Cerrar filas contra el adversario común les resultó muy provechoso a los dirigentes frenteamplistas en la campaña electoral, pero ahora llegó el tiempo de discutir cómo se integrará el próximo gobierno, y reaparece la puja por objetivos sectoriales. En ese marco, y mientras comienza la danza de nombres manejados para orientar áreas de la administración pública, muchos miden la incidencia que logrará cada una de las corrientes que presentaron listas en octubre. Pero esa mirada no registra uno de los factores que serán más importantes durante los próximos cinco años.

No es porque ese factor esté oculto. Su presencia fue evidente sobre el estrado desde el que la fórmula del FA se dirigió, en la noche del domingo, a la multitud reunida frente al hotel NH Columbia. Allí estaban, felices bajo la lluvia, José Mujica y Danilo Astori, pero esos dos dirigentes no representan a todas las fuerzas que podrán incidir en el próximo gobierno, y -esto no es prematuro en la política, aunque todos se cuiden de decirlo en voz alta- en la definición de la fórmula del FA para 2014.

Habrá varios otros jugadores en la cancha, pero en especial hay uno que, si entra en ella, desempeñará un papel clave. No tiene sector propio ni legisladores que formalmente le respondan, aunque es posible que cuente con algún representante oficioso en el próximo gabinete. Se llama Tabaré Vázquez y eso es más que suficiente.

Desde su irrupción en el escenario político uruguayo, hace 20 años y algunos meses, rara vez sus jugadas han sido lineales y obvias. En el año electoral que termina, lo más evidente fue su preferencia por la precandidatura de Astori, pero no debe olvidarse el modo en que dejó correr la iniciativa reeleccionista (que no necesariamente era sólo un bluff para desalentar la postulación de Mujica), ni el alineamiento, luego, de notorios vazquistas en la aventura de la “tercera opción” encabezada por Marcos Carámbula (que no hay por qué ver como una operación orientada a disminuir la votación del mujiquismo: de hecho, los astoristas la vivieron como algo que sólo servía para perjudicarlos).

Si en los próximos cinco años hay una polarización entre los seguidores de Mujica y de Astori, quizá las eventuales intervenciones del que será ex presidente no incidan siempre hacia el mismo lado. Entre otras cosas, porque Vázquez y Astori tienen la misma edad (el actual mandatario es algunos meses mayor), lo cual significa que, si 74 años no parecen muchos para una nueva candidatura a la presidencia del primero en 2014, tampoco deberían parecer muchos para que le toque, por fin, el turno al segundo.