La matriz energética de Uruguay está basada 98% en energías renovables, ya que se cambió la generación con base en combustibles fósiles por energía eólica, solar y de biomasa. Para lograr avanzar un paso más en la descarbonización, el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) está promoviendo el hidrógeno verde. Este elemento químico no se encuentra de forma aislada en la naturaleza, está dentro de otras sustancias, como el agua, el carbón y el gas natural. El hidrógeno verde es el que se produce a partir de energías renovables.

El martes, Ancap lanzó el programa H2U, que busca promover la exportación de hidrógeno verde, en un acuerdo “público-privado”. Alejandro Stipanicic, presidente de la empresa estatal, expresó que tiene “dos grandes campos”: en tierra firme -onshore- y en el mar -offshore-. “Onshore hay un proyecto piloto que se lanzó en abril de este año, hay una treintena de empresas interesadas. Está pensado para instalarse en Capurro, al lado de las redes eléctricas, carreteras y el puerto”, contó. Especificó que el rol de Ancap es como “agente promotor del Estado” por su “experiencia, conocimiento”.

Stipanicic planteó que el modelo de trabajo que se va a implementar es “parecido” al de las “rondas petroleras”. “Le ofrecemos al interesado un bloque de 250 o 500 kilómetros cuadrados que pueden estar a 20 kilómetros de la costa en una región o a 100 kilómetros de la costa en otra región. La primera tiene una profundidad del entorno de 20 metros y la segunda tiene una profundidad máxima de 50 metros”, explicó. Sumó que se les ofrece a las empresas “toda la información disponible” y se les pide que “oferten cuál es la ganancia que le van a dejar al Estado”. A partir de este punto, compiten “como en las rondas de petróleo”. Remarcó que en un período de dos a cinco años se espera que haya proyectos funcionando.

El presidente de Ancap enfatizó que el proyecto está dirigido a la exportación. “Excede la demanda que pueda haber en Uruguay, pero esperamos que como parte de la recompensa que tenga el Estado, haya algo de ese volumen de hidrógeno que se destine al mercado local”, sumó. Dijo que con la “tecnología vigente”, en un bloque de 500 kilómetros cuadrados se producirían 100.000 toneladas de hidrógeno por año, lo que equivale a “la demanda [anual] de todo el transporte pesado” del país.

“Una iniciativa 100% con el sector privado”

Ramón Méndez fue director de Energía entre 2008 y 2015, durante los gobiernos del Frente Amplio (FA), y después fue designado director de Cambio Climático por un año. También es físico y desde la función pública lideró el proceso del cambio en la matriz energética. “La hoja de ruta del hidrógeno había comenzado en los gobiernos anteriores por varias razones: es el camino del futuro para reducir el petróleo en la movilidad y el transporte. Además, cuando tenés una matriz fuertemente renovable es el contexto ideal”, acotó.

Señaló que “se había lanzado un piloto” en el que UTE y Ancap se iban a encargar del tema: “Se iba a hacer una inversión de siete millones de dólares, con la que se iba a generar una pequeña planta de producción de hidrógeno a partir de los excedentes de las energías renovables y se iba a traer un camión y un bus a hidrógeno”, apuntó. El físico manifestó que “se iba a hacer con las empresas públicas”, pero “se desmontó y se lanzó una iniciativa 100% con el sector privado”, en referencia a lo anunciado por el gobierno actual.

“Una empresa privada naturalmente se guía por la generación de riqueza económica. Está bien, no hay porqué pedirle más, necesariamente; pero lo que termina derramando en el país es totalmente diferente”, indicó. Méndez manifestó que el hidrógeno verde “es un tema en el cual las empresas públicas podían llegar a seguir siendo líderes” y en el caso del proyecto actual se les está “quitando valor”. Agregó respecto de las empresas públicas: “Las estás añejando, transformando en una empresa del siglo pasado. Le obligas a hacer lo viejo y que lo nuevo lo haga el sector privado. Naturalmente, las empresas públicas van a valer cada vez menos y van a derramar menos capacidades y conocimientos”.

“No le veo absolutamente ningún sentido a hacer offshore. Uruguay tiene abundante espacio disponible en tierra y los parques eólicos no generan ningún tipo de conflicto con otros usos del campo. Los molinos eólicos offshore salen muchísimo más caros, son más grandes, producen más energía, pero el costo final de producción de energía eléctrica es entre 40% y 50% más caro”, planteó.

Desde la visión del exjerarca, la instalación en el mar “no es lo adaptado a la realidad uruguaya” y “solamente se hace en países que no tienen otra opción”. “Además, funciona en países cuando tienen aguas mucho más planas. El Río de la Plata tiene una profundidad importante, hay opciones mucho más rentables”, sumó.

Por otro lado, señaló que “no tendría mucho sentido que exportemos hidrógeno verde” y “al mismo tiempo importemos petróleo”. Aclaró que primero se debería “satisfacer las necesidades uruguayas” y después exportar.

Méndez también se refirió a los impactos ambientales que podría tener la instalación de molinos offshore: “Debe haber un análisis de los corredores de aves migratorias, porque los molinos de vientos los afectan; si justo el corredor migratorio pasa por ahí, mata a todas las aves”. Otro punto que destacó fue el “impacto paisajístico”, porque “van a estar muy cerca de la costa”, y en esa línea explicó: “Cambia totalmente las playas uruguayas, estarían llenas de molinos de viento en el mar; tienen que estar a muy bajas profundidades, no son flotantes, están en la arena, y en el Río de la Plata es muy movediza”.