En el marco de la Semana Emprendedora Global, la Red Uruguay Emprendedor, por medio de las instituciones que forman parte de ella, hacen diversas actividades para fomentar el emprendedurismo en los y las jóvenes. Así es que traen la idea de que “emprender es una cuestión de actitud” y prevén que los niños, niñas y adolescentes interioricen esa idea y puedan despertar y desarrollar su actitud emprendedora.

Justamente, este año, la Red y la Asociación Nacional del Desarrollo (ANDE) decidieron que el foco del día sea “sensibilizar y desarrollar competencias emprendedoras en edades cada vez más tempranas”. En torno a esta misma línea trabajaron e intercambiaron docentes de educación media en una instancia virtual en la que Camila Gottlieb, representante de Unicef, presentó el proyecto Reimaginar la Educación, en el que 50 adolescentes de 12 a 21 años de liceos públicos y privados, de la UTU, de la Universidad y también por fuera de la educación formal fueron convocados por el organismo internacional para exponer su visión sobre el sistema educativo luego de la pandemia.

“El objetivo es situar a los adolescentes en el centro para codiseñar con diversos actores educativos la educación del mañana”, dijo. En ese marco, esbozó a través de la plataforma Zoom que la instancia con los adolescentes tuvo tres ejes de discusión y tres perspectivas que atravesaron el intercambio: “Qué aprender”, “Cómo aprender”, “Cuándo y dónde aprender”, por un lado, y “Amplificar”, “No continuar” y “Crear”, por el otro.

Todo eso se condensó en un librillo en el que se plantean, en concreto, “13 principios para re imaginar la educación”. En el conversatorio, convocado por la Red y Unicef, compartieron “la caja de herramientas para trabajar competencias emprendedoras en el aula” y anunciaron que facilitarán “un espacio de intercambio”.

Es que en 2022 la Red convocó una mesa interinstitucional para abordar la temática de fomentar la actitud emprendedora en las juventudes. Entre las instituciones y personas que conforman la mesa está la experta y docente María Messina, quien también formó parte de la discusión virtual.

Messina manifestó que es necesario “pensar en salir de la estructura tradicional de un aula”. En ese sentido, dijo que en la actualidad los estudiantes tienen al emprendedurismo como una “opción laboral”, cuando anteriormente no existía y la opción directa era buscar trabajo.

“Me gusta mucho pensar en soñar, esto de ‘reimaginar’: tiene que ver con las actitudes emprendedoras, con la mesa de edades tempranas que integra Unicef y con la construcción de la cultura emprendedora de cambio e involucramiento con la realidad más cercana, que es la que tenemos todos los días”, dijo.

En ese marco, aseguró que el emprendimiento “involucra muchas disciplinas y habilidades vinculadas a lo socioemocional”, a pesar de que “históricamente se trabaja desde la economía”.

¿Qué necesitan los adolescentes?

La personalización fue uno de los puntos que los estudiantes que participaron en el proyecto Reimaginar la Educación mencionaron como fundamental en el sistema educativo. “Necesitan más personalización: educación basada en sus intereses”, señaló Gottlieb.

Al respecto, dijo que encontraron cinco formas de personalizar: de acuerdo con el “perfil de los estudiantes”, las “trayectorias educativas personales, no sólo por orientaciones, sino que haya baterías de asignaturas y que cada estudiante las haga con base en sus intereses”, la “progresión basada en competencias”, que los “ambientes” sean “flexibles de aprendizaje” y que haya un “énfasis en la preparación para el egreso”.

En concreto, se trata de que la educación sea “pensada para el estudiante, con contenidos que se adapten a los intereses, necesidades y tiempos de aprendizaje de cada uno”. Además, a través de “una malla común para todos”, es necesario “permitir que cada estudiante elija parte de su formación basada en sus propios intereses”.

Luego planteó la idea de “aprender a aprender”, es decir, “enseñar y aprender para un mundo en constante cambio”. En ese sentido, Gottlieb manifestó que “desarrollar las habilidades necesarias para resolver problemas y enfrentar los desafíos del futuro” fue otro de los ejes planteados por los adolescentes. “Pensamiento crítico, colaboración, comunicación, creatividad y resolución de conflictos: esto es lo que necesitamos que la educación nos brinde”, sentenciaron.

Otro de los puntos principales que manifestaron fue que en el sistema educativo también se aprendan habilidades laborales, para “facilitar la inserción en el mundo del trabajo”. Llevado a los hechos, los adolescentes piden “una educación que posibilite pasantías, capacitaciones, oportunidades laborales y habilidades para el trabajo”, es decir, “trabajar y estudiar al mismo tiempo como parte de un solo proceso de formación”.

Parte de lo que denominaron “agenda joven” se vincula a la educación sexual y la perspectiva de género: según Gottlieb, los adolescentes esgrimieron la necesidad de que “haya espacio” en la educación para “aprender” sobre tales temas. Asimismo, hicieron énfasis en la importancia de “incorporar la educación ambiental y el desarrollo sostenible para contemplar una perspectiva responsable con el ambiente y el consumo de recursos”.

El arte como formación transversal en educación media es otro de los puntos en cuya pertinencia coincidió el estudiantado. Por otro lado, destacaron la inclusión, “en el más amplio de los sentidos y en todas las direcciones: una educación para todos y todas las estudiantes, libre, empática, accesible, que no discrimine por situación económica”.

En ese sentido, los estudiantes también identificaron que es necesario “considerar modelos de evaluación que contemplen la diversidad de estudiantes, el desarrollo de habilidades y competencias, y que sean auténticas instancias de aprendizaje a través de una retroalimentación valiosa”. Para eso, plantearon que pueda trascenderse las pruebas y los parciales y que haya otras formas de evaluación: para sí mismo, entre pares e incluso tener la posibilidad de calificar a los docentes.

Con respecto a los docentes, visualizaron la necesidad de que puedan estar “motivados, con nuevas herramientas y metodologías activas para desarrollar sus cursos con mayor apertura y entusiasmo”. Uno de los puntos importantes que Gottlieb especificó es que haya una mayor “formación docente en habilidades socioemocionales que permita dar respuesta a las necesidades de los estudiantes”.

También sobre la formación esbozaron la idea de “aprender a través de la experimentación y de casos reales” y que haya “mayor vínculo entre la teoría y la práctica”. Para eso, dijeron que es necesario contar con “talleres temáticos y otras propuestas de trabajo por proyectos y en equipos”.

Modalidad de los centros

“Centros para ser”, fue el título elegido por los adolescentes para hablar de su centro deseado. Gottlieb señaló que para los adolescentes se trata de “un centro educativo abierto, inclusivo, con clases en ronda para verse las caras y favorecer el diálogo, y áreas verdes para el aprendizaje al aire libre”, además de tener “auditorio, gimnasio, piscina, aulas temáticas y otros espacios que favorezcan la participación, expresión, actividad física, creatividad y actividades comunitarias”.

Aunque la valoración de la presencialidad fue lo primordial, también coincidieron en lo positivo de tener “métodos flexibles de aprendizaje” que involucren a la virtualidad, pero que “no busquen suplantar una con la otra”. En ese sentido, consideraron que el sistema educativo debe “asegurar condiciones de infraestructura y conectividad tanto en centros educativos como para los y las estudiantes”.

Por otro lado, la participación fue otro de los puntos clave. Los adolescentes remarcaron la necesidad de que se incluya al estudiantado “en la toma de decisiones en la educación” y que haya un “codiseño de propuestas entre adultos referentes y estudiantes para la gestión de los centros”, con “asambleas y reuniones periódicas entre estudiantes, docentes y equipo de dirección”.

Por último, señalaron la necesidad de más cercanía: “Aprender con mayor acompañamiento de los adultos referentes”. Gottlieb narró que del intercambio con los adolescentes surgió el pedido de que haya docentes y equipos más cercanos a ellos, que les den tutorías y que apoyen su crecimiento. Asimismo, subrayaron la importancia de “generar sentido de pertenencia al centro educativo” y “priorizar la salud mental de los estudiantes para poder enfrentar el estudio y el aprendizaje”.