos que llegan en busca de oportunidades. En este escenario, hay “cosas positivas, pero también tiene esa cuestión de la competencia, que a veces se transforma más en colaboración”, observó Sánchez. En Maldonado “conviven las dos realidades; muchas oportunidades y muchos desafíos al mismo tiempo”, resumió.
Con una historia de casi diez años, Maldonado Emprendedor, el ecosistema de emprendimientos en el departamento, lleva adelante un trabajo articulado y planificado entre más de 20 instituciones nacionales y departamentales que integran la red, entre ellas, la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), que participa desde hace tres años.
Sánchez explicó la forma en que Maldonado Emprendedor apoya a los emprendedores: “Nosotros les pedimos que nos cuenten más en detalle qué es lo que quieren hacer, para qué lo quieren hacer y, a partir de ahí, los derivamos a una institución que tenga esa herramienta o ese programa de apoyo que mejor se ajusta a la realidad que tiene ese emprendimiento”.
Asimismo, Maldonado Emprendedor cuenta con programas propios. Con el primero, llamado “Preparate para emprender”, se busca identificar el propósito del emprendimiento en la etapa inicial de su desarrollo. El segundo consiste en un laboratorio de ideas para aquellos emprendimientos con “ideas un poco más innovadoras o con algún carácter diferencial”. Los emprendedores que participan en este programa también cuentan con la orientación de tutores que, para Sánchez, son esenciales en el recorrido y son uno de los “grandes hallazgos” de Maldonado Emprendedor.
“En estos años, con la ejecución de los programas, nos hemos dado cuenta de que más allá de la capacitación o de las herramientas más vinculadas al conocimiento, el acompañamiento de un profesional hace que el emprendedor no se nos quede por el camino, porque tiene alguien que lo va orientando, que lo va acompañando, que le va haciendo las preguntas clave”, detalló.
Aparte de la idea para el emprendimiento, Maldonado Emprendedor hace más hincapié en lo que denomina “actitud emprendedora” o “perfil emprendedor”, es decir, en las competencias. Esto implica “no enamorarse de la idea que cada uno tiene, sino enamorarse del problema que se quiere resolver, de identificar una problemática o una necesidad que tenga el mercado, y buscarle la vuelta para que sea algo innovador”, indicó Sánchez.
“Ideas tenemos todos. Llevarlas a la práctica más o menos tal vez sea más sencillo, pero lo que es más difícil de incorporar con conocimiento son las ganas, esa garra de querer lograr determinados objetivos que trasciendan, de alguna manera, la idea que tenés hoy. También habla de eso el perfil emprendedor: de la capacidad de adaptarte y de escuchar atentamente lo que el mercado tiene para decirte”, indicó.
En el marco de las actividades y programas que impulsa Maldonado Emprendedor es que se generan vínculos entre emprendedores, que se transforman en una “red de contención” o , en otras palabras, en una “comunidad emprendedora”, en la que emprendedores con más experiencia pasan a ser referentes que “inspiran” a los más nuevos y en la que también se propicia la colaboración. Esta red es algo que todo emprendedor “necesita para no transitar ese camino tan solo”, apuntó Sánchez.
OrderEat, la aplicación que nació como un proyecto estudiantil en Maldonado y hoy está presente en cinco países
En 2018, Matías Cravioto, Juan Manuel Rodríguez y Luis Pedro Carrero cursaban sexto año de liceo cuando se propusieron resolver un problema que enfrentaban los estudiantes del colegio IUA de Punta del Este: “La cafetería funcionaba muy mal”. Las largas filas en los recreos, el manejo de efectivo por parte de los escolares, discusiones entre los padres con el personal de la cantina por los alimentos que compraban sus hijos y las cuentas abultadas que debían pagar a fin de mes eran algunas de las dificultades.
Es en este marco que a los tres adolescentes de 17 años y futuros estudiantes de Ingeniería de la Universidad de la República se les ocurrió como “proyecto de verano” crear una plataforma que permitiera a los padres controlar la alimentación de sus hijos por medio del celular, sin tener que darles dinero en efectivo, precargando un monto en un cuenta corriente de manera digital. De esta forma, también se evitaban las colas, dado que ahora podrían hacer un prepedido y los estudiantes sólo tendrían que retirar la merienda. Además, los padres y madres “se involucraban mucho más en la alimentación de sus hijos”, indicó Cravioto en conversación con la diaria.
Además, el software incluiría un sistema de gestión para la propia cafetería. “Los ayudaba a desperdiciar menos comida, pues les decíamos exactamente lo que tenían que cocinar para cada día; los ayudamos a vender más, porque como los padres podían controlar más lo que comían sus hijos, confiaban más, entonces gastaban más; trabajaban menos: reducimos bastante la jornada, ya que automatizamos un montón de cosas que antes hacían en papel y lápiz, como el control de todo seguimiento de cuentas corrientes, que pasaron a hacerlo en la aplicación”, explicó Cravioto.
Fue así que nació OrderEat en 2019. Al año siguiente, por recomendación de los propios padres, ya era usada en diez colegios del país, en 2021 había llegado a 30 centros educativos de Uruguay y Argentina, y actualmente tiene presencia en 140 instituciones, entre Uruguay, Argentina, México, Paraguay y Venezuela.
No obstante, no todo fue fácil desde un principio, reconoce Cravioto. En 2020, cuando los cofundadores se estaban instalando, llegó la pandemia por la covid-19, lo que paralizó las clases presenciales. “Fue un año oscuro”, recordó. Esa época, sin embargo, fue aprovechada por los tres estudiantes de Ingeniería para capacitarse en los programas de Maldonado Emprendedor y de Endeavor, como Scale Up y Pasaporte Emprendedor. “Después de vivir esas experiencias, nos dimos cuenta de que teníamos entre manos algo que podía crecer mucho”, afirmó el emprendedor.
Actualmente, el equipo de OrderEat está compuesto por 12 personas. Cinco trabajan desde México y las otras siete desde Uruguay y Argentina. “Fue un crecimiento bastante de golpe. Nosotros en diciembre del año pasado éramos cinco, pero levantamos capital porque tuvimos nuestra primera financiación. Antes ganamos algunos premios y proyectos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y ANDE”, contó.
“Todavía nos sentimos lejos de ser exitosos”, valoró Cravioto, que considera que el principal desafío se refiere a la parte humana: “Dirigir y construir equipos, y una cultura en una empresa sin tener ninguna experiencia empresarial previa”. “La ventaja que tenemos es que tampoco tenemos ningún preconcepto de cómo tendrían que ser las cosas, entonces lo que hacemos todos los días entre los tres es pensar cómo sería la empresa en la que nos gustaría ir a trabajar e intentamos construir eso”.
Ramona Warrior, el primer capuchino vegano de la región
En 2020, en medio de la pandemia, Agustina Amorín, que no consume lácteos, descubrió en un tienda de alimentos veganos las leches en polvo con base vegetal y sin transgénicos, y tuvo la idea: “Cómo queda un capuchino vegano”. En ese momento estaba sin trabajo y se le ocurrió emprender en algo que se alineara con sus propósitos.
Ramona Warrior surgió de esa manera: “En la cocina de mi casa”, contó Amorín a la diaria. El primer intento salió “horrible”, reconoció, pero a medida que fue mezclando y probando, alcanzó un producto que podía venderse.
“Siempre fui muy curiosa, empecé a buscar en internet cómo mejorar lo que hasta ahí era una fórmula para mí”, agregó. Buscó antecedentes, tal como había aprendido cuando estudiaba Diseño Industrial, y vio que no existía un capuchino vegano en Uruguay ni en la región, que había existido en Alemania, pero que se había descontinuado la producción. Entonces decidió abrir una cuenta en Instagram mostrando lo que hacía y “fue un golazo”.
“Pasé de la balancita en mi casa” a “un producto que se podía reproducir en masa, que todas las bolsitas tuvieran lo mismo”, señaló. Además, al experimentar fue sumando otras variedades con cacao y con canela. “Pensé que la pandemia iba a durar dos meses y dije ‘voy a darlo todo por el todo’. Y empezó a crecer, la gente me empezó a escribir de puntos de venta por Instagram”, contó.
En marzo de 2021 ganó el Fondo Semilla de ANDE para proyectos innovadores y el Prodiseño del Ministerio de Industria, Energía y Minería para pequeñas y medianas empresas. Luego vino el crecimiento a escala industrial. “Eso me llevó bastante en un momento a tener un choque de intereses, porque en verdad a mí lo que más me interesa es la naturaleza. Todo lo que intento volcar de valores en mi empresa es lo que yo siento como persona, porque siento que tu propósito empresarial se tiene que alinear con tu propósito personal, si no entrás en cortocircuito”, manifestó Amorín.
Frente a esta disyuntiva, se le ocurrió “empezar a gestar y a interiorizarme en un proyecto de conservación de la biodiversidad uruguaya”, que comenzará a funcionar cuando la empresa esté más posicionada. La idea es que una parte de las ganancias se destinen al rescate de animales y a la preservación de la fauna autóctona.
Este año Amorin participó en una ronda de negocios en México, a partir de la que entró en contacto con grandes cadenas de supermercado como Walmart, Costco y la mexicana Chedraui, que se mostraron interesadas en comercializar el producto, lo que le permitirá a Ramona Warrior “llegar a más hogares”.
Para alcanzar estos objetivos, Amorín destacó la importancia de la capacitación. Ella participó en los programas de Maldonado Emprendedor, de ANDE y de la Cámara de Industria para adquirir conocimientos, pero también en estos ámbitos pudo vincularse con otros emprendedores. En ese sentido, resaltó el valor de las alianzas entre emprendedores para trabajar colaborativamente, ya que “el crecimiento en conjunto es mucho más fácil que solo” y porque esos vínculos “hacen la fuerza”. “Lo que me salvó y por lo que no me bajé del tren es por el sostén que generé en la red emprendedora, mi red personal de amistades y los que nos hicimos amigos emprendedores, ‘los emprendeamigos’”, concluyó.