Dos semanas atrás, Luis Lacalle Pou visitó el dique construido en el paraje Campanario, ubicado en la zona de Rincón de Buschental, San José. Fue una de las tres obras prometidas por el gobierno para remediar la crisis de abastecimiento de agua potable en Montevideo y la zona metropolitana. En particular, el dique tenía por objetivo contener el agua dulce del río San José, subir su nivel a modo de embalse para mejorar la captación e impedir que el agua del Río de la Plata ingresara a las reservas. Sin embargo, según informó el canal Cldtv de Libertad este martes, el aumento de la corriente del río causado por las lluvias de los últimos días rompió la presa. El medio comentó que técnicos de OSE se encontraban recorriendo la zona, pero no brindaron explicaciones. A su vez, alrededor se podía observar cómo máquinas removían tierra de una fosa desde donde se extrajo el material para la construcción del dique.

Las restantes dos obras para paliar la crisis -que, cabe resaltar, se están realizando dentro del Área Protegida Humedales de Santa Lucía- son el trasvase de agua del río San José mediante dos tramos de tuberías y la construcción en Belastiquí de otro nuevo embalse. Según informó Edgardo Ortuño, representante de la oposición en el directorio de OSE, las obras costaron en total 40 millones de dólares.

¿Malo pero bueno?

Según explicaron fuentes de OSE a la diaria, “era esperable” que la rotura sucediera cuando hubiese mucha agua, pues es un terraplén de tierra. Aunque “para la obra no es bueno” lo que sucedió, desde la empresa estatal destacaron que “no es mala noticia porque quiere decir que hay agua dulce”.

Aún no hay una fecha estimada para su reconstrucción, porque para efectuarla se necesita que la corriente no esté “tan alta” como en la actualidad; se señaló que lo sucedido con el dique no representa un obstáculo porque “se sigue haciendo la represa, no es que se alteran los tiempos de armado de la tubería”. Una vez que bajen las aguas del río, “la obra de la represa se puede postergar para armar el terraplén, que lleva cuatro o cinco días”, aseguraron. Al respecto las fuentes señalaron que lo realizado en los parajes Belastiquí y Campanario fue hecho “en menos de una semana”.

¿Es una buena noticia?

Presidencia informó este martes que Paso Severino tenía una reserva de 7.855.191 metros cúbicos. Es decir, cuenta con el 11,7% de su capacidad normal. la diaria conversó con Daniel Panario, investigador del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, para entender un poco más la situación.

“Hemos hecho un uso del territorio espantoso, ya sea por la soja, la forestación. Hicimos todo lo que no debiéramos haber hecho para tener cursos hídricos sanos y con caudales relativamente permanentes. Los suelos agrícolas pierden porosidad por el uso de agroquímicos, como el glifosato, con cero laboreo y su mal manejo. Los suelos forestales generan algo que se llama repelencia al agua, que lo tenemos escrito en publicaciones y no hay ninguna duda de que es así. Si los suelos tuvieran vegetación o si estuvieran bien manejados con rotaciones, retendrían el agua de lluvia y la verterían luego. Cuando el suelo está degradado, el agua de lluvia corre por arriba porque no infiltra y, de esta forma, se genera escorrentía. Es lo que pasó aquí, hubo lluvias de 35 milímetros y con eso bastó para romper el dique que se estaba construyendo en el río San José. Lo mismo ocurrió con el agua del río Santa Lucía en la alta cuenca”, explicó.

Panario sumó que esto implica que “no tenemos reservas de agua en el sistema que se vayan distribuyendo despacio”. “Las cuencas altas tienen de fantástico que el agua se introduce en las grietas, en las rocas, y las devuelven tiempo después de a poquito. Es lo que mantiene el flujo de los ríos cuando falta el agua”, indicó. Entonces, ¿es una buena noticia el aumento de caudal repentino? Para el investigador, bajo las circunstancias extremas de crisis de abastecimiento de agua potable, este punto juega “a favor” de forma momentánea. Sin embargo, es necesario cuidar nuestro territorio a largo plazo con medidas efectivas que ataquen la raíz del problema. “No sabemos qué va a pasar de aquí en más. En condiciones normales y con la llegada del evento El Niño [que suele traer lluvias copiosas], yo diría que se acabó el problema. Pero este año estamos con incertidumbres muy grandes y tenemos inquietudes por lo que va a pasar en el verano, dado que no es un Niño típico. Ojalá llueva, ojalá no haya inundaciones”, añadió.