El martes se presentó la hoja de ruta a mediano y largo plazo del hidrógeno verde; una nueva fuente de energía que está cobrando protagonismo poco a poco como forma de descarbonizar la matriz de los países. El hidrógeno no se encuentra de forma aislada en la naturaleza, sino que está combinado junto con otros elementos, formando, por ejemplo, agua o carbón. Por esta razón, para que el hidrógeno pueda funcionar como combustible, se requiere de procesos que hasta el momento necesitan grandes cantidades de energía y son costosos, mientras que el hidrógeno verde es el que para su aislamiento recurre a energías renovables.
“Es un sector que se desarrolla con proyectos de escala y, por lo tanto, con proyectos de exportación. Tiene un riesgo comercial importante y es bueno que los privados lo asuman para evitar poner en riesgo las finanzas del Estado”, afirmó el ministro de Industria, Energía y Minería (MIEM), Omar Paganini, en conferencia de prensa. Recalcó que Ancap “tiene un proyecto propio” en esta materia, pero que “va a estar jugando sin el monopolio”. A su vez, en la próxima Rendición de Cuentas se le otorgará competencias a la empresa estatal para quedar habilitada en la elaboración del producto.
El camino para convertir a Uruguay en un exportador de hidrógeno verde comienza con una serie de “proyectos piloto que se van a adjudicar a la brevedad”, con el objetivo de “realizar los primeros negocios” y “adquirir experiencia, aprendizaje técnico”, según informó Paganini. “Después, sigue con proyectos de mediano porte, orientados sobre todo a combustibles derivados del hidrógeno que sirven para ir desplazando a los combustibles fósiles”, sumó, y agregó que, al respecto, existe una propuesta en Tacuarembó.
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Según el documento de la hoja de ruta, el proceso consta de tres fases. En la primera, que abarca el período entre 2022 a 2024, se avanzará en la “implementación de la regulación específica para el sector que sea requerida a medida que se desarrolle la industria”. También se impulsarán mecanismos para el desarrollo de investigación a partir del Fondo Sectorial de Hidrógeno, que se lanzó este año, y se estudiará el “potencial que podría tener la producción de hidrógeno con base a energía eólica offshore”.
En la segunda fase, desde 2025 a 2029, se buscará “escalar el mercado doméstico” y tener en operación “los primeros proyectos para exportación”. “Para ello, son claves el desarrollo de infraestructura de soporte necesaria (por ejemplo, ductos y líneas de transmisión), la implementación de los incentivos con foco en la atracción de inversiones, la mejora de competitividad en costos y el estímulo de la demanda interna”, se plantea.
Finalmente, en la última fase que comienza en 2030, se espera que se consolide “el desarrollo del mercado doméstico”. “La definición previa que se realice respecto a las necesidades de infraestructura logística o portuarias, o la producción offshore en la costa atlántica, podrá permitir un mayor desarrollo de la cadena de valor del hidrógeno y sus derivados. Se podrá escalar hacia la producción y exportación de productos como el hidrógeno verde y el amoníaco verde”, se subraya.
Paganini comentó que Uruguay estableció vínculos internacionales relacionados con la temática y que incluso existe un convenio con Holanda por el que están estudiando “cómo enviar este tipo de combustible hacia el puerto de Róterdam”. Otros países interesados son Japón, Chile y Colombia.
Toda una novedad
El ministro de Ambiente, Adrián Peña, participó en la presentación de la hoja de ruta. Manifestó que la propuesta va en la misma línea que la Estrategia Climática de Largo Plazo de Uruguay, presentada en diciembre del año pasado. “Es toda una novedad a nivel mundial; hay que trabajar sobre los recursos naturales que se precisan, las condiciones de producción, almacenamiento y transporte. Hay mucho que aprender. Desde el punto de vista climático colabora en la reducción de emisiones. El 60% de las emisiones de CO2 de Uruguay provienen del transporte y este es el camino para esa reducción”, señaló en conferencia de prensa.
Indicó que la hoja de ruta está pensada para la exportación, que puede generar “un derrame en lo interno”. “Son proyectos pensados para incorporar en aquellos países donde deben transformar su matriz rápidamente. Ahí está la viabilidad de estos proyectos”, apuntó.
Por otra parte, Peña admitió que para producir el hidrógeno verde se debe “tomar cantidades de agua que son relativamente importantes” y que en los lugares donde se extraiga deben tener “cuidado de que esto no afecte el agua para otros usos, fundamentalmente para el agua potable”. “Como esto todavía es algo en lo que estamos comenzando y aprendiendo, tener esa información de primera mano e ir haciendo los proyectos a la vez que el Ministerio de Industria es muy importante, para que no nos encontremos luego con sorpresas”, finalizó.