La incorporación a la OCDE requiere de los candidatos el cumplimiento de una larga serie de requisitos que en algunos casos tornan extenso el proceso. Según un comunicado publicado en la web de la entidad, “Chile comenzó el proceso de acceso en 2007. Fue uno de los cinco países invitados a iniciar negociaciones por los Ministros de la OCDE con miras a integrarse a la Organización junto con Estonia, Israel, Rusia y Eslovenia. Paralelamente, la OCDE ha ampliado su alcance para involucrar a grandes economías emergentes como Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica”. Los actuales miembros son Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Eslovaquia, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungría, Islandia, Irlanda, Italia, Japón, Corea del Sur, Luxemburgo, México, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia, Suiza y Turquía.

En el caso de Chile, su Legislativo debió sancionar varios proyectos de ley para cumplir con los estándares exigidos; el último que aprobó fue sobre intercambio de información tributaria, pero antes había dado el visto bueno a otros tres, que apuntaban a un nuevo gobierno corporativo de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco), mejoras en gobiernos corporativos de empresas privadas y responsabilidad penal de personas jurídicas en delitos como cohecho y lavado de activos.

La noticia fue bien recibida por el gobierno. Para Andrés Velasco, ministro de Hacienda, el ingreso “es como clasificar para el Mundial, donde están los 32 mejores equipos”. “Aquí en la OCDE son 30 y con Chile vamos a ser 31, con la diferencia de que no clasificamos para el Mundial por una vez sino para siempre, porque ésta es una membresía permanente”, agregó. En la misma línea, y lejos de los cuestionamientos que señalan a la organización como “club de países ricos”, la presidenta Michelle Bachelet valoró positivamente los objetivos de la OCDE al señalar que Chile puede “asumir este logro como una gran oportunidad para ingresar a un grupo de países en el que vamos a poder compartir las lecciones que ellos aprendieron en ese salto al desarrollo, que fue muy exitoso”.

Razones varias

Según cifras del Fondo Monetario Internacional para 2008, Chile es el segundo país de América Latina con mayor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, superado sólo por México y seguido por Uruguay, Argentina y Brasil, respectivamente. En dólares per cápita, esto se traduce en 10.235 dólares para México, 10.124 para Chile, 10.082 para Uruguay, 8.214 para Argentina y 8.197 para Brasil. La comunidad internacional suele poner a Chile como ejemplo a seguir en la región, entre otras cosas por su sostenido crecimiento económico, su exitosa combinación de economía de mercado y políticas públicas sociales, y su manejo eficaz de las cuentas públicas.

En los últimos 20 años la tasa promedio de crecimiento de la economía chilena fue de 5,7% anual, una de las más elevadas de la región; para ese período Uruguay registró un promedio de 3%. En Chile, la expansión fue acompañada por un fuerte plan de ahorro fiscal, por el cual el sector público prácticamente no necesitó recurrir a financiamiento externo. El país posee cuantiosas reservas monetarias muy superiores a su bajo stock de deuda pública.

Según el último Informe de Estadísticas de la Deuda Pública publicado por el Ministerio de Hacienda en setiembre, la deuda del gobierno central hasta junio de 2009 se situaba en 8.119.000.000 de dólares, en tanto que las reservas brutas del Banco Central ascendían a 32.620.000.000 de dólares. La relación neta entre activo y pasivo arroja un saldo positivo de 24.501.000.000 de dólares, inversa a la que presenta Uruguay; mientras que la deuda del gobierno central chileno representa tan sólo 25% de sus reservas, en Uruguay la misma ecuación arroja un resultado de 174%.

Metaleros

El crecimiento sostenido de las reservas de Chile fue posible gracias a una fuerte política de ahorro impulsada desde el gobierno, cuyo sostén fue la obtención de altísimos superávits fiscales. En 2008 el superávit primario representó 5,2% del PIB, equivalente a 9.000.000.000 de dólares; para 2007 había sido de 8,7%, 14.453.000.000 de dólares; y en 2006 se situó en 7,9%, 11.285.000.000 de esa moneda. Los ingresos del Estado se han incrementado como consecuencia de los altos precios de los bienes que exporta, particularmente de los asociados a las ventas de cobre. Éstas representaron el 52% del total exportado durante 2008, alcanzando los 36.488.000.000 de dólares. Además, el Estado juega un papel estratégico en la extracción y comercialización del metal, ya que maneja la principal compañía del sector, la citada Codelco. Esta empresa, la más importante del país, es el primer productor de cobre del mundo.

La alta incidencia del cobre en los ingresos fiscales y en la economía chilena en su conjunto hace que el país sea altamente sensible a los variaciones de los precios internacionales. Sin embargo, las autoridades han comprendido los riesgos que implica la alta dependencia de esas exportaciones, y procuraron poner en marcha políticas contracíclicas para cuando el escenario de precios internacionales no sea del todo favorable. Así lo hicieron durante 2009, con el precio del metal cayendo y la economía sintiendo los efectos de la crisis mundial. Aunque finalmente Chile no logró escapar de la recesión, los efectos sobre la actividad han sido moderados y para 2010 los analistas esperan una sólida recuperación de la economía.