“Cuando cortamos la duna, cortamos el corazón de la playa”, graficó Omar Defeo, investigador del Laboratorio de Ciencias del Mar de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República. La frase fue dicha durante un conversatorio, convocado por el grupo Vecinos en Defensa de la Costa de Aguas Dulces, que tuvo lugar el sábado 18 de enero en el balneario rochense. Durante el encuentro, cuatro científicos, un abogado especializado y una antropóloga social hicieron un duro diagnóstico de la situación de la costa del balneario. En un clima caldeado, los habitantes del lugar también presentaron sus diferentes perspectivas de una problemática que se arrastra desde hace décadas.

La situación de esta playa no es única, sino que forma parte de un problema mayor. Más de un cuarto de las playas del mundo están bajo seria amenaza y las causas están claras: la invasión del desarrollo recreativo, urbano e industrial desde la tierra y el aumento del nivel del mar desde el lado del océano. Estas son algunas de las causas del angostamiento costero.

Cada conflicto socioambiental tiene su propia historia. Actualmente, según un censo que la División de Arquitectura y Control de Edificación de la Intendencia de Rocha compartió con el grupo de vecinos, existen 420 casas construidas sobre la playa del balneario. María Inés Granja, integrante de Vecinos en Defensa de la Costa de Aguas Dulces, relató a la diaria que parte de la sociedad no puede circular ni bajar a la costa. “Las bajadas han sido obstruidas, a veces con piedras, a veces con casas, a veces con portones. Quedan muy pocas, los vecinos que viven en la costa han hecho algunas, pero por lo general son particulares, para la casa que está frente a la playa”, comentó. Su colectivo insiste en que el empedrado colocado frente a las casas para que el mar no dañe las estructuras, tal como han dicho los científicos que participaron en el conversatorio, “aceleran la erosión y no son recomendados a nivel mundial”, además de ser peligrosos. En cambio, apuestan a que se disminuyan los “vertidos pluviales y domiciliarios”, además de “la reconstrucción del paisaje, de las dunas, en la medida que el espacio lo permita y poder poner cercas captoras y pasto dibujante”. Al mismo tiempo, piden que se respete el Acuerdo de Escazú, que obliga a los países a garantizar la justicia, transparencia y participación en asuntos ambientales.

“Yo no nací en Castillos, es verdad. Pero ¿por qué no tengo derecho a hablar sobre mi país, mi playa? Es el lugar donde me voy a retirar y voy a vivir permanentemente. ¿Por qué no puedo opinar? Nuestro grupo está formado por gente como yo, que somos población flotante −venimos cada 15 días en invierno y estamos todo el verano−, por gente que vive todo el año y nació en Aguas Dulces y turistas que vienen hace 30 años. Es un grupo muy heterogéneo, todos de distintos partidos políticos y nuestro objetivo común es recuperar las dunas de la playa de Aguas Dulces, para que se recupere la playa”, comentó. Para María Inés, el balneario es “una de las playas más lindas que hay en el país” y “merece la pena salvarlo”.

Los periplos

El grupo Vecinos en Defensa de la Costa de Aguas Dulces está movilizado por la problemática desde hace bastante tiempo. María Inés contó que presentaron denuncias al Ministerio de Ambiente, a la Intendencia de Rocha, al Municipio de Castillos y a la Institución Nacional de Derechos Humanos, donde exigieron que se respete su “derecho a vivir en un ambiente sano y al espacio público”. Esta última se realizó el 2 de diciembre y, 15 días después, el organismo notificó que debían brindar información sobre su accionar gubernamental el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, el ministro de Defensa, Armando Castaingdebat, el prefecto naval, José Elizondo, el intendente de Rocha, Nicolás García, y el alcalde del Municipio de Castillos, Juan Manuel Olivera.

Los documentos enviados a las autoridades, que compartieron con la diaria, tienen una estructura similar. Se indica que “las personas denunciantes plantearon que en Aguas Dulces las personas prácticamente no tienen acceso a la playa debido a la construcción irregular de casas privadas en el espacio público, a las que sus ocupantes les agregan piedras en los alrededores como barrera de contención del agua oceánica, ampliando el área ocupada de la playa”. También subrayan que “continuamente ingresan camiones a la playa y descargan piedras, lo que genera que no haya disponibilidad de playa para el uso público” y que “desde el aspecto ambiental, estas barreras de piedra provocan aumento de la erosión y modificación de la dinámica y morfología de la costa”.

En el texto también señalan que de acuerdo a la información que poseen, “existen 420 casas construidas ilegalmente sobre la playa de Aguas Dulces, de las cuales solamente 20 son usadas como residencia permanente”, y que consideran que “existe apropiación del espacio público con fines de enriquecimiento privado, ya que la mayoría de esas casas son utilizadas para el alquiler temporario informal”, agrega. Por otro lado, señalan que al mismo tiempo “estas casas generan residuos sólidos y líquidos que descargan en la playa, provocando un problema de salud pública”.

El organismo le solicitó al Ministerio de Ambiente que informe sobre los hechos, haciendo hincapié en las “denuncias recibidas en 2024 sobre el tema y acciones realizadas”, sobre si la cartera otorgó “alguna autorización para obras y/o servicios en la playa de Aguas Dulces durante 2023-2024, y si existe alguna autorización vigente otorgada anteriormente” y si ha “otorgado autorizaciones para la extracción minera de piedras en Rocha” y “si ha recibido denuncias sobre extracción irregular de piedras en Rocha y el trámite dado”.

Edificaciones en la costa de Aguas Dulces, Rocha. Foto: Vecinos en Defensa de la Costa de Aguas Dulces.

Edificaciones en la costa de Aguas Dulces, Rocha. Foto: Vecinos en Defensa de la Costa de Aguas Dulces.

La Institución Nacional de Derechos Humanos le solicitó a la Intendencia de Rocha que especifique las acciones que desplegó la comuna y el municipio para “la conservación de la playa de Aguas Dulces, incluyendo los estudios realizados”, las “autorizaciones otorgadas a obras y servicios sobre la playa”, así como “a las barreras de piedras”, los “datos obtenidos del censo de las casas sobre la playa de Aguas Dulces”, que “remita actas de las reuniones de la Comisión de la Costa de Aguas Dulces”, el “estado de situación de acciones judiciales” y “toda otra información que considere relevante”. Finalmente, al Ministerio de Defensa se le pidió que especifique las denuncias recibidas en 2024 y sus respuestas “referidas a la circulación de camiones y descarga de piedras”, así como “sobre la extracción ilegal de arena de la playa”.

María Inés aclaró que piden a las autoridades gubernamentales que se hagan cargo, en específico se dirigen al Ministerio de Ambiente y la Intendencia de Rocha. “Son los responsables de cuidar y los responsables de que se cumplan las leyes, porque de haberse cumplido con las normativas desde que se crearon, no tendríamos este problema hoy”, apuntó, remarcando que “ninguna autoridad hizo que se cumplieran”, si bien hubo intentos. Actualmente, las autoridades están en tiempo de entregar los informes. “Nosotros no queremos que venga una topadora de golpe y saque todas las casas. Queremos que sea una retirada ordenada, donde haya plazos, que lo primero que se saque sean las piedras, que se haga todo de una forma amigable. El objetivo es que al final no estén las casas y que se reconstruyan las dunas y la playa”, manifestó. Indicó que aún no han iniciado un proceso judicial, que están juntando pruebas, pero que “está dentro de los próximos pasos”.

No hay playa sin dunas

El pequeño salón de la Universidad Abierta para la Educación no Formal de Adultos (UNI3) en Aguas Dulces estuvo repleto el sábado 18 de enero. En este sitio, en la noche, tuvo lugar el conversatorio que se tituló Porque la costa es de todos, en el que participaron Omar Defeo, investigador del Laboratorio de Ciencias del Mar de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República; Daniel de Álava, investigador del Departamento Interdisciplinario de Sistemas Costeros y Marinos del Centro Universitario Regional Este; Daniel Panario y Ofelia Gutiérrez, del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias; Ximena Lagos, antropóloga social; y José Sciandro, abogado y docente del Departamento Interdisciplinario de Sistemas Costeros y Marinos del Centro Universitario Regional Este. Al comenzar la actividad, personas que no lograron conseguir lugar en el establecimiento se asomaban por las ventanas. La temática despierta el interés de la población. Más adelante, también sembró discusiones, lo que generó que varios participantes abandonaran el sitio.

“Tengo que ser muy honesto con ustedes, no podemos amputar la duna, no podemos endurecer porque el mar va a seguir pasando factura, pero no toda la costa está así. Tenemos la oportunidad como sociedad de defender nuestra playa, tenemos oportunidad de defender las dunas, tenemos la oportunidad de decirles a las malas políticas gubernamentales que aquí estamos para defender nuestro patrimonio. Las dunas necesitan espacio de libertad. Este efecto nocivo lo estamos viendo en zonas como José Ignacio, donde las dunas invaden la carretera y las casas, lo estamos viendo en Aguas Dulces, cuando los temporales se llevan todo”, señaló Defeo, quien es uno de los autores de la investigación que detectó que más del 70% de nuestras playas están entre muy impactadas y severamente comprometidas en su salud y calidad escénica, mientras que un 6% se encuentra en buen estado. Defeo resaltó que si eliminamos las dunas, “cuando viene el embate del mar no tenemos cómo defendernos” y “de nada vale el enrocado o el endurecimiento”. El científico pidió defender la costa y el patrimonio nacional. “Debemos establecer, en la medida de lo posible, una línea de retroceso o realineamiento hacia el interior de la zona litoral activa. Debemos pensar en el largo plazo”, concluyó.

Uno de los momentos más impactantes de la charla tuvo lugar cuando Daniel de Álava compartió una animación donde se ve el antes y después de Aguas Dulces, realizando una comparación de imágenes satelitales de 1943 y 2025. Al mostrarla, preguntó qué faltaba y, al unísono, el público respondió: “¡Arena!”. “Si ustedes buscan en la literatura de Rocha, varios autores, a finales de 1800, relatan que estas tierras figuran en las escrituras como ‘arenales improductivos’”, contó. A lo largo de su presentación, hizo hincapié en cómo históricamente se intentó modificar los arenales. “Hoy en día, ¿qué se puede mover de la arena?”, preguntó, mientras apuntaba las imágenes, y continuó con el diagnóstico: “Sólo quedó un pedacito, es decir, la zona litoral activa está contraída y endurecida. La costa no tuvo los grados de libertad que tenía para adaptarse. La costa nunca tuvo problemas, cambió durante miles de años, se posicionó en distintos lugares y tenemos registros. El problema es cuando se encuentra con un obstáculo”. Enseguida, puso sobre la mesa la problemática de la “mercantilización de la costa” y citó un ejemplo de lo que es y lo que no es: “Mercantilización es comprar una manzana, construir allí y alquilarla, esto genera una presión muy grande, no estoy hablando de los pobladores que venían y construían sus ranchitos”.

El científico destacó que “estamos heredando un problema”, donde “estamos viendo un montón de efectos, de impactos que tienen cierto tiempo y ahora están llegando a lo que se les llama puntos de no retorno”. En este sentido, el cambio climático no ayuda a la situación. “Impactos hay muchos, segregación social, pérdida de patrimonio, erosión, inundación [...] Al urbanizar, cuando llueve, el agua empieza a correr y aumentan los caudales y al final hay más agua en la playa que la que tenía antes, cuando la duna filtraba todo. Eso es parte del problema, hoy la playa no tiene la misma permeabilidad, hay urbanizaciones y el mar empieza a subir”, explicó. Y finalizó: “Hoy la costa es una zona de conflicto, lo estamos viviendo acá, tenemos que buscar soluciones”.

Durante la actividad, cada una de las exposiciones buscó complementarse. Sciandro mostró los avances de un trabajo que se publicará próximamente sobre la temática, hizo un recorrido por la normativa del balneario y mostró cómo no se ha cumplido históricamente. Panario puso sobre la mesa la importancia de gestionar los pluviales, citó ejemplos de gestión ambiental que consideró exitosa en playas del país y también sobre el fracaso de las obras duras para contener el mar. Gutiérrez mostró una clasificación de las medidas de gestión que podrían llevarse adelante. Y Lagos fue la encargada de cerrar la actividad: “Hoy día estamos viendo que el corazón de la playa está siendo tan afectado que literalmente está haciendo temblar todo el sistema también social y colectivo del pueblo. Porque no solamente es el corazón de la playa, termina siendo el corazón de nuestro lugar, al que amamos y donde vivimos”.