En un mundo caótico y por momentos hostil, es necesario encontrar y contar historias que siembren esperanza ante problemáticas complejas. La idea de Entrebichitos germinó hace nueve años en la escuela 319 República de China, ubicada en Casavalle, Montevideo. Maestras y maestros comunitarios, niños y niñas, luego de un recorrido didáctico por el Centro Ecológico Integrado del Medio Rural en Rocha, comenzaron a experimentar con microorganismos eficientes y luego con microorganismos eficientes nativos (MEN).

Los MEN, o los “bichitos”, son un consorcio microbiano conformado por bacterias heterótrofas, bacterias acidolácticas, levaduras, actinobacterias y hongos filamentosos. Cumplen varias funciones, entre ellas, el tratamiento de aguas residuales, efluentes y también son herramientas para la producción orgánica de alimentos y procesos de compostaje. Es decir, podrían ser una parte de la solución a grandes problemas socioambientales de nuestro país, como, por tan sólo nombrar un ejemplo, la falta de saneamiento en varias localidades.

Entrebichitos fue de aquí para allá, recibió el apoyo de laboratorios, instituciones académicas y gubernamentales, se convirtió en una cooperativa de trabajo, ayudó a comunidades. Sin embargo, un punto clave en el recorrido tuvo lugar a finales de 2024. Su planta de producción, ubicada en el Polo de Economía Circular de Pando, fue habilitada y parte de sus productos fueron registrados por el Ministerio de Salud Pública. Ellos afirman que estos reconocimientos los convierten en “pioneros en la región al registrar por primera vez un consorcio microbiano para el tratamiento de aguas residuales y el desarrollo de soluciones sostenibles de saneamiento”.

Si bien el trayecto fue largo, lograron reforzar alianzas en busca de soluciones. Esto se vio reflejado el 10 de abril, día en que hicieron el lanzamiento de sus productos y festejaron los avances. Estuvieron presentes autoridades gubernamentales del Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y el Ministerio de Industria, Energía y Minería, entre muchas otras. También tomaron la palabra figuras clave en su historia, como Claudia Piccini, investigadora del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), y Gualberto Trelles, director del laboratorio Ecotech. Productores y vecinos tampoco faltaron a la celebración.

Viaje en el tiempo hasta la actualidad

Año 2016. Las niñas, niños y maestros comunitarios de la escuela 319 ganaron el Premio Nacional de Ciencias por el proyecto Entrebichitos.

Gimena Echeverriborda, ingeniera agrónoma y actualmente coordinadora institucional de la cooperativa, cuenta a la diaria que el proyecto aulario, a partir de aquel momento, se fue expandiendo hasta el punto de ser declarado de interés por la Junta Departamental de Montevideo. “Se empezaron a integrar las familias –madres, padres, abuelos, abuelas– y se armó un colectivo de producción. Empezaron a presentar el producto para solucionar el problema de los malos olores de los pozos sépticos. Es decir, solucionar un problema de la gente, del barrio, vinculado a la escuela, con la concepción de que la escuela es abierta, genera conocimiento, lo comparte y lo difunde. Esta era la concepción pedagógica”, cuenta. Sin embargo, dice que se enfrentaron a un problema: en las escuelas de Montevideo no se puede producir, por lo que tuvieron que trasladarse.

“Primero el proyecto fue a una policlínica de Casavalle y después lo llevamos a una chacra ubicada en un predio de la Fundación Juan Carlos Bocone”, prosigue Gimena. En la actualidad su planta está en el Polo de Economía Circular de Pando, aunque aclara que “la dimensión educativa y pedagógica” igual continuó. “Salimos de la escuela, pero trabajamos con liceos, UTU, grupos juveniles, personas privadas de la libertad, productores”, cuenta.

La cooperativa se estructura a partir de cuatro dimensiones: “educación, comunidad, ciencia y prestación de servicios de tratamiento de aguas y producción”. Esta última es el sustento de sus ingresos. “La comunitaria tiene que ver con que si hay un barrio o una organización que se nos acerca con determinada problemática, entendemos que está bueno continuar con la difusión de la tecnología, enseñársela a hacer. La científica tiene que ver con la generación de conocimientos sobre la tecnología. Desde que estábamos en la escuela trabajamos con la Facultad de Agronomía, el IIBCE, con el laboratorio Ecotech, con la Facultad de Ciencias, con el Centro Universitario Regional Este. Fuimos haciendo distintas alianzas según los problemas de investigación. La dimensión científica siempre tiene que estar presente. Por ejemplo, para lograr el registro de dos productos, tuvimos que presentar bastante evidencia e información sobre el consorcio microbiano. Todo esto se logró gracias a estas interacciones”, dice Gimena.

Amparados en evidencia

En diciembre de 2022, la revista Innotec, del Laboratorio Tecnológico del Uruguay, publicó el artículo “Experiencia de aplicación de microorganismos efectivos nativos para el tratamiento de aguas residuales”, firmado por Guillermo Chalar, de la sección Limnología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, Carla Kruk, también de esa sección y del Departamento de Modelización, Estadística de Datos e Inteligencia Artificial del Centro Universitario Regional del Este, Claudia Piccini, del Departamento de Microbiología del IIBCE, y Federico Mesa y Gimena, por la cooperativa. La investigación evalúa la eficacia del preparado de Entrebichitos para disminuir la contaminación fecal en efluentes domésticos.

Foto del artículo 'Entrebichitos: la cooperativa que nació en una escuela registró productos para el tratamiento de aguas residuales'

Foto: Diego Vila

“La contaminación fecal es uno de los principales problemas de calidad del agua dulce a nivel mundial” y “una de las soluciones propuestas para este problema es el tratamiento de los efluentes a nivel doméstico o local con preparados biológicos tales como los microorganismos efectivos nativos (MEN)”, dicen en el artículo.

Las conclusiones se desprenden de experimentos realizados a distintas escalas, desde in vitro en el laboratorio hasta en pozos sépticos de viviendas y un tramo del arroyo Malvín, donde tomaron “los coliformes fecales y la materia orgánica particulada como indicadores del rendimiento”. En el trabajo reportan que “en el laboratorio y en los pozos sépticos los coliformes fecales disminuyeron significativamente luego de ocho semanas de aplicación. En el arroyo Malvín se observó una disminución de los coliformes fecales y una recuperación visual del curso de agua, con un aumento de la transparencia y el oxígeno disuelto”. Por tanto, subrayaban que los resultados del trabajo “sugieren que la aplicación de MEN en aguas residuales domiciliarias constituye una aproximación promisoria para reducir la contaminación fecal de los efluentes domésticos y enfatizan la necesidad de cambiar los hábitos de construcción de los pozos sépticos”.

Asimismo, en el artículo también plantean discusiones que tiene que abordar nuestro país. “En Uruguay, los sistemas de saneamiento se desarrollan mediante la construcción de redes públicas y plantas de tratamiento por parte del gobierno departamental en Montevideo y del gobierno nacional en el resto del país, en este último caso a través de la empresa estatal Obras Sanitarias del Estado (OSE) desde 1952. Este sistema alcanza al 60% de la población del país, mientras que el restante 40% cuenta con saneamiento individual o doméstico, que en la mayoría de los casos es ineficiente debido a su construcción (se construyen ‘robadores’ para evitar el desborde, se perfora el piso de los pozos negros intentando infiltrar las aguas del subsuelo, etcétera) y al tratamiento y disposición final de los efluentes inadecuados. Esto genera la contaminación de las aguas a nivel local y en las microcuencas asociadas, aumentando el riesgo de enfermedades infecciosas, especialmente en comunidades de menores recursos. A modo de ejemplo, se han reportado ya casos de contaminación fecal de las napas superficiales, cañadas y playas en la zona costera de Uruguay, detectándose incluso la presencia de bacterias patógenas”, señalan.

Los investigadores e integrantes de la cooperativa afirman que “una alternativa para el tratamiento y la descontaminación de efluentes domésticos es el empleo de preparados biológicos compuestos por consorcios microbianos con alta eficiencia de degradación de materia orgánica, tales como los MEN”. Asimismo, informan que hay diversos factores que deben ser tenidos en cuenta para su aplicación a nivel doméstico, por ejemplo, la estabilidad y calidad del preparado, estado del pozo séptico, tipo de biopreparado (sólido o líquido o una combinación de ambos) y la aplicación regular del consorcio microbiano. “Si esto se tiene en cuenta, la aplicación de MEN surge como una práctica promisoria de saneamiento ‘básico o mejorado’, cuya definición según las Naciones Unidas es ‘la tecnología de más bajo costo que permite eliminar higiénicamente las excretas y aguas residuales y tener un medioambiente limpio y sano tanto en la vivienda como en las proximidades de los usuarios’. En este sentido, la aplicación de consorcios como el preparado MEN constituye una tecnología de saneamiento alternativo que cumple con dichos requisitos”, dicen en el artículo.

Con los barrios y la gente

Entrebichitos, para asegurar que la composición de los microorganismos cultivables en el preparado MEN se mantenga estable en distintos lotes, envía productos al laboratorio Ecotech. Sin ir más lejos, ambas partes trabajan juntas desde hace tiempo. Por ejemplo, impulsaron junto con el Municipio D en el barrio 23 de Diciembre –un asentamiento irregular de unos 30 años, donde viven más de 500 familias– esta alternativa al saneamiento convencional.

“Los barrios y la gente han sido muy importantes. Toda esta experiencia con el tratamiento de aguas residuales se hizo en el barrio San Vicente también, donde hay vecinos muy activos, preocupados por la salud, vinculados a la policlínica. Llegamos a muchas familias gracias a los contactos de Silvia Bonino, que es parte del proyecto también, que como referente territorial ha cumplido un rol fundamental. El apoyo del Municipio D es muy importante, porque llegamos a cuatro asentamientos de una zona muy pobre de Montevideo y muy lejana de las políticas públicas y, sobre todo, de la red de saneamiento. Antares, que es otro asentamiento. El barrio Santa Catalina, donde hay vecinos organizados; fue una experiencia muy linda porque ellos repartían los bidones en las casas, se aplicó en la cañada, se tomaron muestras. Para todo esto hay que construir confianza, no es sencillo”, relata Gimena mientras continúa enumerando trabajos con comunidades y agradeciendo a diferentes instituciones.

La coordinadora de la cooperativa subraya que, a partir de investigaciones académicas, saben que “nuestra costa está contaminada con coliformes”. “El tema del agua y la contaminación es un problema que cada vez va a ser peor. Para nosotros es fundamental seguir avanzando en este sentido. La contaminación viene de algún lugar y hace que la gente que antes tomaba agua de pozo tranquila hoy pueda tener diarrea en el medio del campo de Canelones. Nosotros queremos avanzar con el tratamiento de las aguas”, indica. Enseguida, pone sobre la mesa el trabajo que hicieron en el arroyo Malvín. “Podemos trabajar y seguir haciendo proyectos de investigación y trabajos concretos en cursos de agua que también están contaminados”, expresa con entusiasmo.

Ingrid Rasmussen, ingeniera química y directora técnica de Entrebichitos, dice que “una vez que conocés los MEN, no podés sacarte la camiseta”. Cuenta el trayecto y peripecias que tuvieron que pasar hasta lograr la habilitación de la planta y el registro de los productos. “No existen otras experiencias de registro de consorcios microbianos acá, entonces tuvimos que ser muy activos”, señala y, nuevamente, relata la importancia de las articulaciones con la academia, instituciones gubernamentales, otras cooperativas, productores y comunidades. “Esto es algo multidisciplinario, por suerte. Gianni, uno de nuestros últimos clientes, dice: ‘Esto no es magia, es ciencia’”, finaliza.