En la 111ª reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el titular del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Pablo Mieres, en un escueto discurso, se refirió a los desafíos que dejó la pandemia y la “agresión” de Rusia a Ucrania que derivó en un impacto inflacionario, a los planteos sobre la reducción de la jornada laboral y a la probable recuperación salarial a la que se comprometió el gobierno de cara al final de su período de gestión.

Ante los distintos jerarcas, actores sindicales y autoridades relacionadas al mundo del trabajo, en Ginebra, Suiza, Mieres indicó que en Uruguay se ha “logrado recuperar” una situación de empleo a nivel superior “a los tiempos previos a la pandemia”. “Las tasas de actividad y de empleo han superado los niveles del año 2019, y la tasa de desempleo es menor con respecto a ese año”, estableció.

Por otra parte, Mieres sostuvo que la caída del poder adquisitivo del salario ocurrida en 2020 “ya se encuentra en una fase avanzada de recuperación” y, adelantó, se alcanzarán “muy pronto” los niveles de salario real “previos a la pandemia”. En este marco, quien opinó fue el catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de la República (Udelar), Hugo Barretto, quien expresó, en diálogo con la diaria, que la negociación salarial “está claro” que fue afectada por la pandemia en algunos sectores “muy claramente”, pero que “la mención de la guerra parece demasiado genérica y por tanto poco precisa para explicar los casos”.

Por su parte, el dirigente del PIT-CNT José Olivera señaló a la diaria que “está por verse” que haya una recuperación salarial. También desde Ginebra el dirigente sindical expresó que hay sectores enteros que todavía no han llegado a concretar la recuperación, pero que más allá de que lo alcancen “incluso es ver las consecuencias que esa pérdida salarial generó en el efecto inmediato, porque todos sabemos que más allá de la recuperación en términos porcentuales hay una pérdida financiera que genera consecuencias en el corto plazo y cuya recuperación no es fácil de cuantificar rápidamente”.

Actualmente el gobierno se encuentra elaborando las pautas para la próxima ronda salarial, que se prevé comience en la última semana de julio; en el PIT-CNT, por el momento, hay “incertidumbre” porque el MTSS aún no presentó un documento donde haya lineamientos claros y esperan que los distintos sectores afectados recuperen el salario real.

La reducción de la jornada laboral

El ministro señaló que hay un desafío vinculado a los cambios de la distribución del tiempo del trabajo y la posibilidad de la reducción de la jornada laboral. El lunes, justamente, el Movimiento de Participación Popular (MPP) presentó un proyecto de ley en ese sentido a la bancada del Frente Amplio para que eventualmente se presente ante la comisión para así estudiarlo. El objetivo de este proyecto es que la jornada laboral pase de 48 a 40 horas semanales para todos los trabajadores con indiferencia del sector en que se desempeñen, a partir del cuarto año de vigencia de la ley -siempre y cuando se apruebe-.

Sobre este tema, Mieres expuso que en el caso de los tiempos de trabajo, su flexibilidad y transformación “no pueden representar la pérdida de derechos y protección de los trabajadores”. En ese marco, dijo que en el caso de la reducción de la jornada laboral “debe aceptarse que sólo podría ocurrir si se vincula directamente a un aumento de la productividad y esta debe necesariamente definirse con especificidad frente a cada sector de actividad o incluso a cada empresa”.

En diálogo con la diaria, Barretto consideró que “se trata de una simplificación o un lugar común decir que ‘sólo podría ocurrir’ [la reducción de la jornada laboral] si se vincula con la productividad”, en el entendido de que hay al menos dos cuestiones a dirimir: por un lado, el procedimiento a emplear, o sea, “si la reducción podrá transitar a través de una ley de aplicación general o mediante el mecanismo de la negociación colectiva que atienda las particularidades de cada sector”, y, por otro, “discernir cuáles son las contrapartidas a aplicar en caso de la reducción de la jornada, una de cuyas condiciones puede ser el aumento de la productividad, pero no el único ni exclusivo”.

A modo de ejemplo, expuso que otra contrapartida podría ser el reordenamiento o la promediación del tiempo de trabajo, “como hacen muchas legislaciones extranjeras”. “O cualquier otra contrapartida, según la actividad económica, como puede ser implementar cambios tecnológicos o en la organización del trabajo”, añadió.

Por su parte, Olivera sostuvo que Uruguay está quedando “rezagado” en la región con respecto a otros países que han reducido de “forma importante” la duración de la jornada laboral “en términos semanales sin pérdida de salario”.

Por otro lado, Mieres celebró la aprobación de la reforma jubilatoria, que, opinó, es “profunda” y “asegura” la sostenibilidad fiscal “a mediano plazo, garantizando las prestaciones jubilatorias y pensionarias para las nuevas generaciones, mejorando las jubilaciones más bajas a través de un complemento solidario unificando los subsistemas de previsión social en un sistema único con parámetros comunes y aumentando la edad de retiro a 65 años en línea con nuestras características demográficas”.