El paiche, que puede llegar a medir tres metros de longitud, el dorado, de hasta 140 centímetros, y la gamitana, con hasta 90 centímetros, son algunos de los peces más grandes del Amazonas. Estas especies constituyen la principal fuente de alimento de las personas que viven en este territorio; sin embargo, para ellas es cada vez más difícil encontrarlos en los mercados y los pescadores de la zona afirman que los ven con menos frecuencia en las cuencas de los ríos.

“Los pescadores manifiestan que la pesca no es la misma que antes, ya no hay la misma cantidad ni calidad de peces”, dice Luis Moya, biólogo especialista en recursos naturales de la organización Wildlife Conservation Society (WCS). El especialista que vive en Loreto contó que, hasta los años 80, en las cochas era posible encontrar especies grandes como paccus, gamitanas y paiches, pero ahora hay especies más pequeñas y de bajo valor económico, como el boquichico y la palometa. “Esas son las que dominan las pesquerías, las especies grandes han comenzado a decaer. Esa relación se viene dando desde hace varios años”, acotó.

Esta situación explicada por Luis Moya ha sido clave en la elaboración de un estudio publicado recientemente en la revista Science. El artículo científico advierte cómo la pérdida de la biodiversidad de peces de la Amazonía está vinculada a la afectación en la nutrición de quienes dependen del consumo de estos peces como principal fuente proteica en su dieta diaria.

Para el estudio, elaborado por la Universidad de Cornell de Estados Unidos, los investigadores compraron diferentes especies de pescados en el mercado de Belén y en los puertos de la ciudad de Iquitos entre febrero y junio de 2018.

De esa manera, recolectaron 56 de las 79 especies que se comercializan en Loreto, Ucayali y Madre de Dios, de acuerdo con información del Ministerio del Ambiente de Perú. Luego de recopilar información sobre las características morfológicas de esos peces, llevaron especímenes de peces enteros y porciones de las especies más grandes congeladas al Instituto Tecnológico Pesquero en Lima para analizar las propiedades nutricionales de cada una.

Los resultados de estos estudios arrojaron que las especies de mayor tamaño poseen altos niveles de proteínas, omega-3, hierro y zinc, mientras que los especímenes de menor tamaño poseen similares cantidades de proteínas, pero mayores niveles de omega-3 y menores suministros de hierro y zinc.

Además, con el desarrollo de escenarios modelados sobre el cambio de biodiversidad, identificaron que las especies de peces más grandes están siendo reemplazadas por otras más pequeñas. Esta información ha sido también confirmada por la presidenta del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), Carmen García, quien afirmó a este medio que “en el siglo pasado, las grandes especies que tenían escamas, como el paiche y la gamitana, dominaban las pesquerías, mientras que ahora son pequeños peces los que predominan”.

Los hallazgos de la investigación, según los autores, señalan que estos cambios podrían tener un impacto importante en la alimentación, si se considera que los valores nutricionales de los peces presentan una variación según el tamaño. “Cuando las pequeñas especies sedentarias compensaron la disminución de las grandes especies migratorias, los suministros de ácidos grasos aumentaron, mientras que los de zinc y hierro disminuyeron”, concluyó el estudio.

La nutrición y la salud en riesgo

La información obtenida por el estudio publicado en la revista Science cobra mayor relevancia si se considera que los peces silvestres son una de las principales fuentes de proteína en la dieta diaria de miles de personas en la Amazonía. Las tasas de consumo de pescado en la región superan los 50 kilogramos por persona por año, según información del Ministerio de la Producción de Perú.

Al respecto, el nutricionista Olger Román del Colegio de Nutricionistas del Perú señaló a Ojo Público que la principal fuente de energía de la dieta común en la Amazonía proviene de la yuca y el plátano, mientras que la fuente proteica se basa, sobre todo, en el pescado. “Los pescados de la selva sí tienen hierro. Obviamente, los pescados oscuros van a tener más y otros menos”, declaró.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú, Loreto es uno de los departamentos con mayores índices de anemia (50,5%). Esta cifra es superior al promedio nacional (40,0%).

Según un documento del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, la principal causa de anemia en Perú es la deficiencia de hierro. Con ello coincidió el especialista en nutrición Olger Román, quien añadió que existen otros factores sociales que influyen en los altos índices de anemia en la Amazonía, como el embarazo adolescente, las enfermedades parasitarias y la contaminación de los ríos con metales pesados.

Sin embargo, la alimentación, junto con esos factores, juega un papel importante en el incremento de la anemia en la región, por lo que la pérdida de peces grandes con altos niveles de hierro supone un posible riesgo para la nutrición de las personas de la Amazonía. “Por cada especie perdida, los suministros de nutrientes disminuyeron, en promedio, en 1,76% en todos los nutrientes”, detalla el estudio.

Mientras que la pérdida de biodiversidad de la Amazonía aumenta, las posibilidades de consumir peces con altos niveles de hierro y zinc disminuyen. Por ello, Sebastian Heilpern, investigador principal del estudio y becario postdoctoral en la Universidad de Cornell, manifestó a Ojo Público que “el mensaje es uno de advertencia: con menos especies, el riesgo incrementa”.

Cada vez hay menos peces grandes

Los escenarios modelados en el estudio científico y la realidad apuntan a que el volumen de peces de gran tamaño se ha reducido en el tiempo. “Mientras que especies de gran porte y alto valor comercial, como el paiche (Arapaima gigas) o el dorado (Brachyplatystoma rousseauxii) representaban juntos más de 7% de las capturas, sus contribuciones en los desembarques se han reducido progresivamente hasta menos de 1,5 % en la última década”, señala la genetista y presidenta del IIAP Carmen García en un libro publicado por el Ministerio del Ambiente.

Asimismo, Heilpern dijo a Ojo Público que entre las especies que están en declive se encuentran los bagres grandes que migran largas distancias, como el dorado, y especies como los boquichico y los paccu, que son migrantes de media distancia.

Tanto Heilpern como García aseguraron que las principales amenazas para la pérdida de la biodiversidad de los peces amazónicos son las actividades antrópicas, es decir, aquellas realizadas por el ser humano.

Carmen García, presidenta del IIAP, sostuvo que el aumento de la ocupación de la Amazonía también aumenta la presión de pesca sobre las especies y eso hace que las especies no se reproduzcan al mismo ritmo. Además, indicó que la construcción de hidroeléctricas en las cuencas de los ríos obstruye las vías hacia las zonas en las que algunos peces solían reproducirse.

Por ello, Heilpern afirmó a este medio que existen diversas herramientas disponibles para mitigar la pérdida de la biodiversidad de los peces. Por ejemplo, conservar hábitats claves, como los bosques inundables, reconsiderar el desarrollo de infraestructura como las represas, y mejorar el manejo pesquero e implementar talla mínima de captura, y vedas de pesca.

“La integración de la biodiversidad en la gestión de especies capturadas en la naturaleza, como hemos demostrado aquí con la pesca continental, requiere invertir en políticas y prácticas que sustentan la biodiversidad”, subrayó en su estudio.

Este artículo fue publicado originalmente en Ojo Público.